—Ah, por un segundo creí que nos fastidiaría —bufó Elliott en cuanto Johann desapareció por la entrada de su casa. Yo lo seguí con la mirada, estática—. ¿Qué pasa?
El rubio me observó con curiosidad y entré en un pánico momentáneo. Nada que tuviera que ver con Johann me tenía tranquila en estos momentos. Estábamos en una situación bastante confusa ahora mismo, no sabría describirlo concretamente, así que opté por evadir el tema.
—Nada —sonreí como si nada e hice el ademán de seguir—. Ya vámonos.
Llegamos a mi jardín y tuvimos que escalar por un costado de la casa hasta mi ventana. Elliott se rio de mí como nunca, pero me siguió la corriente. De rato se me pasó el susto por Johann.
Estando dentro, nos acomodamos en mi cama, justo frente a la pequeña pantalla de mi televisor. Desde mi laptop, elegimos una película. Como los idiotas que éramos nos peleamos en el proceso, debatiendo sobre qué ver. No sé cómo sucedió, pero al final terminamos eligiendo una.
Ya no me sentía tan mal como antes. De hecho, se me habían subido bastante los ánimos. Seguía con la culpa por Johann, lo había malinterpretado todo, pero no podía invitarlo, Elliott y él se odiaban. Además, yo lo había estado evitando durante todo el día inconscientemente y estaba segura que me lo recriminaría.
Bueno, ya tendría tiempo de hablar con él después.
Por el momento, me tranquilicé y disfruté la película. Saqué todo lo que había comprado y nos lo repartí por igual. Elliott soltaba algunos comentarios de vez en cuando y a mí me atacaba la risa, a pesar de que habíamos escogido una de terror. Ese momento me sirvió para descubrir un chico muy divertido. Tenía cara de niño bueno, casi de bebé, pero de pureza no tenía nada. Toda su esencia siempre me había parecido oscura, reservada, pero nada odiosa —como su ex—. Con su humor de doble sentido y su seriedad nos acoplábamos bastante bien.
Cuando se terminó, nos pusimos a platicar. Como él era, yo fui la única que no paró de parlotear sobre cualquier tontería. Él era de pocas palabras y a mí me sobraban. A ninguno de los dos nos molestó eso.
En algún punto de la noche nos fuimos a hablar bajo mi ventana, sentados en el suelo, viendo el reflejo de las luces frente a nosotros. Ahí sólo se podía escuchar silencio y paz. Mi alma se tomó un respiro y desaparecieron todos mis martirios.
—¿Hace rato estabas llorando por Johann? —me preguntó después de un rato de silencio, tomándome por sorpresa.
Inmediatamente lo miré extrañada.
—¿Qué?
—Noté cómo se miraron —puntualizó, sin parecer nada intenso. Luego hizo una mueca rara y se me escapó una risa—. Me sentí el cuerno.
Tenía una manera de hablar tan tranquila, que no me era nada difícil entrar en confianza. Ya lo consideraba mi amigo.
Ni caso tenía mentir.
—No era por él —desvié la vista a mis piernas extendidas y me esforcé en no dejar salir ningún pensamiento negativo.
De esos mismos había tenido todo el día. Ya era hora de superar un poco mi drama, por mi escasa salud mental.
—Pero sí tienen algo —afirmó, aunque pareció más una pregunta.
—Tal vez —me encogí de hombros, sin pensármela mucho—. Ya sé que te cae pésimo, pero realmente es muy bueno conmigo.
Lo observé como si con eso tratara de hacerlo entenderme, pero sus labios se torcieron en una sonrisa pícara y me echó una mirada acusatoria.
—¿Muy bueno en la cama?
ESTÁS LEYENDO
Irresistible tentación © [+18]
Romance"Mi odioso vecino sólo apareció para complicarme la vida y despertar tentaciones imposibles de rechazar". [HUMOR/ROMANCE/NOVELA JUVENIL] -CONTENIDO ADULTO (+18). -PROHIBIDA SU COPIA O ADAPTACIÓN. Fecha de inicio: 8/12/19