III

13.2K 1.4K 477
                                    





III. Presentaciones e Invitaciones.



Algo que llama la atención en Flagstaff son los largos y diversos caminos para recorrer el bosque que lo rodea.

Yo no era de hacer mucho ejercicio, pero adoraba caminar, era bueno para la salud física, además de que ayudaba a despejar la mente. Los bosques de Flagstaff eran el paraíso que necesitaba.

Era sábado, 7 de Julio, me había levantado a las seis de la mañana para salir a caminar un rato, a pesar de que ya había salido anteriormente con mi padre a caminar, aún no reconocía bien los caminos y quería aprendérmelos para ya poder empezar a andar con más confianza.

El bosque estaba cerca de mi casa, por lo que troté hasta este. Al ser temprano no se sentía tanto calor, pero algo que había aprendido de Arizona es que no se mantendrá mucho tiempo así y antes de las nueve de la mañana ya se sentirá bastante caliente.

Me adentré al bosque buscando un camino que seguir, los caminos cuentan con señalamientos que te indican por dónde ir, por lo que las probabilidades de perderse son muy bajas. Con lo que si tenías que preocuparte era de los osos, pues a pesar de que evitaban a los humanos, este seguía siendo su hogar, y podían llegar a andar cerca de los caminos. Sin olvidar otros animales.

Al encontrar el mismo camino que había recorrido antes con mi padre no dudé en seguir este, comencé a andar adentrándome más y más en el bosque. No traía mi teléfono ni algo con lo que escuchar música, pues en caminatas así no me gustaba perderme del sonido de la naturaleza, además de que yo era algo paranoica, escuchando música no podría escuchar si algo o alguien se acerca a mi.

Seguí caminando de vez en cuando bebiendo pequeños tragos de agua. Miré el reloj en mi muñeca, ya había andado casi una hora por lo que creía sería un buen momento para regresarme. Hice mi camino de regreso, todo iba bien hasta que llegué a una desviación, y esto se me hizo extraño, yo no recordaba haber pasado por una desviación cuando venía.

Mordí mi labio inferior debatiéndome en cual camino continuar, ¿derecha o izquierda?

Mientras me decidía escuché pasos acercándose, lo cual me alegró pues podría preguntar qué dirección tomar para no perderme. Me volteé algo aliviada, aunque por los próximos segundos olvidé hasta la razón por la que estaba aquí;

Miré a dos tipos trotar hacia mi, o en realidad siguiendo su camino. Ambos traían shorts deportivos negros de la marca Nike, y sus playeras blanca y gris respectivamente también portaban aquel logo. Su piel blanca era adornada por gotas de sudor a causa del ejercicio y estas hacían que su pelo rubio oscuro/café claro se pegara a los lados de sus perfectos rostros. Ambos se parecían mucho, ¡demasiado! Pero lo que más los diferenciaba era el color de sus ojos, uno los tenía azules, y el otro café oscuro.

—Buenos días, ¿estás perdida? —El de ojos azules saludó y se detuvo junto a mi, por consecuencia el otro también se detuvo, al hacerlo reparé en lo altos que eran, casi o igual de altos como el tipo que había conocido ayer.

—Buenos días, y si, me temo que no sé qué camino tomar, ¿sabes cuál me sacará a la calle Hill? —Inquirí y él me miró mientras sonreía amable totalmente diferente al de ojos oscuros, quien tan solo me miró mal antes de desviar su atención a otro punto en el bosque.

—Está peor que los turistas. —El de ojos oscuros se quejó entre dientes.

—¡Horem! —El de ojos azules lo riñó bajo. —Disculpa a mi hermano, las serpientes lo han puesto de mal humor. —Mencionó apenado. —Y si, sé cuál es el camino a esa calle, de hecho, nosotros también vivimos en esa misma calle, eres la nueva, ¿no? —Asentí.

HEBER  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora