Piel de gallina.

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Lo barrí con la mirada y salí de la habitación, caminé lo más rápido que pude, desesperada tratando de encontrar a Archer para que pronto pudiéramos salir de allí. Lo busqué en varios pisos hasta que finalmente di con la secretaria que había salido tras él, anteriormente. Él estaba en el piso #12, jugando billar con un señor más viejo que él. - Vayámonos. - ordené en cuanto entré por esa puerta.

Archer miró su reloj y sonrió. - Tiempo record. - dijo.

Yo fruncí el ceño. - Qué?

- Han estado llegando chicas para una entrevista de trabajo, ninguna ha permanecido diez minutos ahí dentro. - me dijo.

Puse mala cara. - Solo habían pasado diez minutos!?

Archer se acercó a la mesa de bebidas y se sirvió un trago. - Qué quieres tomar? - preguntó mientras permanecía de espaldas a mí.

Dirigí la vista hacia el señor que vi al entrar, él estaba a mi derecha, se veía muy concentrado extendiendo la tiza en el cuero de la punta del taco -me miró-. Permaneció mirándome hasta terminar de poner la tiza a la punta del taco, luego se dirigió a golpear una bola.

Presté atención a Archer nuevamente, quien dejó su bebida sobre una pequeña mesa de cristal y caminó hacia la mesa de billar, posterior a eso  tomó un taco para continuar con el juego que estaba en curso antes de que yo llegara. - Te pedí que nos fuéramos. - le dije alterada.

Archer me miró mientras posaba apoyado en la mesa. - Cómo te fue en la entrevista? - preguntó sonando despreocupado.

- Supongo que no tengo el trabajo, llévame a pedirle disculpas a Zack. - ordené.

- Y supongo que Zack es quién te hizo el daño de darte trabajo en una cafetería. - escuché una voz detrás de mí.

Permanecí mirando a Archer, no quería voltear a ver, reconocí de la boca de quién habían surgido dichas palabras y sabía que él estaba provocándome. - No te di derecho de hablarle sobre mí. - le cuestioné a Archer.

- Señorita Lucía, vengo a ofrecerle el trabajo, muestre algo de respeto, por favor. - dijo.

Sus palabras me habían dejado perpleja, no sabía qué o porqué, pero yo no me había ganado ese trabajo, desde mi comportamiento hasta lo que estoy pensando, es inaudito. - qué? - pregunté con frustración.

Él por su parte, me dedicó una sonrisa cálida. - me gusta que no se deje pisotear, pese a que consideré no darle el trabajo cuando accedió a sentarse en el suelo, es usted una dama... que no se le olvide. - dijo lleno de altanería.

Miré a Archer mientras mi frente se empapaba de sudor. - Sólo quería diseñar algo para usted. - me defendí.

- Un diseñador no necesita estar por debajo de nadie, recuerde que para las personas es un privilegio lucir algo creado por usted, eso hacen las grandes empresas, dígame... no ve como las personas desfilan mientras llevan puestas ropas de marcas reconocidas? Por qué la suya no puede ser así!? - me miró fijamente-. Empiece a diseñar sueños Lucía. - dijo.

Y aunque parecían incoherencias o que balbucea demasiado... tiene su poco de razón en cierto sentido... yo por mi parte debería creer que, debe ser un privilegio para los demás caminar con ropas que lleven mi nombre.

Este hombre había empezado a llenarme de ambición, tal vez no sería tan malo aprender un poco más de él, sé que podría enseñarme algunas cosas, si logro convivir con este señor. Estaba sintiéndome entusiasmada, quería conocer más.

- Y cuándo empezaría a trabajar? - pregunté con desinterés.

- Aunque no suelo hacer esto, te daré dos días para que te organices, ve haciéndote a la idea de trabajar para mí, ve dile al marica ese que no vas a trabajar en su cafetería y sé puntual cuando llegues aquí, le doy dos días Lucía, 7:00 a.m. cuando venga, hablaremos del pago y su horario de trabajo. - me dijo.

Archer se levantó y tomó mi mano. - Nos vamos. - dijo.

- Qué sucede? - pregunté sorprendida.

Archer miró al señor. - No sucede nada. - dijo.

Salimos de ahí sin despedirnos, Archer se veía un poco disgustado... no lo sé.

Subimos al auto y él condujo todo el camino sin decir nada, yo no dejaba de mirarlo, él permanecía en silencio, sereno... no había tensión en el aire, solo nos cubría un extenso silencio que perduró hasta que se detuvo cerca de un bosque. - Llegamos. - dijo.

Fruncí el ceño. - Conducimos por casi tres horas para detenernos en medio de la nada. - me quejé.

El miró por encima de mi cabeza. - Hay un camino por ahí. - dijo.

- Sí? - pregunté.

- Espérame aquí mientras llevo el auto a aparcar. - dijo.

- Pretendes que me baje del auto en medio de la nada? - grité.

- Confías en mí? - preguntó.

Lo miré a los ojos con desagrado. - A veces.

- Espero que esta sea una de esas veces.

Lo miré esperando a que diga que era una broma, pero permanecía neutro, esperando a que yo hiciera caso.

Bajé del auto y me hice a un lado junto a la grama, Archer me miró y sonrió antes de irse. - Empiezo a arrepentirme de esto. - dije a mí misma.

Mientras estuve ahí, sonó mi teléfono, habían pasado ya como veinte minutos, era una llamada de Liam, no quería contestar, pero comenzaba a aburrirme allí.

- Sí?

- Lucía... no es lo que estás pensando. - dijo.

- Qué es lo que estoy pensando? - pregunté mientras comenzaba a alterarme.

- Escuché lo que estaba haciendo Ramira, te juro que yo no estaba con ella en la habitación, tienes que creerme, por favor. - suplicó.

- Te estás escuchando!? - pregunté.

- No... no tengo idea de porqué lo hizo. - dijo.

- Liam... quiero saber porqué estás llamándome?

- Las cosas no han estado tan bien entre nosotros, yo...

- Tú no tienes nada que decirme... han pasado casi cuatro meses, recuerdo que me habías pedido tan solo tres para terminar con el tratamiento de Ramira, voy a pedirte de favor que no me vuelvas a llamar, me estás hiriendo, está bien? - grité.

- Lucía... se me han complicado las cosas con Ramira, pero prometo que estaré contigo, tengo planes para nosotros, son muy importantes, esto lo superaremos. - dijo.

- Vi que has quitado que tienes una relación conmigo en facebook, has borrado todas nuestras fotos, tienes toda una vida en Viena... una de la que ya no soy parte Liam, lo siento.

- Yo... me disculpo por eso, pero no quiere decir que - Ya basta. - lo interrumpí.

- Lucía, quiero enmendar las cosas, aún no hemos terminado. - dijo.

- Te has acostado con Ramira? -salieron lágrimas de mis ojos-.

Fin del capítulo.

La traición (Wattys 2023).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora