La Fiesta

333 13 5
                                    

Entramos y nos encontramos con los compañeros de Thomas, o eso suponía yo que eran, había unos 50 hombres, mujeres no había, tenía sentido ya que por algo fui la primera mujer elegida para esto.

Todos estaban dentro de la mansión y entraban perfecto, es increíble lo grande que puede llegar a ser esto, en un momento me mezclo con la gente, aún está la luz prendida y no comenzó la fiesta, me doy la vuelta para atrás y, perdí a Thomas.

¿Dónde se pudo haber metido?

No me iba a poner a gritar como loca por toda la mansión, así que solamente me digne a ir al único lugar que conozco bien la llegada, la oficina del jefe.
Entró sin golpear de vuelta, y el jefe estaba con una mujer, hablando muy cerquita los dos, algo en mí empieza a surgir, ¿rabia?.

La mujer tenía su encanto, rubia tono bien clarito, vestido rojo ajustado que marcaba bien sus curvas, labial rojo pasión, ojos celestes como literalmente el cielo, piernas delgadas y perfectas.

¿De dónde salió esta mina?

¿De perfeccionalandia?

Toso incómodamente para llamar más la atención, aunque ya había llamado la atención, pero quería que se alejen, noto como la rubia me mira de arriba a abajo, determinando cada maldito detalle de mí, y debo de admitir que no estoy bien vestida ni bien arreglada a comparación de ella, y eso me molesta.

El jefe la mira a ella y se dirige a sus labios. — Bueno, Nos vemos después Amber. — Le guiña un ojo.

Ella se muerde el labio y le toca la mandíbula. — ¿Dónde siempre?. — Sonríe coqueta.

Hace una sonrisa mientras le mira los labios. — Donde siempre.

Le dió un beso en el cachete y se fue, sí, no se despidió conmigo, nisiquiera una mirada, ya le puse la cruz, la odio.

El jefe se me acerca a mí pero yo ya tengo demasiada rabia acumulada, y sin sentido, que es lo peor.

Cierro la puerta y me apoyó en ella.

Él apoya el brazo derecho mientras me mira fijo y dominante. — ¿Por qué no tocas?, así te ahorras momentos incómodos.

Mis emociones están a punto de explotar, voy a decirle todo lo que siento en este momento, pero tengo que aguantar, sí.

Empieza a darme una mirada fría. — Además, no te pones solamente incómoda vos sino también a Amber y a mí, debes saber más de educación.

De tanto aguantarme las emociones ya estoy roja, se lo diré de una. — ¿Qué pasa?, ¿tanto quería estar a solas con esa, Amber?.

Me mira confundido. — ¿De qué hablas?.

Hago una risa sarcástica. — De qué hablo, hablo de que me di cuenta cómo coqueteaban, o ¿qué, te pensas que nací ayer?.

Se acerca más a mí y mí respiración se va al carajo.
— ¿Acaso eso te importa?, no somos nada para que me estés reclamando, así que si no tenes nada más para decir, vete.

Frialdad entrando al chat

Me dolió, pero no lo demuestro. — No sabía que te molestaba tanto mí presencia.

Me mira a los ojos. — No me molestas, solamente me molesta que me reclames como si fueras mí novia. — Deja de hablar por un segundo y se acerca mucho más a mí. — A menos que, me reclames porque te gustaría serlo. — Se relame los labios.

Fuck

Nunca pensé que alguien podía ser tan jodidamente sexy, podría decir que él es mí fantasía sexual

Hermanos De La MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora