Los lugares quedaron así: Yo, Kolton, Daphne, Johann (casi frente a mí), Giselle, Zachary, Jordyn y Reggie (a mi lado, cerrando el circulo). Según Giselle, era importante que se acomodaran intercaladamente chicos y chicas, porque los retos a veces mencionaban al de al lado y si tocaba algo atrevido entre chicos, siempre se echaban para atrás los culos.
Zachary y Daphne se encargaron de apilar las piezas en una especie de torre mientras Reggie se ocupó en acercar una botella de vodka, varios vasitos de esos pequeñitos para tragos fuertes y un par de limones ya partidos por la mitad. De entrada, ya temía por mi integridad. En una de esas, Giselle me echó una ojeada significativa, pero antes de que le preguntara qué carajos se traía entre manos, se centró en el juego.
Y empezamos.
Entre bromas y carcajadas, cada quien empezó a sacar una pieza de la parte de abajo y a colocarla en la cima, normal como cualquier Jenga. En mi pendejez, de vez en cuando alzaba la mirada hacia Johann. Tentándolo, jugando con el brillo ansioso en sus preciosos ojos azules. Él también me miraba y en ratos nos contemplábamos mutuamente en silencio, con una malicia cómplice circulando entre nosotros.
¿Por qué? No lo sé, me gustaba buscarle al diablo.
Cuando el juego empezó a complicarse por la falta de equilibrio, fue mi maldito turno. Mis manos se volvieron mantequilla y Zachary se carcajeó en mis narices de la cara de espanto que tenía encima, tratando de controlar mis manos temblorosas. No podía perder a la primera, por favor, ¿tan mala suerte tenía? Con muchísimo cuidado empujé una pieza y...
¡Lo logré!
Por primera vez en el día, la vida me sonrió y la pieza cayó del otro lado sin derrumbar la torre. La tomé con una sonrisa triunfal y la coloqué en la cima, mostrándole la lengua a Zach en un gesto infantil.
—Sigues, puto —le indicó Johann a Reggie, ganándose que su mejor amigo le mostrara el dedo medio.
Buscó cuál pieza sacar y no tardó en poner un dedo sobre la que le pareció la mejor opción, empezando a deslizarla hacia afuera con lentitud. Por desgracia, en un parpadeo la torre se cayó en seco, terminando el juego.
—¡No jodas! Por fin veo algo en donde no puedes meter tus dedos —se burló Zachary, robándonos una oleada de carcajadas a todos.
Ay Dios mío, me encantaba jugar con ellos.
—¿Qué dice la pieza que ibas a sacar? —Preguntó Giselle, tomando la pieza causante de que el chico moreno perdiera. La leyó y sus labios se ampliaron en una maquiavélica sonrisa de demonio—. Besa por quince segundos a la persona a tu derecha.
Todos, hasta el pájaro en el tejado, voltearon en nuestra dirección abruptamente.
Pero alto ahí loca, Jordyn era la que estaba a su derecha.
—Rápido, antes de que Johann empiece de padre celoso —los apresuró Kolton, disfrutando la expresión nada contenta de Johann.
A ese, se le había evaporado todo rastro de alegría en un parpadeo, expresando toda su molestia en una mueca seria y nada entretenida. Se notaba lo mucho que le importaba. Igual, que tuviera su nombre tatuado ya me lo confirmaba.
Jordyn se limitó a reírse por lo alto, sin decir nada, y en un segundo sujetó a Reggie por detrás del cuello, acomodándose en dirección a él, y plantándole un posesivo beso sobre los labios. Reggie no se quedó atrás. Rápidamente se acopló al frenético ritmo, posando sus manos sobre sus mejillas y atrayéndola a él lo máximo posible. Todos —a excepción del celoso de Johann— empezaron a contar en voz alta mientras ese par se devoraban la boca como si no hubiese un mañana. Ni siquiera se detenían un momento para respirar. Se dejaron llevar entre ellos hasta que llegamos en unísono al número quince y ambos por fin se separaron, jadeantes.
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Irresistible tentación © [+18]
Romance"Mi odioso vecino sólo apareció para complicarme la vida y despertar tentaciones imposibles de rechazar". [HUMOR/ROMANCE/NOVELA JUVENIL] -CONTENIDO ADULTO (+18). -PROHIBIDA SU COPIA O ADAPTACIÓN. Fecha de inicio: 8/12/19