CAPÍTULO 18

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— ¡Admítelo de una vez, Flavio! — rió Gèrard desde el otro lado del teléfono — Si no es malo que estés nervioso.

— Pero Gèrard, que cabezón eres. ¡Qué no estoy nervioso! — aseguró — Ya he hablado más veces por videollamada con ella, ¿crees que soy tan debilucho como para ponerme nervioso con eso? No sé, me pongo nervioso con cosas más fuertes como por ejemplo los exámenes de matemáticas, por eso doy clases por si no te habías dado cuenta...

— Yo no he dicho que seas un debilucho, pero si me has llamado antes de su clase es por algo, ¿no? — dijo el rubio, pero no le quería incomodar — A no ser que sea que me echas demasiado de menos, seguro que es eso entonces.

— Pues claro que es eso, ya sabes que no puedo vivir sin ti — y bueno, en parte era cierto.

Sí, por alguna extraña razón esa mañana se había levantado algo nervioso. ¿Por qué? Si había tenido videollamadas con la rubia en varias ocasiones y por las clases tampoco podía ser... La parte que más nervioso le ponía era tenerla cerca en persona, aunque eso no solía admitirlo en alto.

— Bueno, hablamos otro día. La clase va a empezar — se despidió el murciano,

— ¡Diviértete! ¡Y no te pongas muy nervioso! — rió y después de soltar un rápido "adiós" colgó sin dar tiempo a Flavio a responder.

Antes de llamar a la chica se echó un vistazo en el espejo, se acomodó el pelo, limpió y ordenó un poco su mesa de estudio y después de pedir, tanto a su hermana como a su madre, que no se les ocurriera interrumpir durante su clase llamó a la chica. Tardó solo unos segundos en responder, lo que le hizo saber que ya estaba preparada. El moreno sonrió al verla, se reprimió las palabras que amenazaban con salir de su boca, no podía decirle que estaba preciosa y que Valencia le sentaba genial, solo de pensarlo se estaba sonrojando.

— Buenas, alumno Flaviorito — saludó la valenciana riendo por su propia broma

— Eso es lo más cerca que has estado nunca de llamarme Flavio.

— No te acostumbres — le aviso — ¿Qué tal las cosas por Murcia?

— Todo genial — dijo contento — Con un poco de calor, pero bueno, eso como siempre... ¿Y por allí?

— Pues todo en su sitio — rió — Disfrutando un poco de mi familia antes de los fiestones que nos vamos a pegar en Barbate. Ah, y estudiando un poco.

— Me encanta porque metes el "estudiando un poco" como para compensar pero...

— A ver que dices — le amenazó la rubia antes de que terminara.

— Querida Samantha, no nos engañemos — rió el murciano — Los únicos libros que estás tocando son para enseñarme matemáticas.

— Pues un poco tienes razón, no te voy a mentir — rió la chica también — Pero te juro que sí estoy avanzando cosas. Un par de trabajos que tienen fecha a la vuelta de vacaciones y eso.

— Oye, que si tienes mucho que hacer ya te he dicho que no tienes que darme clases, que tú también tienes tus cosas para hacer, eh.

— ¿Otra vez, Felipe? Ya te he dicho que te voy a dar clases, no intentes escaquearte — el moreno comenzó a reír, no podía creer que la chica le hubiese dicho aquello, él nunca se escaquearía de una clase con ella, al menos no ahora — Bueno, ¿empezamos?

El principio de la clase fue un resumen de las anteriores y una explicación del examen del que, por suerte, Flavio se acordaba bastante. Samantha admitió que el examen había sido complicado para los temas que habían estado dando. Les habían hecho una jugada magistral poniéndoles ese examen y Samantha no dudó en hacérselo saber, aunque él ya lo sabía cuando a Anne no le había salido bien.

Que tengas suerte • Flamantha •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora