POV. Johann
—Todavía no termino de entender porque mantienen sus identidades en secreto —mencionó Lila de la nada, observando por la ventanilla sin mucho interés al cúmulo de gente que transitaba por la entrada del bar—. O sea, tienen frente a ustedes la oportunidad de ser también famosos fuera del escenario y no lo hacen. Eso sí que estaría grandioso.
Se giro hacia mí como si esperara que le diera toda la razón o algún tipo de apoyo, pero yo no despegué la vista del camino, enfocado en encontrar algún lugar decente en el estacionamiento.
Lila no había dejado de hablar desde que pasé por ella a su casa. Al final me había decidido por traerla y despejarme la mente a su lado, ya sabes, sin ningún compromiso.
—Son reglas de nuestro representante —le respondí vagamente, alzando un poco los hombros en un ademán indiferente—. Además, eso nos ayuda a llamar más la atención.
Rackzers era muy peculiar en esos aspectos. El jefe era el representante y nosotros como banda sólo acatábamos órdenes. Todo era más profesional y estricto, no tanto como la banda de Aaron donde ellos eran los que decidían.
—Ya lo creo —asintió Lila con gracia, tipo ironía—. Igualmente no me puedes negar que ser reconocido en las calles como una celebridad sería muy divertido, ¿cierto?
No dudé ni un segundo en mi respuesta:
—Hago esto porque me gusta, no por fama.
Terminé de aparcar cerca de la puerta trasera del bar y en cuanto apagué la camioneta, dejé caer los brazos encima de mi regazo con pereza.
—Sí, todos lo sabemos —bufó Lila en seguida. Regresó la mirada hacia la ventanilla y ambos nos quedamos absortos viendo a la gente que merodeaba por ahí, ansiosa por el concierto. Aunque no lo parecía, estaba emocionado por la presentación, pero no me gustaba hablar de ello, no lo sé, rarezas mías. Cuando creí que Lila dejaría el tema por la paz, agregó—: Excepto el estúpido de Elliott, claro.
Iugh, me lo tenía que mencionar.
Esbocé una sonrisa amarga y asentí, aún sin voltear a verla.
—Ya ni me acordaba de él —murmuré sin ganas.
Lila parecía no tener intenciones de entrar pronto al bar, así que opté por acomodarme en mi lugar y disfrutar un rato más la tranquilidad del estacionamiento. Por alguna razón había estado de mal humor todo el día. Me sentía cansado y me dolía un infierno la cabeza. Claro que traté de disimularlo con Lila, pero debo admitir que me hubiese encantado quedarme en casa sin hacer absolutamente nada.
La pelirroja se burló de mi mueca y se sacó un cigarrillo del brasier, muy quitada de la pena. Bajó la ventanilla y lo encendió, dándole una calada.
—¿No lo has visto? —me ofreció de su cigarro, pero se lo rechacé en un ademán. El humo me iba a inquietar más de lo que estaba.
Quizá Lila esperaba escuchar el relato de algún encuentro que hubiésemos tenido recientemente, pero no tenía nada que contarle. En serio, él ya me daba mucho igual.
—Por suerte, no —siseé.
—Yo sí —puntualizó, alarmándome un poco—, salió con tu enamorada la otra noche, fueron a cenar.
Ya va.
¿Qué?
Ahora sí me volteé a mirarla fijamente con el entrecejo hundido en indignación. ¿Qué diablos acababa de decir? ¿En qué momento sucedió eso? ¿Por qué?
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Irresistible tentación © [+18]
Romance"Mi odioso vecino sólo apareció para complicarme la vida y despertar tentaciones imposibles de rechazar". [HUMOR/ROMANCE/NOVELA JUVENIL] -CONTENIDO ADULTO (+18). -PROHIBIDA SU COPIA O ADAPTACIÓN. Fecha de inicio: 8/12/19