Capítulo 32: Lo siento.

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Diana.

Respiro hondo dejándome caer en mi asiento, pongo mi cabeza en la mesa ignorando a la maestra de matemáticas.

No puedo decir cuántos días ya han pasado, pero si se que el juego es en unas horas. Desde ese día no he vuelto a ver a Aarón, incluso se fue de la escuela pero sospecho eso es por la foto que hizo viral la oxigenada.

— Oye... puedo ver el humo salir de tu  cabeza. — alguien habla, lo ignoró hasta que siento como alguien tira algo a mi cabeza. Me volteo enojada viendo a uno de los amigos de Eva.

— ¿Tú qué haces aquí? Idiota mayor.— lo reconocí, es el mayor de los idiotas de Eva. El me sonríe mientras toma sus  cosas, hago una mueca mientras se levanta de su asiento y se sienta a mi lado. — Claro, puedes tomar asiento.— sonrió falsa.

— Estoy aquí desde el primer día pero... no se si estabas tan ocupada viendo al profesor Clark o tan ciega que no me notaste.— blanqueó mis ojos en cuanto habla de Aarón, oficialmente ya nadie paraba de hablar de eso. Todos me miraban y eso me empezaba a alterar. Dejo mi cabeza en la mesa, mis ojos se cierran al instante por las incontables horas de sueño que me saltó.

Hice tan mal en decir esa palabra.

Fuego... nuestra palabra clave para romper todo y no volver a vernos.

— Oye... ya podemos irnos.— abro mis ojos sintiendo los húmedos, me tapo con las mangas de mi abrigo limpiando mis ojos. El me mira atentó, da un suspiro pasando su mano por el cabello.

— Escucha... soy horrible con los consejos. Realmente Eva cayó en las fiestas solo por que le dije que se vive una vez. El punto es que, no debes llorar.— toma mi cabeza regando mi cabello, lo miro con una mueca.  — Para empezar eres muy bonita para llorar por alguien, Segundo... si el chico no te busca debes entender que no perdiste a nadie, te perdieron. — extiende su mano, le doy la mía ganando su sonrisa. Me pongo mi mochila para salir del salón con el a mi lado, en todo el camino hacia el comedor empieza a hacer varias bromas.

Idiotas pero con sentimientos... quien lo diría.

▪︎  ▪︎  ▪︎

— Bien...  ya es hora. Recuerden que deben lucirse, es su día. — les doy una sonrisa viendo el campo llenarse, cada uno se va a saludar a alguien. Yo me quedo en mi lugar analizando todo, teníamos una rutina con pasos de bailes bien hechos pero también teníamos acrobacias.

— Señorita Diana...— miro al Director con una sonrisa, detrás de el hay otro señor. El me extiende la mano y la tomo como cortesía, al principio parece sorprendido peor que puedo decir.

Aarón es bueno con lo que hace.

— El es el director del programa de gimnasia de la universidad que te hable.— asiento soltando su mano y dando la al otro caballero, el la toma con confianza.

— Vi sus vídeos Señorita Diana, Es muy buena. Me gustaría que visitara nuestro lugar de entrenamiento.— le doy una sonrisa para devolverme a mi lugar, busco en mis bolsillos mi teléfono con la musica. Maldigo cuando noto que lo deje en las duchas.

Corro hasta las duchas yendo hasta mis cosas, cuando tomo mi teléfono salgo de aquel lugar. Puedo escuchar como dan la bienvenida a la otra escuela, camino rápido topandome con un pecho firme.

— Diana...— mi nombre sale de sus labios en un susurro pequeño, miro al suelo a otro lado. Observo la caja en su mano, eran sus cosas de maestro.

— Espero que tenga una buena vida Señor Clark. Si bien terminamos de una mala manera, eso no es impedimento para hacer una amistad en el futuro. — sonrío, el hace una mueca.

— Lo menos que quiero es ser tu amigo Diana... me gustas desde que te vi por primera vez, no me hagas esto... por favor.—  pongo mi mano en su mejilla para darle una sonrisa.

— Crecí viendo a mis padres llevando a sus amantes a mi casa, crecí escuchándo como follaban con otras personas. Por años odie el romance, la infidelidad y todos esos temas.— dejo de tocar su mejilla para verlo, mi sonrisa se borra. — Por más enamorada que este de ti, Aarón Clark. El saber que estabas comprometido y que yo estaba contigo, no puede ser perdonado tan rápido. Lo siento.— me doy la vuelta para seguir mi camino, justo cuando abro la puerta puedo escuchar la caja en sus brazos caer.

Doy un suspiro hondo, lo correcto duele Diana.

Con  una sonrisa fingida vuelvo al campo, le doy mi teléfono a Zack quien corre para llevárselo a quien está encargado de la música. Sonrió al recordar el por que Eva llega tarde, miro a mi equipo.

— Espera... tu qué haces aquí?— pregunto molesta, el chico que en todos los ensayos me dejo caer me mira con pánico.

— El.. el se enfermo.. así que vine a- a cubrir su puesto. — gruño cuando noto que ya no tenemos más tiempo, se pone detrás mío tomando mi cintura poniendo sus manos, lo podía sentir temblar.

— Me dejas caer y me encargo de romperte los huesos.— antes de que el diga algo la música termina.

Llegó la hora de dar lo mejor.

Yes, Daddy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora