Que Samantha odiaba inglés era un secreto a voces, literalmente, porque no dejaba de quejarse a Eva durante toda la hora. Su amiga optaba por reírse, conociendo como de dramática era la rubia. Lo que más odiaba de esa clase no era solo el sofocante calor que hacía en el aula aunque fuera hiciera un horrible frío de febrero, sino a cierto muchacho que tenía dominada esa asignatura. ¿Le odiaba? Probablemente. El chico de gafas la hacía sentir tontísima y desde lo que pasó ambos han sido básicamente enemigos. Eva reía por no llorar cada vez que los tenía que parar para que no se dijeran algo de lo que más tarde pudieran arrepentirse. Llegaron a clase un par de minutos antes de la hora, sentándose en los sitios que se les había asignado en esa aula para que Eirian pudiera recordar bien todos los nombres. Para su desgracia, él se sentaba justo delante de las muchachas. Flavio entró corriendo en el aula unos segundos antes de que el profesor cruzase la puerta. La rubia se rió ante el sofoco del muchacho.
— Parece que hay que ejercitarse un poco más, Fabio.
Como siempre, el de gafas le lanzó una mirada asesina antes de tomar su asiento. Ella sabía que odiaba que le llamara así cuando sabía de sobra su nombre, pero él siempre contraatacaba usando algún mote cariñoso.
— No tengo ni fuerzas ni ganas de contestarte, Sammy.
— Pues lo acabas de hacer...
— Me refería a algo más elaborado — dijo mientras limpiaba sus gafas con el borde de la camiseta — No creo que tengas el nivel suficiente para entender un vocabulario que no incluya tía.
— Eres insoportable.
— Genial, ya tenemos algo en común.
Flavio no solía ser así, pero si había alguien que pudiera sacarle de sus casillas era Samantha. A veces se avergonzaba de las conversaciones que tenía con ella porque no se reconocía, pero por otra parte... ¿Cómo iba a callarse? y justo eso, irónicamente lo que mejor sabía hacer, era lo único que no lograba en su presencia. Dando la conversación por finalizada, se giró de nuevo para comenzar la clase de inglés. Esta clase era demasiado fácil para él, y tenía bastante más nivel que el que estaban dando. Tenía la oportunidad de traer su certificado y poder aprobarla sin ir, pero necesitaba la beca y cuanta más nota media tuviera mejor. Así que, con todo el aburrimiento en el cuerpo, tenía que pasar 4h a la semana metido en ese zulo sobrecalentado oyendo como Eva y Samantha no dejaban de hablar por lo bajo y reírse. Quizás en otras circunstancias no le hubiera molestado, pero desde lo que pasó con Samantha no podía aguantar sus múltiples cotilleos y quejas. Flavio rodó los ojos por enésima vez en esa hora cuando la escuchó cómo volvía a hablar del tal Carlos.
— Tía, es que es guapísimo, de verdad — dijo contenta — Vaya caraza que se gasta el tío.
— Alguien está pillada...
— Que va, es solo un rollo.
— No te lo crees ni tú, nena.
— Te lo juro que sí.
— Que a mí no me engañas — dijo la morena empujándola con el hombro — Que ya son tres años juntas.
— Pues no me creas, ya ves tú el problema... — dijo orgullosa haciendo que Eva se riese.
— Venga, que tenemos que hacer los ejercicios que ha puesto Eirian.
— ¿Cuándo ha puesto ejercicios? — preguntó extrañada mientras Eva daba unos golpes en el hombro a Flavio para que se girase y poder preguntarle sobre lo que había que hacer — No necesitamos la ayuda de Fantasma.
— Quizás si no te pasases las hora entera hablando te enterarías de cómo son las cosas — le dijo a la rubia mientras señalaba a Eva lo que tenían que hacer.
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Que tengas suerte • Flamantha •
FanfictionFlavio nunca ha sido un gran fan de las matemáticas, aunque tampoco le gusta mucho pedir ayuda. Siempre ha sido un chico bastante reservado que ha preferido no molestar a los demás. En cambio, Samantha es una chica que arrasa por donde va, pero clar...