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Harry sujetó a ____ junto a su costado mientras se precipitaban hacia el frío y el coche que los esperaba. Ella no le había mirado a los ojos ni una vez desde que le había dicho que se iban. Mia y Gabe, Dios, incluso Ash - especialmente Ash- habían sido considerablemente amables con ella, abrazándola y besándola para despedirse y actuando como si nada hubiera pasado.

Pero ____ se había sentido avergonzada. Era evidente en la rigidez de su cuerpo y en la angustia de sus ojos.

La guio hasta el interior del coche y la mantuvo cerca de él mientras avanzaban entre el tráfico. Ya le había dicho al conductor adónde ir cuando lo había llamado para que los recogiera del apartamento de Gabe. ____ no se percató siquiera de que no estaban yendo en la dirección de ninguno de sus apartamentos. Quizás incluso pensara que iba a quedarse a pasar la noche con ella en el suyo.

Como si se fuera a quedar en otro lugar que no fuera su apartamento en la noche de Navidad.

Se estaba impacientando cada vez más con la distancia que se había creado entre ellos. Él la quería en su apartamento, en su espacio. En su cama todas las noches. No, no había habido ni una sola noche que hubieran pasado separados desde que la instaló en el de Mia, pero muchas de esas noches las habían pasado allí y no en el apartamento de Harry.

Su mente le decía que no fuera tan deprisa, que no la presionara tanto, que el resultado final podría ser desastroso. Pero su corazón solo la quería... a ella. En sus brazos, en su cama, en su vida. De cualquier forma que pudiera.

Cuando se pararon frente al almacén Saks de la Quinta Avenida, ____ por fin se dio cuenta de que no habían vuelto a su apartamento. Levantó la cabeza y miró a su alrededor con consternación.

-¿Dónde estamos?

Él se inclinó para silenciarla con un beso. Luego abrió la puerta y tiró suavemente de ella para sacarla del coche.

-Harry, ¿qué estamos...?

Su voz se apagó cuando su mirada se posó en el árbol de Navidad que se alzaba por encima de la pista de patinaje. Las lágrimas llenaron inmediatamente sus ojos e hicieron que a Harry se le encogiera el corazón de dolor.

-Oh, Harry.

Ella se quedó en silencio con los ojos embelesados y rebosantes de felicidad. Se quedó allí, quieta, mirando fijamente el árbol y con su respiración saliendo de entre sus labios como nubes de vaho debido al frío.

-Vine aquí una vez -susurró-. Fueron mis primeras Navidades en la ciudad. Las mías y las de Jack. Caminamos cuarenta manzanas bajo la lluvia porque quería ver esto aunque fuera una vez.

Harry luchó por respirar al escuchar el dolor en su voz. Sus manos se llenaron de tensión y las cerró en puños.

-¿Cuánto tiempo hace de eso, ____?

Ella tenía veintitrés. Tan joven y a la vez parecía mucho mayor. El tiempo la había endurecido con el cinismo de alguien con mucha más edad que sus tiernos años. Harry no estaba seguro de querer saber cuánto tiempo había estado en las calles.

-Cuatro años -murmuró.

Harry reprimió una maldición que se le había formado en los labios. Había estado viviendo en las calles de Nueva York durante cuatro malditos años. Apenas tendría diecinueve años. Una edad en la que la mayoría de las chicas estaban deseosas de empezar sus vidas. Recién salidas del instituto, en la universidad. Divirtiéndose. Comiéndose el mundo.

Ahora estaba más decidido que nunca a protegerla de todo lo malo que había en su vida. No permitiría que nada más la tocara. Solo quería que estuviera rodeada de buenas cosas. Recuerdos felices. Tenía que darle eso.

-Acerquémonos -dijo ella con la voz temblándole de la emoción.

Ella le cogió la mano y tiró de él hacia delante. Harry no pudo evitar sonreír de emoción. A ____ los ojos le bailaban y el rostro entero le brillaba tanto como el árbol de Navidad.

Estaba tan preciosa cuando sonreía que hizo que el corazón se le encogiera. Y cada vez que sonreía siempre se le venía a la cabeza el hecho de que lo hacía muy ocasionalmente. Era otra de las cosas que estaba decidido a conseguir de ella. Quería darle una razón para sonreír cada mísero día.

____ se abrió paso entre la pequeña multitud y luego se detuvo en un lugar donde no tuvieran que encontrarse codo con codo con nadie más. Se quedó mirando el árbol en silencio y le soltó la mano para llevársela junto a la otra en su pecho.

Maldita sea, debería haberse asegurado de que traía los guantes consigo. Tenía las manos heladas. Y, además, no estaba vestida apropiadamente para estar en la calle con este frío. ____ llevaba abrigo, pero era el más ligero de los dos que le había comprado. Había pensado que solo iban a ir del coche al apartamento y luego de vuelta.

Pero ella parecía que no se hubiera dado cuenta del frío. Su centro de atención se había desviado a los patinadores y sus labios presumían de una pequeña sonrisa llena de placer.

De repente su rostro se alzó y sus labios se abrieron de la felicidad.

-¡Harry, está nevando otra vez!

Levantó las manos al cielo y capturó los lentos copos de nieve que caían en sus palmas. Se derretían al instante pero ella seguía capturando más.

Se giró, riendo mientras le caían sobre la nariz y las mejillas y se quedaban atrapados en su pelo. Harry estaba paralizado ante la imagen de ____ feliz. Estaba tan encantadora que lo dejaba sin aliento.

-¿Sabes que esta es la primera vez que he estado emocionada por la nieve? -dijo con melancolía-. Antes, sabía que si nevaba tendría frío y estaría empapada y nunca entraría en calor. Pero ahora puedo disfrutar de la belleza y la elegancia de una nevada porque sé que estaré seca y caliente después.

Esas simples palabras le llegaron hasta lo más profundo. Le dolió físicamente saber que había tenido una existencia solitaria y de lucha constante. Harry no sabía cómo había sobrevivido. Si pensaba demasiado en lo que le podría haber pasado, se sentía destrozado. Intentó centrarse en el hecho de que el pasado ya no importaba. De que estaba aquí con él ahora y que no la iba a dejar marchar. Que nunca tendría que volver a esa vida.

Pero no era tan simple, porque esa vida la había marcado, la había hecho ser quien era hoy. Tenía heridas que nunca se habían curado. Cicatrices que le llegaban hasta lo más hondo del alma. Inseguridades que solo el tiempo aplacaría.

La quería sentir pegada a él, así que la estrechó fuertemente entre sus brazos más para tranquilizarse a sí mismo que a ella. ____ era mucho más tolerante con sus circunstancias pasadas que él.

-Gracias -susurró-. Nunca olvidaré esta noche. El árbol es precioso. Y he podido verlo con alguien que se preocupa por mí...

¿Preocuparse? A él no le preocupaba. Él la amaba. Con cada parte de su ser. Era descabellado. Una locura. Lunático, incluso. Cosas como esta no ocurrían en la vida real. Uno no conocía a una mujer y se enamoraba completamente de ella al instante tras haberla conocido hacía unas pocas semanas.

Pero sí que ocurría y a él le había pasado.

Señor.

-¿Harry?

Su voz preocupada se filtró entre sus pensamientos.

-¿Pasa algo?

Él deslizó una mano sobre su mejilla y luego inclinó el cuello para besarla.

-No pasa nada, nena. Las cosas no podrían ser mejores.

Ella sonrió y los ojos se le iluminaron y reflejaron el brillo de las luces. Luego se puso de puntillas y lo besó. Era raro que ella tomara la iniciativa en las muestras de afecto hacia él, no porque no lo quisiera, sino porque era reticente. Siempre insegura de hacer algo mal en el momento menos adecuado.

Harry vivía para momentos como este, cuando ella se olvidaba de preocuparse de hacer algo mal y se dejaba llevar.

Sus labios se movieron cálidos sobre los de él, un gran contraste con el frío del ambiente. Era increíblemente dulce. Harry le rodeó la cintura con los brazos y la alzó para que sus bocas quedaran a la misma altura. Ella se rio de felicidad cuando sus pies despegaron del suelo. Apoyó los brazos en sus hombros, le rodeó la nuca con las manos y luego lo besó otra vez.

-Esta ha sido la mejor Nochebuena de mi vida.

Él sonrió.

-Me alegro.

La expresión del rostro de ____ se volvió más seria y la luz de sus ojos se apagó.

-Siento haber estropeado la velada en el apartamento de tu hermana.

-No has estropeado nada, cielo -le dijo con delicadeza-. Era pedirte mucho. Debería habértelos presentado por separado antes de lanzarte a los lobos en Nochebuena. No estaba pensando. Estaba demasiado ilusionado con la idea de que los conocieras y pasaras tiempo con ellos.

Ella presionó su frente en la de él y suspiró suavemente sobre sus labios.

-Estoy en ello, Harry. Te lo juro. Estoy intentando no pensar tanto las cosas y no asustarme. Quiero ser alguien de la que te sientas orgulloso.

Ante ese comentario Harry frunció el ceño con rapidez y fiereza.

-Estoy orgulloso de ti, maldita sea -gruñó-. No hay nada de ti de lo que me sienta avergonzado.

-De acuerdo, está bien, entonces quizá quiero ser alguien de la que yo me sienta orgullosa -susurró.

Harry la apretó contra sí y luego lentamente la volvió a depositar en el suelo.

-Un día te verás como yo te veo a ti, cielo. Aunque sea lo último que haga, voy a conseguirlo.

Ella volvió su rostro y luego sacó la lengua para capturar un copo de nieve. Su risa se oyó cuando este se derritió en su boca.

De repente no quería nada más que colocar su miembro justo donde el copo de nieve había estado. Derritiéndose en su lengua. Corriéndose por toda su boca.

A pesar del frío y de la nieve, el calor comenzó a apoderarse de su cuerpo. El sudor lo bañó.

-Nos vamos -dijo con esfuerzo.

-Está bien -susurró ella.

-A mi apartamento.

-De acuerdo.

-Voy a follarte hasta que pierdas el sentido, _____.

-Vale.

Su respuesta salió temblorosa y apagada pero sus ojos le contaron la verdadera historia. Estaba excitada. Y eso era todo el aliento que necesitaba.

La cogió de la mano y tiró de ella en la dirección donde habían dejado el coche. Le llevaría toda su fuerza de voluntad no poseerla en el asiento trasero del coche. Esta noche la tendría a su manera. Y no es que la semana pasada no hubiera sido también a su manera; definitivamente había marcado el ritmo, el cómo y el dónde, pero aun así había sido... conservador.

Incluso tras saber claramente que ella estaba más que dispuesta a participar en lo que fuera que él quisiera hacerle, se había contenido porque estaba mortalmente asustado de cagarla.

Pero ya había tenido suficiente. Quizá si fuera más duro no estaría todavía tan insegura. Ella era una mujer que necesitaba estabilidad y seguridad por encima de todo. Necesitaba estructura. Una rutina. Todas las cosas que le habían sido negadas.

Necesitaba amor. Su amor.

Entraron en el coche y todo el camino hasta su apartamento estuvo lleno de tensión y silencio. La tensión sexual vibraba y chispeaba en el ambiente, un aura tangible que los rodeaba. Los ojos de ____ brillaban bajo la tenue luz que entraba de la calle. Su pelo estaba exquisitamente despeinado y sus labios hinchados por sus besos. Justo como a él le gustaban.

Dios, tenía que dejar de mirarle los labios. Su polla estaba a punto de explotar dentro de los pantalones. Tenía que centrarse en algo diferente porque todo lo que podía imaginarse eran esos labios rodeando su pene...

____ se pasó la lengua por el labio superior, un gesto nervioso que lo hizo gemir en voz alta. Ella pegó un bote cuando el sonido explotó de su garganta y él de inmediato alargó la mano automáticamente para tranquilizarla.

-Dios, nena, si supieras lo que estaba imaginándome con esos labios justo antes de que te pasaras la lengua por encima de ellos... Tengo un límite.

Un brillo especial se apoderó de sus ojos.

-¿Cuánto tiempo tenemos?

Él frunció el ceño.

-¿Cuánto necesitas?

____ deslizó una mano entre las piernas de Harry.

-Creo que eso depende de ti.

Harry balbució algo por el interfono.

-Toma la ruta larga.

-Sí, señor.

La mano de ____ ya se había deslizado dentro de sus pantalones y de sus bóxers. Harry dejó escapar la respiración en un siseo cuando ella le rodeó el rígido miembro con los dedos. Luego se inclinó hacia delante y acercó su boca a la de él.

-¿Tengo permiso para chupártela?

Harry casi se corrió en el sitio. El aliento de ____ colisionaba en su boca cálidamente y le llevó cada resquicio del propio control que tenía no tumbarla bocarriba en el asiento y poseerla hasta que ambos se quedaran sin fuerzas.

-Joder, sí -soltó en voz baja.

-Ayúdame -murmuró mientras tiraba de su cremallera.

-Encantado de hacerlo.

Se bajó de un tirón los pantalones y escuchó cómo la tela se desgarraba. Se los bajó por los muslos y dejó que su verga hinchada y erecta saliera disparada hacia arriba.

-Dime cómo lo quieres -susurró ella.

Su mirada encontró la de él y Harry vio inseguridad en ella. Su corazón se ablandó. ____ estaba intentándolo pero también estaba asustada e insegura. Ella quería su dominancia. La necesitaba. Tal como él la necesitaba a ella.

Enredó una mano en su pelo y la empujó hacia abajo hasta acercarla a la punta de su erección.

-Hasta el fondo -dijo.

Su lengua vacilante encontró la abertura donde su líquido preseminal ya goteaba y Harry gimió cuando ella trazó una senda alrededor del glande. Apretó los dedos en la nunca de ____, y la masajeó y acarició para alentarla en silencio.

____ deslizó la boca por toda su extensión y centímetro a centímetro fue cubriéndola con su cálida y húmeda garganta. El placer era intenso. Casi insoportable. Increíblemente exquisito.

-Cuando te diga que pares, lo haces inmediatamente, ¿de acuerdo? -dijo él.

Ella levantó la mirada, lo que provocó que su pene se le escapara de entre los labios. Asintió.

-Eres increíble, nena. Pero si me corro ahora, voy a mandar a la mierda los planes que tengo para luego. Te dejaré que me chupes hasta que lleguemos al apartamento. Pero luego te voy a llevar directa a la cama para atarte, te mantendré ahí y te follaré hasta que grites mi nombre.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Las pupilas se le dilataron y los labios se le abrieron para dejar salir un leve jadeo. Su pulso se aceleró contra los dedos que le sujetaban las muñecas. Harry sonrió ante su reacción. Claramente ya era hora de soltarse la melena. Ella estaba preparada. Y él estaba más que eso.

Pero aun así, le daría una última oportunidad para echarse atrás. Para decirle que no estaba lista. Él nunca la presionaría tanto ni tan rápido.

-Si no estás preparada para eso, tienes que decírmelo ahora, nena. Tienes que entender qué es lo que va a pasar esta noche. Me he contenido porque no quería ir demasiado rápido contigo. No quería abrumarte ni asustarte. Esta noche, no obstante, va a ser una historia muy diferente. Voy a usar una fusta contra ese precioso culo que tienes. Voy a marcarte. Voy a poseerte. Voy a follarte como nunca antes te hayan follado. ¿Lo entiendes? ¿Puedes aceptarlo? Esta noche entras de lleno en mi mundo.

Ella asintió lentamente mientras abría desmesuradamente los ojos.

-Estate segura, ____. Estate segura de esto. Y si en cualquier momento ya no es lo que quieres, solo tienes que decirme que no. Es así de simple. Dime que no y me detendré. Inmediatamente.

-De acuerdo -susurró.

-¿Estás asustada?

Ella sacudió la cabeza.

-¿Es esto lo que quieres?

Ella asintió.

-Nena, háblame. Estás empezando a preocuparme.

Ella sonrió entonces y el alivio que Harry sintió casi lo dejó sin respiración. No estaba asustada. De verdad lo deseaba.

-Te quiero, Harry. Al verdadero tú. No quiero que te contengas. Lo que tú quieres me excita. Solo espero que no te decepcione yo a ti.

Él gimió.

-Dios, nena, tienes que dejar ya esas tonterías. No me vas a decepcionar. El hecho de que te estés entregando a mí tan dulcemente, de que confíes en mí, de que me dejes hacerte todo lo que quiera, es un maravilloso sueño. Joder, no. No me vas a decepcionar. No sería posible.

____ se echó hacia delante para besarlo y envolvió los dedos alrededor de su erección una vez más.

-¿Cuánto tiempo tenemos ahora? -murmuró contra su boca.


Mi Fervor (02)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora