____ se ciñó bien el abrigo y caminó a través del Madison Square Park. Ya había perdido la cuenta de los parques de la ciudad donde había buscado, esperando que fuera el definitivo donde encontrar a Jack. Lo había buscado por todos los lugares donde solía ir pero los había encontrado vacíos. Incluso había mirado en los refugios que ella y Jack frecuentaban, esperando que quizás tuviera un lugar cálido donde pasar la noche.
No había pretendido tardar tanto. Harry estaría enfadado. No, estaría furioso. Se había escapado de los dos guardaespaldas, los perros fieles de Harry, porque en serio, ¿qué podría haberles dicho? ¿Que estaba preocupada y planeaba ir en busca de su hermano por zonas de la ciudad que no eran tan seguras?
Le habrían quitado tan rápido esa idea de la cabeza que se hubiera sentido hasta mareada.
-____, ¿qué estás haciendo aquí?
La voz de Jack cayó sobre ella como un látigo y ____ se dio la vuelta, aliviada de verlo de pie protegido por las sombras de la noche.
-Jack, gracias a Dios -dijo en voz baja-. Estaba muy preocupada.
Se acercó a él con la intención de abrazarlo pero Jack se echó hacia atrás y le puso las manos en los hombros. Sus ojos inteligentes la observaron de arriba abajo.
-Se te ve bien -dijo quedamente.
Jack no le preguntó dónde había estado. No le preguntó nada. Solo se la quedó mirando y le dijo que se la veía bien, como si fueran viejos conocidos que se hubieran encontrado por casualidad en la calle.
Precipitadamente, ____ se metió la mano en el bolsillo en busca del papel donde había escrito su dirección. Luego se lo tendió a él.
-Tengo un apartamento, Jack. Es bonito. En el Upper West Side. Podrías venir. Tendrías un lugar donde quedarte. Estarías a salvo allí.
Él se quedó mirando fijamente el papel durante un momento antes de cogerlo y metérselo en el bolsillo sin siquiera mirarlo.
-Oí que te habían hecho daño -dijo con la voz llena de dolor-. Tienes que saber que nunca tuve intención de que eso pasara, ____.
_____ se puso rígida mientras la rabia que momentos antes no sentía comenzaba a poseerla.
-¿Cómo sabían siquiera sobre mí, Jack? ¿Por qué vinieron a mí a por el dinero que tú les debías? ¿Por qué lo cogiste prestado? ¿Cómo leches pensabas devolverlo?
Jack sacudió la cabeza, la pena y la fatiga se estaban amontonando en sus hombros hasta que consiguieron que se hundieran. Su expresión era seria.
Desesperada y tan gris como el crepúsculo que los rodeaba.
-Lo siento -dijo simplemente-. Te puse en peligro, ____. Es mejor que no estés conmigo ahora. Sea donde sea que te hayas metido... estás bien. Deberías mantenerte alejada de mí. Yo solo te voy a hundir más.
Ella sacudió la cabeza y se echó hacia delante para abrazarlo. Por unos cuantos segundos, se quedó así, abrazándolo, aunque los brazos de él estuvieran caídos en sus costados, rígidos, antes de que finalmente le devolvieran el abrazo y la estrechara entre sus brazos igual de fuerte.
-Siempre hemos sido tú y yo -dijo ella con la voz amortiguada por su harapienta chaqueta-. No te voy a dejar, Jack. Tú nunca me habrías dejado a mí.
Jack la apartó y le tocó la mejilla.
-Escúchame, ____. No es seguro para ti andar por aquí. Nunca ha sido seguro. Lo mejor que puedes hacer por mí es volver a tu apartamento en el Upper West Side. Vive tu vida. Ábrele los brazos a todo lo bueno. No hagas nada para estropearlo. Y sé feliz.