Capítulo 42: Alzack

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Zack.

Me muevo en la cama con un fuerte dolor de cabeza, abro mis ojos sintiendo mi cuerpo doler.

— Buenos días. — dicen, pego un salto cuando veo a Álvaro verme de forma seria. Un fuerte dolor se instala en mi cadera y trasero, ni siquiera le pregunto por el dolor o por que estoy desnudo.

— Si estás riendo es por que hice algo tonto.— digo, tomo las pastillas aún lado junto con el agua.

— No diría que es tonto... fue peor.— me asusto, el me mira curioso.  — Le dijiste a Dylan que Eva estaba embaraza.— maldigo. 

— Estoy jodido.— lloró, Eva definitivamente me iba a matar.

— Si que lo estás. — hago una mueca, lo miró. Muerdo mi labio en cuanto notó que no trae camisa, el me mira divertido. Se acerca hasta mi para sentarse a mi lado, su rostro se acerca al mío cada vez más.

— Puedo

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— Puedo...— me sonrojo, el me da una mirada completa para levantarse. Toma mi mano para jalarme fuera de la cama, me saca de su habitación caminando hasta otra habitación.

Quedo sorprendido al ver todo lo que hay, no me perderé en explicar simplemente diré que esto es peor que su club.

El me lleva hasta un sillón rojo, sabía para que era. Mis amigos se pasaban viendo vídeos en donde salían, quedo un poco tenso cuando me hace sentarme en el y estirarme.

Su mirada baña mi cuerpo de deseo y de miedo, fue mi culpa por tentarlo.

— ¿ Cuál es la palabra de seguridad?— pregunto en cuanto veo como abre una puerta y saca algo de metal.

— No tengo palabra de seguridad, cariño.— mi vida pasa por mis ojos en cuanto el se acerca a mí. Deja un beso en mi pecho para luego poner unas pinzas pequeñas de metal, me quejó.  — Aún no conoces tu cuerpo, no sabes que es lo que te excita, no sabes que es lo que odias, no sabes nada... aún te duele cuando entro en ti, por ende. Hoy te llevaré a tu límite de placer y de dolor.— me mira, sonríe.

Creí que era un Ángel por la forma en la que cuidaba de mi, pero su sonrisa sólo me deja claro una cosa.

El diablo es bueno cuando quiere que caigas en su trampa.

▪︎  ▪︎  ▪︎


El amor, el deseo, el dolor y el placer no es lo que alguien espera cuando conoce a alguien.

El amor que me brindaba Álvaro muy a su pesar que solo sea una faceta para hacerme caer a sus pies, Me hace sentir seguro.

El deseo tan fuerte que me hace ahogarme con mis propios gemidos, el deseo que quema mi pecho como si de fuego del infierno se tratase.

El dolor que siento al sentirlo golpear y pellizcar mi cuerpo me hace perder la cordura, es un dolor que consume mi auto control.

El placer que me da que hace mis manos intenten juntarse pero las cadenas no dejan, el placer que me embriaga cual alcohol para un borracho. El placer que me da con tan solo mirarme, tocarme, hablarme.

Álvaro Clark era solo una cosa.

Mi más, deseosa y dolorosa perdición.

Y como masoquista que soy, me encanta.


•••

Aclaro que deben escuchar la música para que se sientan motivados y puedan leer.

Yes, Daddy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora