CAPÍTULO 20

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La mañana había empezado bastante bien. Jesús les había ido despertando uno a uno para que bajaran a desayunar e irse pronto a la playa a coger sitio para poder estar todos juntos y no cada uno en un lado distinto. Samantha se quería morir del sueño que tenía, la noche anterior habían estado jugando a las cartas hasta las tantas y casi todos se habían ido a dormir más tarde de lo debido. Cuando Jesús entró a despertarla no pudo evitar taparse la cara con la almohada para no escuchar los gritos mañaneros de su amigo. Oyó al chico reír y la empezó a hacer cosquillas hasta que se quitó la almohada de la cara para pararle.

— Estamos de vacaciones, déjame dormir — se quejó.

— Que la playa se llena enseguida, no podemos ir muy tarde si queremos coger sitio todos juntos.

— La amistad está sobrevalorada — dijo dándose la vuelta en la cama.

— Venga que hay que desayunar.

— El desayuno también está sobrevalorado.

— ¡Sam! — se rió su amigo — Se te va a enfriar si no bajas.

— ¿Enfriar? — preguntó confusa — ¿Me has hecho el desayuno?

— No, Flavio ha hecho tortitas para todos.

— ¿Ha madrugado? Que chaval...

— Sí, se ha levantado hace una hora para que cuando nos levantásemos todos pudiéramos tener un desayuno en condiciones.

''Que mono'' pensó Samantha decidiendo salir de la cama para no hacer un feo al chico que había tenido el detalle de cocinar para todos. Jesús sonrió victorioso y salió de la habitación para darle algo de privacidad a la rubia. Ésta se lo tomó con bastante calma y se quedó sentada unos minutos contestando algunos mensajes y viendo las notificaciones que se le habían acumulado durante la noche. Mirándose al espejo se atusó un poco el pelo para no bajar tan despeinada, y se puso su bikini rojo debajo de un vestido de playa muy mono que se había traído de Beniarrés. Se dio el visto bueno en el espejo y tranquilamente bajó al comedor de la casa donde se encontró a menos gente de la que se esperaba. En la mesa solo estaban Eva y Hugo riendo de algo, y vio como Anajú y Nia la daban los buenos días en pijama y subían corriendo a sus habitaciones para cambiarse.

— Buenos días, bella durmiente — la saludó Eva — ¿Cómo te has levantado?

— Bien, pero he dormido poco — se quejó dando un beso en la cabeza a sus amigos — ¿Y el resto?

— Pues has tardado bastante así que muchos han acabado ya — le contó Hugo — Anne y Gèrard han desayunado pronto y se han ido a comprar un par de cosas para picar en la playa, Anajú y Nia se han ido para arriba como has visto, Jesús está hablando por teléfono en el porche y Rafa está en la cocina con Flavio que le está haciendo tortitas sin lactosa a Eva para que también pueda comer.

— Más bueno que el pan — dijo Eva — Cuando se ha enterado de que era intolerante se ha sentido fatal por no haber preguntado antes.

— Encima que nos hace el desayuno a todos va y se disculpa — rió Hugo y se giró a mirar a la rubia — Ve a por las tuyas a la cocina, que desayunamos contigo.

Samantha asintió e hizo lo que le había dicho su amigo. Llegando a la cocina pudo oír perfectamente la risa de los dos y como Flavio regañaba entre risas al andaluz. Al entrar vio al murciano corriendo por la cocina con una espátula en la mano, y no pudo evitar quedarse en el marco de la puerta observando la imagen. Rafa estaba persiguiendo al chico y éste estaba intentando escapar, pero la cocina no le dejaba mucha más escapatoria.

Que tengas suerte • Flamantha •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora