La tensión de sus dedos desaparecía. Su cuerpo comenzaba a relajarse mientras el líquido toxico recorría su sangre. Soltó un largo suspiro que hizo que la presión de su pecho disminuyera drásticamente. Estaba sentado en su cama con la cabeza hacia arriba, pero con los ojos cerrados. A su lado había un libro abierto que tenia un hueco y en él había un estuche abierto que tenía tres elásticos, en dos de ellos había frascos, uno vacío y el otro por la mitad. El tercero estaba vacío y la jeringa estaba entre los dedos sudorosos de Thomas.
Había esperado toda la noche a que Lizzie tocara la puerta para acurrucarse en la misma cama como cada noche. Mierda, hasta habría esperado cien años por ella. Pero la espera estaba carcomiendo sus huesos y sin una dosis no podría soportar el sueño.
Abrió los ojos cuando escucho pasos y risas en el pasillo. Había una voz no tan familiar, pero suficiente para reconocerla. Se levanto de un salto, guardo todo en el estuche y cerro el libro. Sin embargo, tuvo que dejarlo encima de la cama para poder hacerse el dormido justo en el momento que la puerta de su dormitorio se abría.
-Váyanse de una vez. -Grito en un susurro el chico, luego cerró la puerta riendo.
Eran las tres de la mañana. A Thomas nunca le preocupo la hora en que llegaba su compañero de puerta hasta ahora. Sabía que Sótano era real, su novia estaba en él. Por poco se había olvidado de su existencia y casi habría deseado que no existiera. Hasta que otro peligroso pensamiento surco su mente. Ese chico estaba en Sótano. ¿Y si ese chico, durmiendo junto a él, era el traidor de Sótano?
La única prueba que tenia era encontrar al traidor y así estaría con Lizzie en Sótano, volverían a estar juntos cada noche. Además, no soportaba la duda que comenzaba a acelerar sus latidos. Se destapo y se sentó en la cama bruscamente, algo que hizo doler su cabeza.
- ¿¡Eres el traidor!?
- ¡Mierda! -Grito Lion intentando volver a ponerse el pantalón, pero cayo sentado sobre su cama.
-Perdón, no sabía que estabas desvistiéndote. -Dijo más bajo Thomas dándose la vuelta.
Lion estaba sin camisa y con los pantalones debajo de las rodillas. Tenia una mano en su pecho como si quisiera evitar el infarto que estaba teniendo.
-Vuelve a vestirte. Tengo algunas preguntas que hacerte. -Susurro Thomas con sus mejillas rojas como un tomate.
-Claro que no. -Responde enojado. -Iba a dormir y eso voy a hacer.
Lion termina de sacarse el pantalón y se acomoda en debajo de sus sabanas delgadas. Pero antes de que pueda recostarse, Thomas corre hacia su lado de la habitación y se sienta sobre el colchón intentando no aplastar sus piernas. Lo observa demasiado serio para no reírse y con las pupilas dilatadas.
-Eres de Sótano. ¿Cierto?
-Thomas. ¿Cierto? -Thomas asiente. -Lion, un gusto. Si, soy de Sótano. ¿Ahora vas a dejarme dormir?
Sonríe con una ceja levantada mientras Thomas intenta no observar su cuerpo desnudo. Era algo flaco, pero tenia un tatuaje en el hombro que le daba mucha curiosidad.
-No hasta que me digas si eres el traidor.
- ¿De que estas hablando? -Lion mueve la cabeza cansado de sus preguntas. - ¿Un traidor en Sótano? Eso es imposible.
-Eso diría un traidor. -Thomas lo mira entrecerrando sus ojos, con aun más sospechas incoherentes que antes.
Lion se queda callado por un momento, mira a Thomas como si estuviera analizándolo, queriendo averiguar si lo que decía era cierto o puras mentiras.
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Cambiando Las Reglas Del Juego [Pausa]
Teen FictionUna historia situada en alguna parte de Buenos Aires, Argentina, sobre una chica que termina en un internado para menores.