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XXVI. Sorpresa.


"Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el amor;
Duros como el Seol los celos;
Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama."

Cantares 8:6
RVR1960


Fecha Desconocida.

Lugar Desconocido.

Persona Desconocida.


Los cabellos rubios se extienden sobre las hojas secas que trae el otoño.

La joven de 16 años ríe mientras aquel varón de la familia Hagebak le acaricia el rostro con delicadeza, trazando su perfil con los nudillos de su mano izquierda.

Se recuesta sobre ella, cuidando de no llegar a aplastarla tanto, sumido en la tierna belleza de la chica, el varón no logra abstenerse y le propina un suave beso en aquellos labios rosas, ni tan gruesos o tan delgados, del tamaño perfecto. La chica rubia cierra los ojos, él la hacía tocar el cielo ante el menor roce.

No tenía la menor duda de que Dios existía, pues sólo él con sus manos expertas y gloriosas podría crear a una criatura tan perfectamente hermosa como lo era aquella mujer recostada debajo de él.

—Bajo el cielo. —Comenzó a hablar la muchacha. —Bajo el cielo. —Repitió. —Bajo el cielo hago el pacto de que siempre te amaré.

»Toma mi cuerpo, mi alma, mi corazón y mi mente. Tómalo todo de mi, y haz con estos lo que te plazca. Para mi el vivir eres tú, y el morir no me aterra. Tómalo todo, porque sin ti nunca estaré completa.

»Si Eva fue a Adán; yo soy a ti, Hagebak.

Aquel joven de apellido Hagebak sonrió.

Era una lástima que ella dijera eso, porque todo lo que él tocaba, lo pudría, lo destruía y finalmente lo eliminaba.

¿Cómo pues sería posible para él tratar de no dañar al ángel que yacía a sus pies?

Le volvió a besar los labios, y mientras lo hacía, pensaba en maneras de intentar salvarle la vida.


Actualidad.

Agosto 11, 2018.

Flagstaff, Arizona.

HEBER  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora