Harry le ordenó a su chófer que lo llevara al centro de acogida y le pidió que aguardara allí fuera. No podía estar seguro de que ____ fuera a quedarse con él, y no podía correr ningún riesgo. No cuando ya se había escapado de sus manos una vez.
Kate le había dicho que ____ estaba herida y su mente se llenó de imágenes, ninguna de ellas buena. No le había especificado mucho, así que Harry estaba impaciente por llegar hasta ella. ¿Cómo diablos había llegado a hacerse daño?
Una mujer sola en las calles… Había mil y una formas para que se hiciera daño y todas hacían que las tripas se le revolvieran.
Cuando el coche se detuvo delante del centro de acogida, le volvió a pedir al conductor que esperara. Con mucha suerte no le llevaría mucho tiempo, pero estaba preparado para todo.
Se acercó a la entrada a zancadas mientras el viento golpeaba su abrigo. Cuando abrió a la puerta, su mirada inmediatamente recorrió toda la estancia en busca de ____. Luego, por fin la vio. Estaba al fondo, en un extremo y separada de las otras. Estaba sentada en una silla, pálida y parecía estar perdida. Aun así, se embebió en su imagen, aliviado a más no poder de que estuviera ahí. Podía ver que sus pantalones estaban rotos por las rodillas y en un lado. También se dio cuenta de las manchas de sangre en la ropa y las feas heridas de sus codos. ¿Qué demonios había pasado?
Antes de que pudiera acercarse, Kate se plantó frente a él con el rostro lleno de preocupación.
—¿Se la llevará con usted, señor Styles?
—Oh, sí —dijo en voz queda—. Se viene conmigo. Yo cuidaré de ella, se lo prometo.
La expresión del rostro de Kate se relajó.
—Bien. Me preocupo por ella. Por todas ellas.
Harry empezó a acercarse, ansioso por llegar hasta ella y ver cuán herida estaba, pero Kate lo paró una vez más.
—Quería agradecerle —pronunció con voz suave— todo lo que ha hecho. La calefacción. La comida. Su generosa donación. Mire a su alrededor, señor Styles. Todas estas mujeres tienen un lugar caliente donde dormir y comida para comer gracias a usted.
Harry hizo una mueca, se sentía incómodo con su gratitud. Asintió levemente y luego se dirigió hacia ____. Esta tenía los ojos cerrados. Parecía como si se hubiera quedado dormida sentada en la silla. Aprovechó la oportunidad para estudiarla más de cerca y maldijo ante lo que vio.
Estaba más delgada, si cabía. Había ojeras bajo sus ojos. Estaba pálida.
Y estaba herida.
Harry se arrodilló frente a ella en silencio. En cuanto ella se percató de su presencia, abrió los ojos y se encogió. El pánico ardió en sus ojos.
—No pasa nada, ____ —murmuró.
Los ojos se le abrieron como platos y él vio con gratificación cómo el miedo desaparecía, pero rápidamente la confusión lo reemplazó.
—¿Harry?
Su nombre salió como un cauto susurro, casi como si no se creyera que fuera él el que estaba arrodillado frente a ella. Luego se irguió y escondió las palmas de las manos para que no viera los cortes ni la sangre.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó con voz temblorosa.
La expresión del rostro de Harry se endureció y se puso de pie. ____ lo siguió con la mirada y, sin decir nada, él simplemente alargó los brazos hacia ella y alzó su ligero peso de la silla.
Aterrizó suavemente contra su pecho y él la acunó con posesividad, decidido a que nada más le hiciera daño. ____ se quedó petrificada y abrió la boca para soltar un grito ahogado.