Cuando el mundo se te viene encima solo toca confiar en aquellos que amas.
»«
Parpadeo.
Escucho a lo lejos dos detonaciones, al instante me levanto de una forma brusca de la cama, a pesar del tirón que siento en la herida, no le doy importancia y agudizo mis oídos.
¿Qué está pasando?
Estoy en una de las habitaciones cerca del sótano, no recuerdo en qué momento llegué aquí. Vuelvo a escuchar unas ráfagas, me coloco de pie en un salto, tanteo mi cuerpo en busca de mis armas y compruebo que las llevo encima, sacó una de mi cintura y la recargo, con sigilo salgo al pasillo que se abre ante mí, esta se encuentra solitaria, sin embargo, los disparos siguen sonando desde afuera.
Me acerco a uno de los ventanales y veo encapuchados con chalecos del FBI contra nuestros hombres.
¡Mierda, federales!
Sin perder tiempo me dirijo al sótano, allí es donde estaba la última vez con Aryek y Dyclan, observo todo a mi alrededor a medida que me acerco, hago el menor ruido posible, la puerta está abierta y las detonaciones del fondo hacen que mis pasos al bajar las escaleras queden amortiguados.
—Ahora... —Una gruesa voz que desconozco se encuentra con ellos—. Serán unos policías corruptos que secuestraron y mataron a los Steve — Mi corazón comienza a palpitar de una manera errática.
¿Qué mierdas sucede?
Echo un vistazo desde mi posición y ninguno se percata de mi presencia.
Los veo:
Aryek está apuntando a la figura que está frente a ellos, su rostro está consternado.
Dyclan sujeta su arma fuerte en su mano, la mirada que tiene es de odio y repugnancia.
Los cuerpos de Dan y su padre caen hacia adelante laxos, si no fuera por el agarre de sus ataduras estuvieran ya por el suelo.
Ahogo un jadeo, el tipo está apuntando la cien de James.
—¿Crees que realmente saldrás vivo de mi puta casa? — Dyclan menciona con su quijada tensa y su voz fría haciendo eco en la habitación.
La risa que brota de ese tipo hace que mi respiración se corte.
—Soy el maldito jefe de toda esta ciudad. Desde hace mucho he hecho lo que me ha dado la gana con todos... Ustedes no serán la excepción. Los quiero muertos, de esa manera todo quedará en ajustes de cuentas y sobre todo haré justicia a esta ciudad, borrando un maldito psicópata como tú, Colatelle, y dos metiche policías de pacotillas.
Desde donde estoy no puedo detallarlo, pero no pierdo el tiempo, salgo de mi escondite y disparo.
Comienza el infierno.
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(BORRADOR) Jazba Roja © ✔️Próximamente en Físico.
Acción«Qué lástima que el sufrimiento venga de un cielo que de un maldito infierno». »« El mundo de Jhandra Bell colapsa el día de su graduación. El amor no será capaz de hacerle cambiar su decisión. En pleno descenso a la oscuridad encontrará un aliad...