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-Harry -susurró ____ cerca de su oído.

-¿Sí, nena?

____ estaba acurrucada a su lado, con el cuerpo flácido y saciado debido al sexo. Si Harry había tenido dudas antes de lo que era hacer el amor, ya habían desaparecido. Se habían pasado horas y horas besándose, tocándose, descubriendo el cuerpo del otro, y Harry había estado especialmente contento debido al atrevimiento que ____ mostraba en la cama.

Aún era adorablemente tímida y a veces vacilante, pero estaba cogiendo más confianza en sí misma y Harry se deleitaba en cada iniciativa que ella tomaba. No había habido lugar para la dominancia ni para su perversidad en el redescubrimiento mutuo de anoche. Él simplemente había vertido cada gota de emoción que sentía en el coito hasta que ambos estuvieron completamente agotados.

____ se apoyó sobre un codo y abandonó el hueco en el hombro de Harry donde su cabeza había estado apoyada. Harry quería volverla a atraer hacia él al no gustarle su repentino alejamiento de entre sus brazos, pero ella lo estaba mirando con el ceño fruncido. Algo estaba dándole vueltas en la cabeza y él no quería acallarla.

____ levantó una mano para tocar la gargantilla que llevaba alrededor del cuello y la recorrió con los dedos mientras parecía ordenar sus pensamientos.

-¿Qué significa esto para ti? -preguntó calladamente-. ¿Qué es en realidad? Me dijiste en el apartamento que siempre y cuando yo llevara tu collar estaba bajo tu protección. ¿Qué significa eso?

Él suspiró y odió la incapacidad de controlar su lengua cuando estaba enfadado. Esa no era la manera en la que quería explicarle el significado que tenía que llevara puesta la gargantilla que le había regalado.

-Es un símbolo de propiedad -dijo en un tono cauto-. Es un regalo que un hombre le da a su sumisa. A una mujer que quiere y que está bajo su cuidado. Significa que me perteneces. Que te has sometido a mí.

____ frunció el ceño más profundamente y se quedó en silencio durante un buen rato.

-¿Por qué no me lo dijiste cuando me lo regalaste?

Harry también se apoyó sobre un codo para quedar ambos a la misma altura de los ojos. Alargó la mano para tocarle la mejilla y le acarició la suave piel. Luego dejó que sus dedos viajaran hasta la gargantilla y hasta el diamante que yacía contra su garganta.

-Tenía miedo de que fuera demasiado pronto. De que no lo entendieras por completo. No quería presionarte. Tenía miedo de que no lo quisieras si sabías lo que de verdad significaba.

Ella se mordió el labio, pensativa.

-Pero Harry, ¿por qué querrías que lo llevara si ignoraba su significado? No tendría ningún valor hasta que yo supiera lo que significaba. Cualquier satisfacción que sintieras al verme llevarlo puesto debía de estar vacía porque yo no sabía lo que estaba llevando.

Harry arqueó los labios con arrepentimiento.

-Ahí me has pillado. Y tienes razón. Para mí era suficiente con ver que lo llevabas puesto alrededor del cuello y con saber yo lo que significaba. Pero tienes razón. Nunca tendría pleno significado hasta que tú reconocieras y aceptaras su verdadero sentido.

-Es importante para ti -dijo. No era una pregunta, sino la confirmación de un hecho.

Él asintió.

-Lo es. Pero a lo mejor no por las razones que crees. No es que sea el cabrón que te ha marcado como una posesión. La simple verdad es que me gusta vértelo alrededor del cuello porque yo te lo di y es un símbolo del regalo que tú me has dado a mí.

____ lo miró asombrada.

-No lo había considerado desde esa perspectiva.

Harry sonrió.

-No, aún estás convencida de que no me has dado nada y de que no tienes nada que darme. Pero eso no es verdad, nena. Me has dado el regalo más preciado que me podrían haber dado nunca. Tú.

Las lágrimas brillaron con fuerza en sus fieros ojos azules. Luego, para su sorpresa, levantó las manos hacia la gargantilla para desabrochársela. Dejó que se deslizara por su cuello y luego se la tendió.

El miedo se apoderó de él mientras se la quedaba mirando boquiabierto. ¿La estaba rechazando?

-No sabía lo que significaba antes -dijo, aún tendiéndole la gargantilla-. Quiero que me la pongas ahora cuando ambos sabemos lo que significa.

Su pecho casi explotó al formársele un nudo. La mano le tembló cuando se la cogió de los dedos. Se colocó de rodillas y luego dijo:

-Ponte de rodillas, nena. Arrodíllate aquí en la cama.

Ella se colocó frente a él, tan preciosa que dolía, con el pelo revuelto y los ojos adormilados. Ojos que estaban llenos de algo que no se atrevía a desear. Amor.

Sostuvo la gargantilla para que ella pudiera verla extendida en sus manos. Luego la miró a los ojos.

-¿Llevarás mi collar, ____? No es únicamente un símbolo de mi propiedad. Es un símbolo de tu regalo hacia mí, pero también de mi regalo hacia ti. Te querré absolutamente y te protegeré. Me ocuparé de que todas tus necesidades se vean saciadas. Tu cuerpo será mío, pero el mío será también tuyo. Te amaré y adoraré con todo lo que es mío.

-Sí. Oh, Harry, sí -dijo en voz baja.

Deslizó la gargantilla una vez más alrededor de su cuello. Fue mucho más dulce esta vez porque, como había dicho, ahora ella sabía el significado que contenía. Aceptó no solo la gargantilla sino también a él. ¿Se podía pedir algo más?

La abrochó y luego le pasó los dedos por la parte frontal para tocar la lágrima de diamante que se encontraba enredada entre las tiras de cuero. Luego se inclinó hacia delante y reclamó su boca. Su lengua encontró la de ella con una pasión y un fervor que lo hizo incluso marearse.

-Te amo, ____.

-¡Harry!

Pero él no la dejó gritar. No en su cama y no mientras la abrazara. Él solo quería su felicidad, y siempre y cuando tuviera el poder de mantener esas lágrimas a raya, lo haría.

-Hazme el amor, nena. Una y otra vez. Esta vez sabiendo los dos que me perteneces en alma y corazón.

Ella puso los brazos alrededor de su cuello. Se tumbó de espaldas sobre el colchón y Harry se dejó llevar y la mantuvo firmemente pegada a la cama mientras devoraba su boca y la cubría con su cuerpo.

-Nunca me he sentido así por una mujer -murmuró contra su piel-.

Mi Fervor (02)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora