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Los sueños de ____ eran un tormento. O a lo mejor estaba despierta, pero no podía encontrar las fuerzas necesarias para abrir los ojos. Había tenido un sueño de lo más horrible. Ella había estado en un hospital y Harry se encontraba inclinado sobre ella con el miedo reflejándose en sus ojos. Y luego él le había dicho que había tomado una sobredosis. Que había tomado drogas y, ¡que había intentado suicidarse!

Le dolía el corazón. ¿De verdad pensaba que ella podría hacer algo como eso? ¿Y por qué parecía no poder despertarse para que ese sueño tan horrible desapareciera?

Ella quería a Harry. Quería que la abrazara y le aliviara ese dolor que tenía en el pecho. Que le dijera que nunca creería nada tan terrible de ella. Pero bueno, él no confiaba en ella todavía. La otra noche le había quedado claro.

Intentó abrir los ojos otra vez y deshacerse de ese pesado velo que la entorpecía. Le dolía. Dios, sentía como si alguien le hubiera clavado una estaca justo en el corazón. Pero luchó contra la sensación, decidida a liberarse de la bruma que la envolvía.

Sus ojos parpadearon lentamente, cada vez que lo hacía era como sentir martillazos. Arrastró los párpados hasta abrirlos por completo y, por un momento, un miedo atroz la invadió. Estaba oscuro y era un lugar que no le resultaba familiar. Y ese olor... era demasiado estéril. Como un... hospital.

Miró frenéticamente a los lados en un intento de buscarle el sentido al lugar donde se encontraba. Estaba en una cama extraña. No muy cómoda, tampoco. Un pitido rítmico sonaba con fuerza en su oído, y le hizo poner una mueca en los labios.

-¿Harry?

Su nombre salió más temeroso de lo que quería, pero estaba asustada y sola y ella quería a Harry.

Entonces un movimiento a su lado logró asustarla, y luego Harry de repente se cernió sobre ella con los ojos llenos de angustia y alivio.

-____, nena, estás despierta. Gracias a Dios, estás despierta.

Su voz sonó arrastrada debido a la emoción. Como si hubiera estado llorando. Había tanto alivio y preocupación en esas simples palabras que se sorprendió y se quedó más confundida que nunca. ¿Qué había pasado? ¿Qué ocurría?

Se relamió los labios secos y tragó saliva con dificultad. Su lengua parecía ser más grande de lo normal y la sentía como serrín en la boca.

-He tenido el sueño más horrible -susurró-. ¿Qué me pasa, Harry? ¿Dónde estoy?

Él la besó en la frente y ____ pudo sentir cómo temblaba contra su piel.

Casi como si estuviera desesperado por intentar mantener la compostura. Luego tomó su mano y le dio un pequeño apretón. Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía una aguja intravenosa en el brazo.

-Has estado muy grave, nena. Casi te pierdo. Gracias a Dios que volviste a mí.

Quizás no había sido un sueño. Oh, Dios. ¿Significaba eso que había intentado suicidarse? La histeria se apoderó de su garganta y produjo un sonido estrangulado. Comenzó a sacudirse violentamente y Harry la estrechó entre sus brazos y la abrazó fuertemente contra él.

-Shh, nena. Todo va a ir bien ahora.

-Yo no lo hice, Harry -dijo de forma vehemente-. Por favor, tienes que creerme. ¡Yo no me tomé nada! ¡No lo haría!

Él le pasó la mano por el cabello en una caricia y la meció continuamente en sus brazos.

-Sé que no lo hiciste, nena. Lo sé.

Ella se quedó muy quieta y luego se apartó para poder verle la cara.

-¿De verdad?

-Por supuesto. Me dijiste que no lo hiciste, así que supe que no lo habías hecho.

____ se relajó contra la almohada. Un alivio, dulce y embriagador, le recorrió las venas. La creía.

-Me crees -susurró. El alivio la estaba empezando a marear. Luego frunció el ceño y arrugó los labios, confusa-. Pero entonces, ¿qué ha pasado? No lo entiendo.

-¿Qué es lo que recuerdas? -le preguntó Harry amablemente.

Ella volvió a fruncir el ceño con mayor intensidad e intentó concentrarse, pero la cabeza le dolía demasiado.

-No lo sé. Fui a buscar a Jack al apartamento. Kaden me llamó. Dijo que había vuelto. Fui, pero me aseguré de que Kaden estuviera conmigo -se precipitó a decir.

Las manos de Harry se reafirmaron alrededor de las suyas.

-Lo sé, nena. Lo hiciste bien. Todo.

-Estaba muy enfadada con Jack. Le grité. Le pregunté por qué estaba tan decidido a mandarlo todo al traste. Me dijo que quería despedirse y cuando le pregunté adónde se iba solo me dijo «fuera».

Una mirada ceñuda oscureció el semblante de Harry.

-Me preparó un chocolate caliente. Eso es todo lo que recuerdo -dijo casi imperceptiblemente.

-Está bien, nena. Te vas a poner bien. Eso es todo lo que importa.

Ella levantó la mirada hacia él con la tristeza acumulándosele en el pecho.

Las lágrimas le habían cerrado la garganta y apenas podía respirar.

-Jack -susurró-. Fue él, ¿verdad?

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por las mejillas y un sollozo se le formó en la garganta.

Harry parecía atormentado y con los ojos torturados cuando le devolvió la mirada.

-Me temo que sí, nena. Lo siento.

Ella cerró los ojos.

-¿Por qué?

Harry respiró hondo y le acarició la mejilla para limpiarle las lágrimas.

-No tenía intención de hacerte daño, cariño. Es un idiota, pero no quería hacerte daño. -Vaciló durante un buen rato. Su rostro era una máscara de lamento-. Pretendía suicidarse.

-¿Qué?

El dolor explotó en su pecho. No. Él no lo haría. Pero entonces los recuerdos se filtraron en su mente. Jack, tan callado y resignado. Diciéndole que se iba a ir y cuando le preguntó dónde, respondiéndole con un simple «fuera».

-¿Por qué haría algo así?

Harry sacudió la cabeza.

-No tengo una respuesta para eso, nena. Lo siento. No sé en qué estaba pensando. Casi le corto los huevos por ello. Quería matarlo con mis propias manos por lo que te hizo. Casi pierdes la vida. De hecho, tuviste una parada. Gracias a Dios que pudieron recuperarte. Nunca podré perdonarlo por eso.

Ella se quedó callada mientras la tristeza la abrumaba. Esta vez Jack se había pasado de la raya. Había hecho algo que no podría reparar. Harry nunca lo perdonaría y ella no estaba tampoco segura de si lo haría. Había cruzado una línea y ya no había marcha atrás.

-¿Dónde está? -preguntó con voz queda.

-Aquí. En la sala de espera. Kaden lo está vigilando.

-No dejes que lo haga -susurró-. No dejes que lo vuelva a intentar.

Harry se deslizó dentro de la cama a su lado, con la cadera descansando contra su costado.

-Ahora mismo estoy más centrado en ti y en que te recuperes. ¿Cómo te sientes? ¿Hay algo que quieras que te traiga?

-Solo estoy grogui -contestó-. Con bochornos. Como si me diera vueltas la cabeza. Me cuesta concentrarme.

-Eso es normal -le dijo suavemente-. ¿Me perdonas, ____? ¿Estás dispuesta a darme una oportunidad para que haga las cosas bien entre nosotros?

Ella alzó la mirada, sorprendida.

-¿Qué quieres decir?

Harry cerró los ojos y cuando los volvió a abrir, había una nube de emociones en ellos. Alivio. Tristeza. Preocupación. Miedo.

-¿Te haces una idea de lo mucho que me mata que me preguntes eso? ¿O del alivio que siento al mismo tiempo? Actúas como si no hubiera hecho nada malo. Como si no te hubiera hecho tanto daño cuando te dejaste la piel a llorar mientras estaba a tu lado, incapaz de hacer nada para evitarlo.

Respiró hondo y ella pudo ver lo alterado que de verdad estaba. Tenía un aspecto demacrado, y estaba ansioso, estresado. Como si no hubiera dormido en días.

-Nena, no tienes ni idea de lo mucho que me has asustado. Pensé que te iba a perder. Nunca le estaré más agradecido en mi vida a este equipo médico por no darse por vencidos y luchar por salvarte y traerte de vuelta conmigo.

Para su sorpresa, una lágrima se deslizó por su mejilla y él precipitadamente se la limpió a la vez que inspiraba hondo por la nariz.

-¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? -susurró.

Harry sonrió agitadamente, con el alivio aún patente en esos ojos oscuros.

-Más de veinticuatro horas, nena. Te trajeron de urgencias ayer por la mañana.

Ella se quedó boquiabierta.

-¿Tanto?

-Tanto -susurró-. Las veinticuatro horas más largas de mi vida.

-Lo siento -dijo con voz ronca, aún sorprendida por haber estado inconsciente durante tanto tiempo.

-¿Que lo sientes? -soltó una risa exagerada-. Nena, no tienes nada por lo que disculparte.

-Siento que estuvieras tan preocupado -le dijo con ansiedad.

-Mereció la pena porque te tengo conmigo otra vez. Nunca me dejes, ____. Quédate conmigo. Vive conmigo. Ámame.

-Sí que te amo, Harry. Lo siento...

Levantó los dedos hasta su boca y la silenció con su contacto.

-No te disculpes por nada más. Te vas a quedar tumbada ahí y vas a escuchar mis disculpas.

Se giró y se colocó encima de la estrecha cama para poder tumbarse junto a ella. Estaban apretujados y apenas cabían, pero él hizo que funcionara deslizando los brazos alrededor de ____ para anclarla y pegarla firmemente contra su cuerpo. Le puso un brazo por debajo de la cabeza para que la tuviera apoyada contra su hombro. Luego soltó un suspiro y relajó el cuerpo. Por un momento se quedó en silencio, pero aún seguía temblando contra ella. La acarició, deslizó la mano por todo su cuerpo y la dejó justo encima de su corazón. Estiró al máximo los dedos como si quisiera corroborar los firmes latidos de su corazón.

Luego deslizó los dedos más arriba, hasta llegar a su cuello, y sintió las pequeñas palpitaciones que provocaba su pulso.

-No he sentido nunca nada más placentero, nena -susurró-. El latido de tu corazón. Tu respiración. Nunca daré por hecho que siempre estarán ahí. Voy a despertarme cada día sabiendo que será el mejor de todos porque todavía sigues aquí, en mi vida, queriéndome, despertándote a mi lado.

Las lágrimas comenzaron a formarse en los ojos de ____ y se derramaron por sus mejillas. El pecho se le hinchó por culpa de un silencioso sollozo y giró el rostro hasta esconderlo en el cuello de Harry; los hipidos chocaban contra su piel.

-Lo siento, nena. Siento mucho lo que pasó aquella noche. No tenía derecho a decir esas cosas. No te lo merecías. Ash no se lo merecía. Me descargué con vosotros cuando sois las últimas personas de la tierra a las que querría hacer daño.

-No pasa nada -dijo, sus palabras sonaron amortiguadas sobre el cuello de Harry.

-No, sí que pasa, nena. Pero te garantizo que no volverá a pasar otra vez. Nunca. Estoy seguro de que diré cosas que te lastimen. No juraré que eso no volverá a pasar. Pero nunca te haré sentir como te hice sentir esa noche. No vivirás un día más sin mi confianza. Confío en ti plenamente.

-Lo sé -dijo con voz queda-. Lo sé, Harry.

Él se quedó tieso.

-¿Cómo puedes saberlo? Está claro que no te he dado razones para creerlo.

-Creíste en mí cuando dije que no me había tomado esas pastillas.

Harry afianzó su agarre alrededor de ____.

-No, nena. Al principio sí que lo pensé porque era lo que me decían. Pero tú me lo dijiste antes. Cuando estabas fuera de ti. La única vez que recuperaste la consciencia tan brevemente. Me lo dijiste entonces y supe que no lo habías hecho.

Nuevas lágrimas surgieron de sus ojos y se derramaron contra el cuello de Harry.

-Gracias. No sabes lo mucho que eso significa para mí.

-Lo sé -contestó con voz queda-. Y siento haber tardado tanto tiempo en regalártela. Nunca más te la volveré a quitar.

Harry se giró para poder depositar un beso en su frente y dejó los labios pegados sobre su piel, suaves y cálidos. Ella cerró los ojos y saboreó la sensación tan buena de estar entre sus brazos. Estaba viva y Harry estaba a su lado. No podía pedir más.

-¿Me perdonas? -le preguntó de nuevo.

-Oh, Harry. Ya te perdoné. La misma mañana que te fuiste a trabajar. Sé que la confianza lleva su tiempo. Nosotros no llevamos tanto juntos. Nos enamoramos muy rápido y deprisa y todo era muy intenso. Y la confianza tarda en labrarse. Nos conocemos desde hace muy poco y aún estamos aprendiendo cosas el uno del otro.

-Eres tan dulce e indulgente -dijo con voz afligida-. No te merezco pero te necesito más de lo que necesito respirar. Y nunca te voy a dejar marchar, nena.

-No lo hagas, entonces -le susurró-. No me dejes marchar, Harry. Estoy perdida sin ti.

-Tú nunca estarás perdida, nena. Nunca más. Yo siempre te encontraré. No importa adónde vayas, yo siempre estaré ahí para traerte de vuelta a casa.

-Tengo hambre -murmuró-. ¿Me dejarán comer algo ya? ¿Cuándo podré volver a casa? ¿Hay algo... mal... en mí? ¿Estaré bien después de esto?

No pudo evitar que la ansiedad se palpara en su voz.

-No estoy seguro de cuándo podrás volver a casa. El médico dijo que te recuperarías por completo. Estarán haciéndote pruebas para asegurarse de que el hígado no se haya visto afectado pero no esperan que tengas secuelas permanentes. Y sobre la comida, iré a preguntarle a una enfermera. Si dicen que puedes comer, te pediré la comida más fantástica que hayas podido probar. Nada de comida de hospital para ti.

____ sonrió y el alivio se instaló en su pecho.

-Tengo que ir a decirles a los otros que te has despertado y que estás bien - dijo-. Mia, Gabe y Ash han acampado fuera en la sala de espera todo el tiempo que has estado aquí. Han estado muy preocupados por ti.

-¿Harry?

Él se sentó, percatándose de la preocupación que denotaba su voz. Bajó la mirada hacia ella y vio que esta también brillaba fulminante en sus ojos.

-¿Qué pasa, nena?

-¿Qué va a pasarle a Jack?

La expresión de Harry se volvió seria de inmediato.

-De eso no estoy seguro. Habría que dar parte a la policía. Desde un principio han registrado lo tuyo como un intento de suicidio.

____ empalideció al escuchar eso, aterrorizada de que alguien pudiera pensar que ella sería capaz de hacerse daño. La vergüenza se apoderó de ella, intensa y asfixiante. Ya había dejado atrás el pasado. Y ahora había vuelto justo al mismo punto de partida.

-No te pongas así, nena -dijo Harry suavemente-. Hablé con el oficial que lo investigaba. Sabe de Jack y cuán involucrado estaba. También sabe que no fue intencionado. No sé lo que eso significará para él, pero es serio. Tendrá que enfrentarse a las consecuencias de lo que hizo.

La tristeza crepitó sobre su corazón y lo apretujó hasta que solo pudo sentir dolor.

-Veré lo que puedo hacer, nena. Deja que yo me preocupe de Jack, ¿de acuerdo? Todo lo que quiero que hagas ahora es centrarte en ponerte bien para que puedas volver a casa conmigo. ¿Confías en mí para que me haga cargo de esto?

Ella asintió lentamente. Sabía que ya estaba fuera de su alcance. Ya no podía proteger a Jack. Había llegado demasiado lejos y ya no tenía poder en su mano para protegerlo de las consecuencias. Pero aun así, la entristecía que hubiera optado por terminar con su vida antes que aceptar las cosas que Harry había hecho por él. La vida era bella. Incluso cuando era mala, siempre había esperanza para ir a mejor. El futuro. Y Jack podría haberse labrado un futuro para él. Esa era su elección y ____ no podía tomar esa decisión por él.

No podía vivir su vida en torno a Jack. Ella ya tenía una vida propia que liderar. Con Harry. Y quería un futuro mejor.

Ya era hora de dejar que Jack siguiera su camino.

-Sé que esto te duele, nena -dijo Harry suavemente-. Y lo siento. Haré lo que pueda por Jack, pero tienes que saber que estoy muy cabreado con él. Te podría haber matado. Se te podría haber llevado. Casi lo hizo.

-Lo sé -admitió con voz queda.

Harry se echó hacia abajo para besarla y luego se bajó de la cama.

-¿Estarás bien durante unos minutos mientras voy a decirle a los otros que estás despierta y a averiguar lo de la comida?

-Sí, estaré bien.

Harry caminó hasta la puerta y luego se detuvo un momento y se dio la vuelta para mirarla durante un buen rato como si quisiera memorizar cada rasgo de su rostro. Los ojos le brillaban llenos de amor y cariño, y también de alivio. Había tanto amor que ella no podía malinterpretarlo por ninguna otra cosa.

____ sonrió y vertió tanto amor como pudo en su propia mirada. Él lo recibió. Lo reconoció enseguida. Y luego le devolvió la sonrisa antes de volverse a girar y salir por la puerta.


Mi Fervor (02)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora