CAPÍTULO 24

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Se estaban perdiendo las clases de dirección financiera y educación inclusiva, Samantha y Flavio  habían decidido mentir ese día a sus amigos y un poco a ellos mismos diciendo que estaban enfermos o que tenían demasiado que hacer. La realidad era que estaban en aquel baño de la primera planta escondidos en uno de los cubículos, esperando que nadie los pillara, para una sesión de besos.

— Espera — la separó un poco Flavio de sus labios, creyó escuchar a alguien entrando y si era así significaba que había acabado la clase y pronto empezaría la siguiente. La chica comprendió enseguida, miró el teléfono y asintió — ¿Es la hora, no?

— Vas a tener que irte, no quiero que llegues tarde — susurró melosa aún pegada prácticamente a él.

— Podría acostumbrarme a que te preocuparas tanto por mí — dijo acariciando su mejilla.

— Siempre me preocupo por ti — aseguró mirándolo directamente a los ojos — Además, tienes matemáticas, seguro te dan la nota y como buena profesora me gustaría saber qué tal te ha ido.

— Lo sé, eres la mejor profesora del mundo.

— Luego celebramos en tu residencia, guapo — le dijo la chica guiñándole un ojo.

Flavio la sonrió pícaramente y enternecido la dejó un suave beso en sus labios antes de abrir la puerta, asegurarse de que no había nadie cerca y salir. Ella esperó unos cinco minutos antes de salir también, ninguno de los dos quería ser pillados  pero sus labios rojos e hinchados solo escondían un nombre. Flavio corrió tanto como pudo para llegar a tiempo a clase antes de que cerraran la puerta. Cuando lo hizo, las mejillas sonrosadas que tenía gracias a los besos con Samantha ahora eran notablemente de un color más intenso.

— Pensé que ya no venías, Gèrard nos dijo a Anajú y a mí que estabas acabando unas cosas que tenías que hacer urgentes — dijo Anne a modo de saludo.

— Mi madre, que necesitaba hablar conmigo para arreglar unas cosas del conservatorio — mintió — ¿Qué habéis hecho en educación inclusiva?

— Nada importante — dijo apenada — De hecho tampoco debí haber venido, podría haber hecho como tú y aprovechar el tiempo, que tengo un par de entregas que van a pasar de fecha... 

— Bueno, mejor.

— Hoy nos dan la nota.

— Lo sé — respondió con visible temor, le temblaban las manos y no conseguía parar de mover la pierna derecha — ¿Cómo crees que habrá ido?

— ¿Por ti, por mí o por ambos?

— Por todo.

— Creo que va a ir mucho mejor, no te preocupes. Fue mucho más asequible que el anterior.

— Lo mismo me dijo Samantha cuando le llevé las preguntas apuntadas.

— ¿Todo bien entre vosotros? — preguntó la de rizos.

— Sí, ¿por qué?

— Porque volvéis a pelearos como si nada hubiese cambiado — dijo. 

Un 50% de Flavio se puso muy feliz, pues el secreto seguía estando completamente oculto. En cambio,  el otro 50% se sintió muy mal amigo porque estaba feliz con Samantha y sus amigos querían verlo feliz con alguien que lo quisiera pero él se lo ocultaba. En cierto momento comenzó a pensar en las palabras de la rubia, cuando él preguntó cuánto duraría el secreto y ella le respondió que hasta que el primero se fuese de la lengua. No quería ser el primero en meter la pata, estaba viviendo aquella relación con una intensidad que no era capaz de definir y eso le encantaba. Para cuando Flavio quiso responder a su amiga, la profesora ya estaba entrando por la puerta y anunciando que lo primero del día serían las notas del examen. Lo siguiente fue mirar como la mujer empezaba a moverse por la clase entregando hojas a los alumnos. Hasta quedarse parada ante Flavio.

Que tengas suerte • Flamantha •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora