Anécdotas

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Estamos en el hospital, esperando por una respuesta que nos brinde confianza, Luka hace unas horas que estaba ahí dentro y todo fue tan repentino que comenzaba a matarme interiormente.

Sentía un enorme vacío, más que el de antes, el cual me recordaba una y otra vez que Luka estaba en peligro, y yo no podía hacer nada.

Absolutamente nada

Me siento mareada, intento estar lo más estable posible para esperar la respuesta del médico, que aún no salía.

Miro de reojo a Jordan... o Joss que en este momento estaba demasiado nervioso, notaba como sus pupilas estaban dilatadas y su corazón estaba a mil. Ni hablar de la respiración la cual estaba entrecortada y veía unos pequeños escalofríos hacerse presentes en su piel.

Él, al igual que yo estaba ahogado en sus pensamientos borrando todo su alrededor para torturarse.

Marcus estaba al lado de él, intentando contenerlo en un abrazo mientras éste seguía perdido en si mismo soltando unas lágrimas de vez en cuando.

Llega el médico hacia nosotros y noto que era exactamente el mismo médico que atendía a Eva. El doctor me quedo mirando unos segundos y luego desvío la mirada intentando ignorar mi presencia.

— ¿Cómo está?. — Pregunto alterada y me robo la atención de el médico.

— Él se encuentra estable, su herida no llegó a infectarse y eso es una gran suerte. Me alivia que lo hayan traído justo a tiempo, porque si a este chico lo hubieran traído media hora después moría desangrado. — Respondió fríamente y noté como todo mi cuerpo se helaba, siquiera imaginar que Luka podría estar muerto ya me causaba un terror, su ausencia permanente causaría en mí un dolor inexplicable. — Su zona de las muñecas ha sido muy maltratada, ya había tenido varios cortes ahí, pero este último fue el más profundo y el que causó su desmayo. Ahora el chico tiene que descansar unos cinco días hasta recuperarse, es la etapa que tiene que tardar para que la sangre pueda llevar nutrientes y oxígeno a la zona herida.

— Entonces, ¿podemos decir que está bien?. — Pregunta Joss aún con temor.

— Sí, claro, solo que, les recomiendo que este chico vaya a terapia, que hable sus problemas, el cortarse la piel puede ser un tema muy grave que solamente un psicólogo o psiquiatra podría curar.

— Se lo diremos. — Responde Marcus a un lado de Joss.

El médico asiente y me mira por última vez hasta girarse sobre su propio eje y retirarse del lugar.

Pausa su caminata cuando de mí sale una pregunta. — ¿Podemos ir a verlo?.

Se gira para verme. — Sí, está en la habitación 28. — Queda en silencio unos segundos para luego suspirar. — Él se encuentra en su estado más débil y vulnerable, por lo tanto si lo van a ver él solo va a poder escucharlos, y sus movimientos serán casi escasos.

— Con que sepa que estamos con él, a mí me basta. — Respondo en una sonrisa.

El médico solo se limita a asentir y nos trae a una enfermera a que nos lleve a esa habitación 28.

Empezamos a caminar las interminables escaleras que nos llevaban al segundo piso en donde se encontraban las habitaciones del 20 hasta el 30.

Una vez que encontramos la habitación me quedé mirándola un segundo hasta que Joss decide abrir la puerta lentamente.

Allí se hallaba mi ángel

Ese ángel que tenía sus alas cortadas, pero que aún así éstas le prometían que volvería a volar

Hermanos De La MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora