La fragilidad de la vida.
Un momento estamos riendo y al otro sepultando.
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—¡Mueve ese trasero, rojita! —grita Arthur desde la orilla de la playa, lo veo y toma un trago de su cerveza guiñándome un ojo.
—Cállate idiota.
—¡Jhan, ven muévelo como tú sabes! —exclama entre risas el tonto de Gian.
Él es italiano. Solo tiene dieciocho años. Hace tres años entró en la organización, no podía costear el tratamiento de su madre y tuvo que dejar el instituto para buscar un empleo, pero por falta de experiencia no le dieron ninguna oportunidad, en cambio, Dyclan se la dio y nos puso a cargo de él. Es como nuestro hermano pequeño.
Sonrío y le saco la lengua a ambos, doy una última calada a mi cigarro y lo tiro a un bote que tengo cerca, comienzo a mover la cabeza y dejo que el ritmo de la electrónica entre en mi sistema, hago unos pasos con mis pies y mi cuerpo de inmediato se llena de adrenalina.
¡Amo sentirla!
Sonrío al ver a los idiotas de mis amigos, me acerco a la orilla y los halo hacia mí y empezamos a saltar y gritar una y otra vez. Toda la playa se halla congestionada, personas gritando y brincando con las bebidas en las manos.
—Rojita, voy a buscar una Culish. ─Ríe cuando le doy una mirada irónica, no soporto como llama a sus conquistas—. No te pongas celosa sabes que este blanquito es todo tuyo —dice con una sonrisa radiante pasando sus manos por su abdomen bien ejercitado.
—Presumido de mierda, ¡largo de aquí! —Hago un ademán con mis brazos y su carcajada me hace reír más fuerte—. Es un idiota. —digo entre dientes viendo como se acercar al tumulto de gente.
Me tiro en la arena y dejo que el agua moje mis pies, al fondo la música está en sus decibeles más alto. Seguro que en cualquier momento llaman a la poli.
Respiro profundo y mi mirada da hacia el mar, el sol esta cayendo de forma lenta haciendo que los colores del cielo sean un hermoso espectáculo.
—¿Estás bien, Jhan? —Sonrío, él siempre está pendiente de mí.
—Sí —respondo de forma escueta.
—¿Por qué será que no te creo? —Ríe pasando sus brazos por mi hombro y mi cabeza queda cerca de la suya—. Sabes que eres mi hermana mayor y por ti daría mi vida. ─Hace un gesto uniendo su dedo pulgar e índice y se los lleva a los labios—. ¡Te lo juro! Además, pronto tu corazón dejará de sentir dolor y ya no serás una cáscara vacía, Jhandra.
—Gracias, Gian... —Siento como mis ojos se nublan, pero al instante me controlo—. Muchas veces me siento perdida y actuó cuando la situación lo requiere, dejando atrás cada emoción que me asalta. Solo aprendí a ignorar lo que siento para hacer lo que debo.
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(BORRADOR) Jazba Roja © ✔️Próximamente en Físico.
Acción«Qué lástima que el sufrimiento venga de un cielo que de un maldito infierno». »« El mundo de Jhandra Bell colapsa el día de su graduación. El amor no será capaz de hacerle cambiar su decisión. En pleno descenso a la oscuridad encontrará un aliad...