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-Harry, ¿adónde me llevas?

Él se rio entre dientes y guio a ____ por el brazo mientras seguían internándose en lo desconocido.

-Lo averiguarás muy pronto. La venda está puesta, ¿verdad? No quiero fastidiar la sorpresa.

-Sí, está puesta -contestó con exasperación-. ¡No puedo ver nada! ¡Voy a matarme con estos zapatos!

-No pasará, nena. No dejaré que te caigas. Además, estás impresionante con esos tacones. Después te follaré con ellos puestos y nada más.

Un cálido rubor la recorrió de pies a cabeza. Sus pezones se endurecieron y su clítoris tembló de la anticipación. Harry le había comprado los zapatos más increíbles. Llenos de brillantitos con tacones tan altos que no había estado del todo segura de poder andar con ellos. Sin embargo, supo al instante que esos eran los zapatos con los que le haría el amor más tarde, así que iba a caminar con ellos sí, o sí.

-Te gusta la idea, ¿eh? -murmuró Harry.

-No es justo -se quejó-. ¡Me estás torturando!

Harry se rio de nuevo y luego se paró. Ella escuchó atentamente para intentar obtener alguna pista de dónde se encontraban, pero solo había silencio. Le había tapado los ojos con una venda antes de dejar el apartamento y la había guiado hasta el coche, que estaba esperando abajo. La ayudó a entrar y la obligó a llevar la venda durante todo el trayecto hasta llegar a donde fuera que la quisiera llevar.

Las últimas semanas habían sido increíbles, dignas de soltar suspiros de felicidad por doquier. Desde que le habían dado el alta en el hospital, Harry la había tratado como si fuera la cosa más preciada del planeta. Se había tomado una semana de vacaciones en el trabajo, dejando a Gabe y a Ash solos para solucionar el problema de París, que afortunadamente se había salvado gracias a un inversor que Gabe había localizado. Y se pasó cada minuto de cada día mimándola sin parar. Alimentándola. Haciéndole el amor. Consintiéndola a más no poder. Y ella no se había quejado ni un poquito. Esas semanas habían sido como obtener un pedacito de cielo.

Lo único malo durante todo ese tiempo había sido Jack. Pero incluso él tenía su lado positivo. Fiel a su palabra, Harry contrató a un abogado para él y este logró llegar a un acuerdo con el fiscal. Noventa días de rehabilitación y luego libertad condicional. Harry le había asegurado un trabajo cuando saliera y ya todo dependería de Jack si quería darle un cambio radical a su vida.

____ no tenía ni idea de si Jack seguiría igual, pero él era el único que podía cambiar su vida. Nadie más podía hacerlo por él.

-¿Preparada para ver tu sorpresa? -preguntó Harry.

-¡Sí!

Harry alargó las manos para quitarle la venda y, en el mismo momento, apareció la imagen de Mia, Chessy, Trish, Gina, Caroline, Brandon, Gabe y Ash, todos alrededor de una mesa con una tarta enorme de cuatro pisos.

-¡Sorpresa! -todos gritaron-. ¡Feliz cumpleaños, ____!

Ella abrió la boca y se los quedó mirando absolutamente conmocionada. Luego se volvió hacia Harry al mismo tiempo que empezaron a cantar una versión desafinada del «Cumpleaños Feliz».

-¿Cómo lo has sabido? -susurró-. Ni siquiera yo me acordaba de que era mi cumpleaños.

-Tengo mis recursos -dijo con suficiencia-. No podía dejar pasar tu cumpleaños sin celebrarlo, nena.

Luego se inclinó hacia ella y le dio un beso lujurioso y con lengua. Con las carcajadas y los gritos de los otros de fondo incluidos.

Cuando por fin la soltó, se sintió aturdida y se quedó con una sonrisa estúpida dibujada en la cara. Se volvió hacia los demás con una sonrisa tonta y la felicidad llenó cada resquicio de su corazón.

Mi Fervor (02)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora