La Tsundere se une a la manada

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Las vacaciones habían terminado  y sólo significaba una cosa: ¡Debía volver a la escuela! 

Extraño esos bellos días de hace una semana en los que estaba en México chingándome unos tacos con carne de dudosa procedencia con un boing de mango, pero tuve que tomar un largo vuelo el día de ayer para volver a Japón. No iba a mentir, estaba algo cansado por eso.

Solté un largo suspiro mientras caminaba por la entrada hasta que vi las espaldas de Cal y Leyi

—¡Ah perros! —los llamé.

—¡Ah perro! —me contestó Cal—, traes zapatos nuevos. 

—No, no Mike —dijo Leyi cruzado de brazos mientras los veía—. No combina con los nuestros, tíralos alv. Así no podremos tener zapatos que representen nuestra estrecha relación.

—Leyi... Es muy temprano y estoy cansado, ahorita no tengo tiempo para tus joterías. 

—¡¿Sí te fijas como me hablas?! —respondió haciendo un drama.

Le di un putazo en la cabeza y Cal le dio otro.

—¿Por cierto saben en que clase nos toca? —pregunté.

—El cartel con los nombres de las clases está por allá —respondió Leyi sobándose la cabeza.

Los tres caminamos hasta el tablero de anuncios, se supone que todo esto lo debimos haber hecho un día antes pero a los tres nos dio flojera y eramos de los pocos estudiantes que aún no sabían qué pedo con los salones.

—¿Sí saben que llevamos 10 minutos viendo un letrero que está escrito en un idioma del cual apenas y podemos leer unos cuantos hiraganas? —dijo Cal.

—Lo sé, pero quizá lleguemos a entender si simplemente lo miramos otros diez minutos? —respondí.

—No encuentro fallas en tu lógica —me dijo Leyi.

Cal suspiró y seguimos mirando cuando literalmente del cielo cayó Aby, aplastando a los dos canes. Sí, la garza que siempre se la llevaba la soltó y tuvo la suerte de caer en ellos.

—¡Quítate! —se quejaba Cal.

—¡Cal! ¡Leyi! —lloraba Aby—. Los extrañé tanto ¡¿Ustedes me extrañaron?! ¡¿Lo hicieron verdad?! ¡Sé que lo hicieron! ¡Me voy a encadenar a sus patas para que jamás nos separemos!

Los tres seguían forcejeando, Cal y Leyi para zafarse de esa situación y Aby para no despegarse de ellos. Ella no se lanzó sobre mí por la razón que durante todas las vacaciones estuvo literalmente viviendo en mi casa. Sí me preguntan porqué, simplemente no lo sé. 

Mientras los veía mi vista se puso negra y sentí una voz que me susurraba en el oído. Y esa voz era de cierta coneja.

—¿También me extrañaste, o tendré que hacer lo mismo que les está haciendo Aby? —dijo Romina.

Me quité sus manos de los ojos y la volteé a ver.

—Sí te vas a subir a mí al menos espera en la habitación —le seguí el juego.

Romina no dijo nada pero se sonrojó de inmediato, apuesto a que no esperaba para nada esa respuesta. Pero luego de unos segundos se aclaró la garganta.

—Como sea, supongo que están aquí porque ninguno de ustedes tres se molestó en saber en que clase les toca ¿No? —adivinó ella—. Pues bien, les alegrará saber que estaremos juntos.

—¡Yay! Este año nos tocarán muchas nuevas aventuras —gritó Aby, y después sacó uno de sus mangas—. Según el manual, aun tenemos que hacer el festival deportivo, el día en la playa y/o aguas termales, la entrega de chocolates en San Valentín, acompañada de algún momento romántico... 

¡Atrapado en una Escuela Furra 2.0! (Murenase Seton Gakuen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora