XL

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XL. El final de la historia.


 El final de la historia

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Lærke.

Alcanzo mi blusa poniéndomela para así tapar mi desnudez.

Me levanto de la cama y siento como todo escurre por el interior de mis muslos. Mis nalgas arden y hay incomodidad cuando camino. Horem me repasa, se supone que estaba por irse -como hace rato-, sin embargo vuelve, me toma de los hombros y me planta frente al espejo de cuerpo completo que tengo en mi recámara.

Se para detrás de mi, pasa su brazo izquierdo por encima de mi hombro y su mano me toma de la barbilla. Su otro brazo está rodeándome por la cintura, pegando mi espalda a su pecho. —Mira lo bien que te ves recién follada por mi. —Y lo hago, me gusta y me enciende lo que veo.—Grábatelo bien porque nadie más te hará lucir así.

Trago duro, me gusta el egocentrismo de Horem.

Aunque ese sentimiento caliente se ve rápidamente opacado por un recuerdo oscuro de Dinamarca, cierro los ojos diciéndome que no puedo dejar que me siga consumiendo, especialmente ahora que ya me había dejado llevar por la caricia oral de Horem.

Abro mis ojos y estos encuentran los suyos en el espejo, él me está mirando atento, y no entiendo porqué no lo detuve, ¿por qué le permití a él que me acariciara como lo hizo? No sé qué carajos nos pasa a ambos, pero su mano derecha baja introduciéndose por debajo de mi blusa, al subir su mano sube la tela comenzando a exponer mi piel. Sus dedos rozan mi pezón derecho comenzando a estimularlo, es más que simple excitación lo que siento en este instante, son las ganas de borrar los malos recuerdos y sustituirlos por unos más placenteros.

—Horem. —Lo llamo tomando su mano libre, llevándola hasta mi entrepierna que se ha empapado más. —Vuelve a hundir tu rostro aquí.

Él sonríe y se coloca frente a mi. Me saca la blusa y besa rabiosamente mis labios bajando por mi barbilla, pechos y ombligo. Se hinca frente a mi, no deja de mirarme y sus ojos muestran que aunque se está hincando, el del dominio sigue siendo él. Me apoyo de la pared cuando él alza mi pierna izquierda colocándola sobre su hombro. Gimo alto cuando su rostro se hunde en mi entrepierna y me obligo a mantener los ojos abiertos viendo cómo me devora.

Decía que no me gustaba el sexo oral, pero en realidad lo que no me gustaba eran los recuerdos que esa acción evocaba. Reitero; no sé cuál es el motivo, no obstante, prefería mil veces tener la imagen de Horem entre mis piernas antes que los malos recuerdos. De ahora en adelante, cada vez que pensara en el sexo oral lo haría pensando en el placer que Horem me estaba dando.

➖🗝➖

—¿Me estás escuchando? —Novalee sacude su mano frente a mis ojos.

—Perdón, no he dormido bien. —Miento sobando mis ojos. —¿Decías?

—Te decía que este viernes mi hermano celebrará su cumpleaños. —Me hace saber. Hoy era lunes día primero de Octubre.

HEBER  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora