Corazón partido.

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Todos mis ánimos barrieron el piso, diablos. Estoy cayendo al suelo de picada y ni siquiera toco fondo... cuando creo que todo está bien, que las cosas van a mejorar, aparece una mierda aún más inmensa.

- No puedo creer lo que me estás diciendo. - grité.

- Lo siento Lucía, debo colgar... tú quédate con el dinero. - respondió.

- No Archer! -me colgó-.

Estrellé el teléfono contra el piso. Fue tan fuerte que rebotó dos veces y se rompió toda la pantalla. Me agaché para levantarlo y ni siquiera pude encenderlo otra vez. - Genial, otro maldito gasto.

Había llegado la noche... yo estaba sentada junto a la ventana, tan solo con una copa de vino, no podía pensar en muchas cosas, mi corazón estaba desecho, mi mente estaba siendo atormentada, mi alma fragmentada pedía a gritos que no cavilara más sobre el amor. Yo pretendía cerrar los ojos y que todo aquello desapareciera, que haya sido un mal sueño, de esos que parecen real. Pero solo estaba engañándome, debía poner los pies sobre la tierra, ser fuerte... una vez más. No puedo quedarme bajo los escombros de mi mundo el cuál empieza a derrumbarse, no deseo quedarme atrapada entre las cuatro paredes de mi mente, solo lamentando lo que fue y lo que anhelo que siga persistiendo.

Luego de unas horas, cerré mis ojos y aunque no conseguí el sueño, me fue suficiente para pensar en el día siguiente, en lo que debía hacer, y de que manera renacer aún más resplandeciente.

Pasó una semana y varios días... yo no había tenido noticias de Archer, tampoco mensajes de Liam.

Isabella no me llama desde aquél día, pero... sin mencionar nada de eso, todo va de maravilla.

Al llegar la noche, puse todas los cosas en su lugar, ordené los papeles que estaban tirados en mi cabeza... nuevamente todo estaba en su antiguo lugar, tengo que poner de mi parte para salir de este embrollo.

Al día siguiente, salí para mi ex empleo. Me encontraba en el ascensor, respirando profundo para poder ver a todos a la cara.

Cuando me dirigí a la oficina, visualicé a Marianne, estaba mostrándole a una mujer morena lo que era mi cubículo y encima de todo,  llevaba consigo mi antigua cartera. - Respira Lucía. - me dije a mí misma y accedí a caminar hacia la oficina.

En serio fue estresante escuchar la voz de Marianne pronunciar mi nombre. Lucía! Adónde vas!? Cuanto tiempo! - gritó. Pareciendo ser sorprendida de verme.

Me di la vuelta y dibujé una leve sonrisa. - Lo siento mucho, no te vi... tengo un poco de prisa. - le dije mientras miraba a la otra mujer que se acercaba a nosotras.

Marianne la miró con una sonrisa y luego dirigió la vista hacia mí. - Ay! Que grosera soy... ella es Ámbar, es mi nueva compañera. - dijo con una estúpida sonrisa.

Fingí estar emocionada ante la situación. - Ah! Que bien! Si me disculpas, tengo que entrar a la oficina. - dije y dirigí la vista hacia el pasillo.

- No te quito más de tu tiempo! -miró su cartera-. Es una imbécil. - Vaya! Mira... esta era tuya, verdad? - preguntó.

Como si buscara una manera de provocarme... y vaya que lo lograba con facilidad. - Sí, nunca me gustó mucho. - dibujé una sonrisa en mi cara.

Gracias al cielo la tal Ámbar intervino. - No le quites más de su tiempo, permite que se vaya. - dijo.

La miré. - Gracias. - dije.

- Y ya tienes empleo? - preguntó Marianne.

Yo que ya le había dado la espalda, me regresé hacia ella. - No Marianne... estoy arreglando otras cosas. - respondí.

- Espero que encuentres algo bueno. - dijo.

- Gracias por tus buenos deseos. - respondí antes de irme.

La escuché hablar a mis espaldas mientras yo me dirigía a la oficina de mi antigua jefa.

Ella estaba detrás de su escritorio, tenía una cara horrible... estaba limando sus uñas, al parecer sintió algo de alivio al verme. - Lucía, por Dios... puedes creer que llevo dos semanas sin tomar café! Así es... dos semanas, la inservible de Marianne aún no memoriza como me gusta el café, ella no puede hacerlo como tú. - exclamó.

- Lamento escuchar eso. - dije.

- Lucía, sé que has vuelto por tu liquidación... jamás creí que le pediría esto a una empleada... pero necesito que vuelvas a tu antiguo puesto de trabajo. - ofreció.

De inmediato me quedé perpleja, no podía creerme lo que estaba diciéndome esta mujer! Me tomó una semana y varios días en reponerme y pensar las cosas y de repente esto. - Di algo. - ella intervino.

- Mi trabajo? - pregunté.

- He despedido a dos chicas después de ti, esta es la tercera. - dijo.

- Lo siento, pero... -ella me interrumpió-. - Vamos, no digas nada ahora... quiero que lo pienses Lucía, si decides volver, tendrás tu propia oficina! Entiendes!? No más cubículos... tendrás un aumento! Era el acenso que tanto querías! - rogaba como niña.

Eso me llenó de rabia de inmediato... era el acenso por el que estaba luchando durante años, ella no me lo dio y ahora que nadie puede comprar bien su café, me ofrece todo en bandeja de plata.

Quisiera decir que no, pero no puedo darme ese lujo por ahora, sin embargo, no puedo ser su sirvienta toda la vida... lo que quiero es diseñar ropas!

- Te dejaré que lo pienses Lucía, era lo que querías, no? - preguntó.

- Ahora no puedo darle una respuesta... está bien, gracias. Pero no estoy segura de querer regresar. - le respondí.

- Por favor piénsalo, es una gran oportunidad, te daré la liquidación hoy si quieres, o puedo guardarla para cuando regreses, todo seguirá como que nunca te fuiste y tendrás el aumento. - parecía muy tentador.

- De acuerdo, entonces vendré después por el dinero. - dije.

- Sí, por favor piénsalo... necesito mi café de vuelta. - me dijo.

Sentí unas ganas intensas de escupirle el rostro. - Sí, pase buenas. - sonreí y salí de la oficina.

Me topé con Marianne afuera, ella estaba mirándome con una cara muy feliz. - Mucho dinero? - preguntó.

A veces se comporta con cierta inmadurez. - Te dieron el aumento? - le pregunté.

- No aún, por qué? - interrogó.

- Regresaré a trabajar a cambio del aumento que no te han dado. - le dije.

Ver su cara ponerse pálida... fue uno de los mejores placeres de mi vida. - Que tengas buen día. - le dije antes de salir del lugar.


Fin del capítulo.






La traición (Wattys 2023).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora