XX

8.3K 1.1K 752
                                    






XX. El Momento En El Que Todo Salió Mal.




Una semana.

Exactamente una semana transcurrió en la que no me atreví a salir, en la que fingí sentirme mal para que mis padres no se preocuparan. En la que todo lo que pensaba era evitar a los hermanos Hagebak.

Incluso bloqueé el número de Hiel.

No tenía que pensarlo mucho, simplemente no quería correr riesgos, si mis supuestos sueños sucedieron en realidad, ¿quién me decía que no sería la próxima con el cuello cortado?

Viéndolo detenidamente no había muchas posibles explicaciones, solo tres:

Número 1: Me estoy volviendo loca y en realidad los piquetes en mi cuello fueron una extraña coincidencia.

Número 2: Los hermanos Hagebak armaron todo un teatro para jugar conmigo, pero en realidad todo fue falso.

Número 3: Los hermanos Hagebak realmente mataron a alguien y planean hacer lo mismo conmigo.

Rasqué mi frente. Mi antiguo vecindario homofóbico no se compara con este vecindario de locos. ¿Será muy tarde para regresarme a Dinamarca?

—¿Lærke? —Escucho la voz de mi padre Dante.

—Pasa. —Respondí desde mi cama.

La puerta se abrió y entró mi padre con lo que parecían ser unos panqueques con fresas y miel encima. También traía café y un poco de jugo de naranja.

—¿Cómo te sientes? —Me preguntó.

—Mejor. —Respondí incorporándome en la cama para poder tomar la charola con comida. —Gracias, pá, me ahorraste tener que levantarme un día domingo. —Canturreé y él sonrió.

—De haber sabido que ya te sientes bien no me hubiera molestado, pero anda, desayuna. —Besó mi frente. —Había olvidado mencionártelo, pero el señor Darío vendrá más tarde a almorzar con nosotros.

Lort. —¿También vendrán sus hijos? —Cuestioné.

—Tengo entendido que sólo vendrá uno de ellos, dijo el nombre, pero lo olvidé. —Respondió mi duda.

—¿Tengo que estar presente?

—Si, tenía pensando que te quedaras en tu habitación, pero como ya te sientes bien no veo motivo para que te quedes encerrada. —Habló alejándose. —Desayuna y después baja los trastes sucios. —Mi padre cerró la puerta dejándome sola, miré los panqueques, ya no se veían tan apetecibles.

Mientras desayunaba medité todo lo que podía hacer. Podía seguir ocultándome de los hermanos Hagebak, pero siento que no será tan fácil, además, ellos podrían sospechar que ya sé que mis sueños en realidad no lo fueron. Podía seguir mi relación con ellos (con Hiel específicamente) y fingir que no sé nada, de esta manera, podría investigar a fondo que mierda es lo que hacen y qué quieren hacer conmigo. Otra cosa que podía hacer sería seguir con Hiel, y en el momento adecuado terminar mi "relación" con él poniendo como pretexto a la universidad. Y aunque eran soluciones relativamente buenas, no estaba tan segura de que funcionarían... no al menos que fuera demasiado cautelosa.

Para vencer al enemigo primero tienes que asegurarte de que en realidad es tu enemigo.

¿Había la posibilidad de que los hermanos Hagebak no quisieran hacerme daño?

Aún no sabía que mierda había visto en el bosque, ¿debería investigar primero antes de llegar a conclusiones? Porque si seguía así, basándome en especulaciones, probablemente terminaría loca.

HEBER  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora