-Dijo que iba a pensarlo. -Dice Lizzie emocionada cerrando la puerta del dormitorio.
- ¿Quién esta ahí? -Grita Thomas sentándose en su cama con el teléfono apuntando a Lizzie como si fuera un arma.
-Shh... Solo soy yo. -Lizzie avanza en las penumbras hasta la cama de Thomas.
-Liz. Por dios, casi me da un infarto. -Dice poniendo su teléfono devuelta en la mesa. Ambos se acomodan para acostarse en la misma cama.
-Creo que realmente va a considerar invitarte.
- ¿Invitarme?
-Si. La única forma de entrar es que te inviten.
- ¿Por eso la carta dorada con ese logo raro en tu cama ayer? Decía que te invitaban al sótano. ¿Cierto?
-Exacto. Se supone que no debo saber quién me invito. -Lizzie se acurruca en los brazos de Thomas, él la abraza.
-Salomé no parecía querer invitarme cuando vino.
-Supongo que solo me invitaron a mí y por eso no te acepto. Pero ahora yo te invite, así que seguro te aceptan. -Dice Lizzie convencida levantando la cabeza hacia los brillantes ojos verdes de Thomas.
-No lo sabremos hasta que me llegue una de esas invitaciones doradas. -Thomas sonríe y le corre un mechón de pelo rojo. -Pero gracias por invitarme.
Thomas deposita un tierno y corto beso en sus labios. Se acurrucan y Lizzie se queda dormida al instante. Pero él se queda viendo el techo de madera, pensando en donde seria ese sótano. Como seria. Que habría en ese lugar del que tanto se hablaba, pero del que al mismo tiempo no se sabía nada.
Thomas despierta de una sacudida sin saber en qué momento se había dormido. Lizzie ya no estaba a su lado. Su compañero de cuarto aun lo sacudía de los hombros para que despertara.
-Llegaremos tarde a nuestra primera clase.
-Un minuto más. -Thomas le da la espalda, abrazando la sabana como a un peluche.
-Como quieras. -Suspira su compañera y sale de la habitación.
Sin embargo, no se escucha la puerta cerrándose luego de un rato. Todo vuelve a ser oscuridad en la habitación, con excepción del sol que entra por la ventana frente al escritorio.
-Hora de levantarse, dormilón. -Dice una voz ronca.
-Te dije un minuto... -Thomas se sienta para quejarse, pero al que ve no es su compañero.
El chico que está en la habitación prende la luz. Su rostro tiene una cicatriz que parece cruzar por su ojo hasta su mentón, partiéndolo por la mitad. Su nariz esta torcida y su mirada es asesina. Aunque lleva puesto el uniforme de pantalón bordo y camisa blanca, su cuerpo aun es imponente.
- ¿Quién eres y porque estas en mi habitación?
-Dime Jeremy. No Jer, ni Jerry. Jeremy. -Se acerca a la cama y lo destapa. -Debes levantarte temprano para hacer lo que te diré.
- ¿De que carajos estas hablando? -Thomas se vuelve a tapar, pero Jeremy lanza las sabanas. Se acerca amenazante hacia él y Thomas se levanta para correr hacia un rincón de la habitación.
-Si quieres conocer el sótano deberás hacer lo que te diga. ¿Está claro? -Thomas asiente con las manos sudorosas sobre la pared. -Alguien está filtrando información del sótano. Descubre quien y recibirás tu invitación.
Era como si antes de terminar la oración ya estuviera saliendo de la habitación. Una sensación de terror puro quedaba suspendida, como en pausa cuando Jeremy se detuvo frente a la puerta.
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Cambiando Las Reglas Del Juego [Pausa]
Teen FictionUna historia situada en alguna parte de Buenos Aires, Argentina, sobre una chica que termina en un internado para menores.