- ¿Qué significa "lo pensare"? -Pregunta Lizzie cuando Salomé cierra la puerta al salir.
-Quien sabe. -Freddie se encoje de hombros y teclea en su computadora antes de levantarse. -Bien. Vamos. Te mostraré el lugar.
Lizzie sigue a Freddie, ambos salen del lugar sin marcar la clave, aunque había un panel al lado de la puerta. Al cerrarse se produce un pitido. Freddie avanza hacia las escaleras, donde Jeremy vestido de negro los espera. Lleva zapatos elegantes y anteojos negros. Su actitud y cuerpo grande lo hacen parecer todo un guardaespaldas.
-Él es Jeremy, nuestro seguridad. -Explica Freddie. -A él deberás darle tu teléfono para poder entrar y salir. Es cuestión de protocolo.
- ¿Qué onda, Jer? -Lizzie se presenta. Jeremy gruñe como un perro enojado y se gira hacia Freddie.
-Mejor dile, Jeremy. Solo los lideres podemos hablarnos en apodos. Una regla algo estúpida de Salomé. ¿Cierto, Jer? -Jeremy se encoje de hombros en respuesta. -No le digas a Salo que dije eso. -Dice mirando a Lizzie con rostro asustadizo.
-No hay problema.
-O créeme que si lo hay.
Freddie camina hacia la izquierda de las escaleras. Esta la silla donde Salomé se había sentado antes. Sobre la pared hay ganchos con buzos escolares colgados, algunas mochilas en el suelo y la patineta solitaria en la esquina más alejada.
-Acá dejamos nuestras cosas. -Freddie observa su atuendo. Lleva un vestido violeta oscuro y un saco blanco encima. -Podes dejar tu abrigo acá.
-Pero...
-Tranquila. Acá nadie le roba a nadie. Sino hay castigo. -Habla como si esa palabra no causara pavor.
Lizzie se saca el saco a regañadientes y lo cuelga en un gancho vacío cerca de la patineta. Algo brilla a un costado, se percata de cuatro ganchos aislados del resto. Encima de cada uno hay una placa con nombres, cuatro nombres: Salomé, Freddie, Fiona y Jeremy. Era de esperarse que tuvieran un lugar especial, ya que eran los lideres del lugar. Quienes crearon ese refugio para los alumnos mas rebeldes que no soportaban a los Mayores.
- ¿Novata? -Freddie la llama desde el lado derecho de las escaleras, desde una mesa con botellas y vasos. Lizzie corre hasta él. -Acá podés servirte lo que quieras.
Se escuchan gritos alentadores desde la mesa más cercana a donde ellos están. Encima hay un vaso negro, lo que parecen ser monedas y cinco personas sentadas alrededor. Un chico alto, fornido, de tez morena y cabello con rulos se levanta haciendo gestos con las manos para que hagan silencio. Su rostro es soberbio, su mirada choca con la de Lizzie y enseguida esboza una sonrisa seductora. El chico avanza hasta la mesa de tragos y agarra la botella de vodka más vacía sin dejar de observar a la novata. El líquido desaparece en segundos, su garganta quema por el vodka y su rostro se distorsiona. Hace un sonido de agrado, suspirando. Sus ojos marrones como el chocolate vuelven a Lizzie, le giña antes de volver a la mesa, que lo reciben con gritos victoriosos.
-También sirve mucho para los retos.
- ¿Eso es lo que hacen acá? ¿Retar a otros? -A Freddie se le escapa una carcajada.
-No es lo único que hacemos, novata.
Freddie comienza a caminar por la primera mesa. La mirada de uno de los muchachos sentado sigue las piernas pálidas de Lizzie. Los demás ríen a carcajadas, igual que otras mesas. Algunos ebrios deambulas, giran y se sientan. Hay un extraño aire de diversión que nunca había sentido. Como si en ese lugar todo fuera libertad y diversión.
-En este lugar podemos hacer lo que queramos sin que los mayores nos digan nada. Este lugar es nuestro hogar, el único que tenemos además de las camas de metal en el edificio D. Cuando superes las pruebas lo entenderás y podrás ser quien quieras. Por eso te llamamos novata. Podrás cambiarte el nombre si eso quieres.
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Cambiando Las Reglas Del Juego [Pausa]
Teen FictionUna historia situada en alguna parte de Buenos Aires, Argentina, sobre una chica que termina en un internado para menores.