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Harry Styles le dio unos golpecitos en el hombro a Gabe Hamilton, y, cuando este se giró, Harry le sonrió.

-Ya has acaparado a mi hermana lo suficiente. Ahora es mi turno de bailar con ella.

Gabe no parecía muy feliz por la interrupción. Él y Mia habían estado pegados el uno al otro como lapas durante la última hora, pero se apartó a regañadientes y Mia sonrió radiante mientras Harry lo reemplazaba.

El salón de baile del hotel Bentley había sido decorado para la Navidad, sobre todo porque a Mia le encantaba la Navidad, y, como todo el mundo sabía, Gabe era capaz de hacer casi cualquier cosa por complacer y ver feliz a su prometida.

Y, bueno, Gabe actuaba deprisa cuando quería algo. Había empezado a planificar la fiesta de compromiso en el mismo momento en que le había colocado a Mia el anillo en el dedo. Casi como si tuviera miedo de que ella cambiara de opinión a menos que se pusiera manos a la obra de inmediato.

Para Harry ver a su amigo perder tanto la cabeza por una mujer era bastante raro. Además, el hecho de que la mujer en cuestión fuera su hermana lo hacía más extraño todavía. Sin embargo, Mia era feliz y eso era todo lo que podía pedir.

-¿Te lo estás pasando bien, peque? -le preguntó Harry mientras ambos daban vueltas en la pista de baile.

El rostro se le iluminó.

-Es fantástico, Harry. Todo. Es... inmensamente perfecto.

Harry le devolvió la sonrisa.

-Me alegro de que seas feliz. Gabe se portará bien contigo, o le daré una buena patada en el culo. Ya se lo he dejado bien claro.

Ella entrecerró los ojos.

-Si no se porta bien conmigo, tú no eres el que se tiene que preocupar. Yo misma me encargaré de darle una buena patada en el culo.

Harry echó la cabeza hacia atrás y se rio.

-De eso no tengo ninguna duda. Se lo hiciste currar, y eso es algo que admiro.

El rostro de Mia se ensombreció y Harry frunció el ceño. Se preguntaba qué era lo que la había puesto tan seria en una noche en la que debería estar loca de felicidad.

-Sé que tuviste que renunciar a muchas cosas por mí -le dijo con voz queda-. Siempre me he preguntado si la razón por la que nunca te has casado ni tenido hijos era yo.

Él se la quedó mirando como si se hubiera vuelto loca.

-Quizás ahora puedas dejar de preocuparte tanto por mí, y... ya sabes...

-No, no sé -contestó Harry. Luego sacudió la cabeza-. Estás chiflada, Mia. En primer lugar, solo porque te vayas a casar no significa que vaya a dejar de preocuparme por ti y cuidar de ti. No va a pasar, es un hecho. Supéralo. En segundo lugar, ¿no crees que si me hubiera casado antes, especialmente cuando eras más joven, hubiera hecho que las cosas fueran más fáciles tanto para ti como para mí? Habrías tenido una figura materna en vez de tener que estar con un hermano sobreprotector y controlador como única fuente de apoyo.

Mia se paró justo en el medio de la pista de baile y le lanzó los brazos al cuello para abrazarlo con fuerza.

-No me quejo de cómo me criaste, Harry. En absoluto. Llevaste a cabo un trabajo maravilloso y siempre te estaré agradecida por todos los sacrificios que hiciste por mí.

Él le devolvió el abrazo mientras seguía moviendo la cabeza con gesto de sorpresa. Loca de atar. La felicidad resplandecía en su rostro por su inminente matrimonio con Gabe, y ahora deseaba que todos aquellos a los que quería estuvieran envueltos en el mismo halo de felicidad. Que Dios lo ayudara. Ash y él deberían probablemente empezar ya a correr y a huir...

Mi Fervor (02)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora