«Qué lástima que el sufrimiento venga de un cielo que de un maldito infierno».
»«
El mundo de Jhandra Bell colapsa el día de su graduación.
El amor no será capaz de hacerle cambiar su decisión.
En pleno descenso a la oscuridad encontrará un aliad...
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Cuándo el corazón y la razón entran en conflicto.
El caos es una opción. »«
Todo es un embrollo dentro de mí.
Ayer me dejó en el club, pero no pude entrar, pedí un taxi y me vine a casa, me encerré en mi habitación sin saber de nada ni de nadie.
Estaba demasiado feliz.
Estaba demasiado abrumada.
Necesitaba un respiro.
No he visto a Dyclan y sé que estará molesto.
Resoplo.
Hace un rato vino la mano derecha de Dyclan a buscarme a la casa, algo está pasando y sí o sí tengo que ir hacia al club.
—¿Qué pasa, Mok? —cuestiono por tercera vez, me subo al coche y él arranca.
Resoplo y desvío mi mirada hacia la carretera.
—Tenemos algo que hacer. —Es su escueta respuesta después de unos largos minutos.
Niego con la cabeza, suspiro cuando visualizo el club, se aparca y nos bajamos, él se adelanta y sigo sus pasos, entramos al club. Lo primero que veo es a Dyclan con una camisa blanca de vestir y un pantalón azul marino, no me hace falta ser adivina para saber que está molesto.
—¿Dónde carajos estabas, Jhandra? —masculla y sus ojos mieles llenos de furia dan con los míos—, mejor no me lo digas que con esa cara que llevas me lo dices todo. —Su voz se apaga y me hace una seña para que lo siga, mis emociones para él son siempre como un libro abierto.
Suelto el aire que no sabía que retenía y solo veo su ancha espalda, entra a su oficina y se sienta con una elegancia que solo él posee, tomo asiento y su mirada hostil hace que trague saliva.
Respiro profundo.
—El trabajo con Los Latinos será en dos días —informa cortante—, después de eso te tendré a tus pies al asesino de tu hermana.
Mi corazón se paraliza un segundo.
Mi boca se seca y tengo que sujetarme del asiento, porque al instante todo me da vuelta.
—Sirenita. —Escucho a Dyclan llamarme, pero mi visión borrosa no me deja enfocarlo bien.
Tanto tiempo y en pocos días tendré lo que tanto he anhelado...
Mi venganza.
Hermanita por fin podré cumplir mi promesa.
Sonrío.
Cuando llega lo que más anhelas también pierdes lo que más quieres.
