XXIX

8.4K 1K 825
                                    





XXIX. Buscar y Encontrar.


 Buscar y Encontrar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Años Atrás.


Darío Hagebak había crecido en una familia bastante religiosa.

A los siete años podía recitarte los 66 libros de la Biblia en orden cronológico y alfabético. Sabía cómo se dividían los libros, cuales formaban parte del Antiguo y Nuevo Testamento. Podía también recitar siete salmos completos, incluso se sabía de memoria diversas porciones de la Biblia. Conocía las historias plasmadas en aquel sagrado libro, aunque sólo las más "populares". Y no, no había sido obligado por sus padres, Darío tenía un genuino interés en las sagradas escrituras, tenía interés en Dios.

Con el transcurso de los años, el interés por Dios creció en Darío, le interesaba todo lo que tuviera relación con la biblia. Le gustaba mucho como su creador era un Dios de amor, lento para la ira, pero grande en misericordia; un Dios que perdonaba y recibía con los brazos abiertos.

Dios era amor, y Darío lo sabía, pero también sabía que había un gran problema con la iglesia, con las personas que usaban el nombre de Dios en vano.

Darío nunca se atrevió a juzgar a los demás, principalmente porque nadie más le interesaba lo suficiente como para entrometerse o querer saber de sus respectivas vidas. Al crecer, Darío siempre intentó ser generoso, apoyar al necesitado, pero lo hacía en silencio, no quería vanagloriarse. Lo único que importaba era que lo hacía de corazón.

El único heredero de la familia Hagebak tenía muy claro que cuando el momento llegara, adoptaría. No tenía deseo alguno por hijos biológicos, en el fondo él sabía que le traería más dicha adoptar; ayudar a un niño que lo necesitara.

Cuando se comprometió,  planificó su vida de casado, y en esta no figuraba ninguna adopción dentro de los primeros cinco años. Adoptaría, si, sólo dos niños, pero lo haría cuando tuviera cinco años de casado con su futura esposa.

Pero en la vida no siempre resulta lo que se planifica.

Un mes antes de que se casara, Darío Hagebak hizo un viaje de negocios a un país Europeo, y en este encontró dos niños, los cuales, ante su historia, no dudó en adoptar en ese mismo instante. Ese fue el primer momento en el que Darío movió sus influencias y aprovechó su poder para obtener lo que creyó correcto.

Darío Hagebak jamás se arrepentiría de haberlo hecho, porque aquel momento en el cual miró el rostro de aquellos niños, los sintió sus hijos. De él.

Y los llevó con él a Flagstaff Arizona.




Huram H.

Durante todo el servicio no puedo dejar de prestarle atención a Lærke, y sé que no soy el único.

Ella luce bastante concentrada en lo que el pastor de la iglesia predica, hay momentos en los que hace unas muecas que marcan su confusión ante lo que escucha. Realmente está poniendo atención.

HEBER  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora