CAPÍTULO 23 (II)

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Bueno, ponemos esta advertencia solo para que no se vengan a quejar de que no lo hicimos pero en verdad meh.

Capítulo +18 (no en verdad, pero por si acaso)


— ¿Carlos? — preguntó notando cada latido de su corazón.

¿Qué hacía allí? ¿Por qué justo ahora cuando estaba tan bien con Flavio? Pero una cosa no podía negar, y aunque no quisiese sentirla lo hacía, estaba guapo, muy guapo. Bueno, estaba igual de guapo que siempre... Pero seguía teniendo la misma cara de gilipollas también.

— Hola, Sa...

— ¿Qué haces aquí? — preguntó asustada cortándole a mitad de frase.

Tenía el pulso muy acelerado pensando en lo que había pasado la última vez, y con un gesto rápido sacó el móvil para marcar a alguien si era necesario. La consolaba el hecho de que en esa planta había muchas habitaciones y si gritaba alguien saldría a socorrerla, no como en los vestuarios que la pilló desprevenida.

— He venido para hablar las cosas.

— No hay nada que hablar.

— Yo creo que sí — dijo acercándose a ella haciendo que la chica diera un paso hacia atrás.

— Mira, te voy a pedir muy educadamente que te vayas de aquí.

— Vine a buscarte en Semana Santa pero te habías ido de viaje con tus amigos.

— Por favor, vete — le rogó — No quiero saber nada de ti.

— No me gusta como se quedaron las cosas entre nosotros.

— Bueno, es lo que tú te buscaste.

— No te iba a hacer nada en el vestuario, fuiste una exagerada.

— No opino lo mismo, vete de aquí o llamo a los de seguridad de la residencia.

— No te atreverías — dijo volviendo a acercarse a ella.

— No juegues conmigo, Carlos.

— Justo eso es lo que más echo de menos de estar contigo — dijo acercándose de nuevo a ella — Lo bien que nos lo pasábamos jugando...

— Por favor — le rogó Samantha cansada.

— Venga, si nos lo pasábamos genial.

— No.

— Sé que en el fondo sí.

Carlos intentó acorralarla mientras la chica cerraba los ojos sin posible escapatoria. No podía creerse que la tuviera de nuevo en la misma posición de hacía casi un mes y a solas de nuevo. Por mucho que gritara no sabía si iba a recibir ayuda, y su teléfono permanecía olvidado en el bolsillo de la chaqueta pensando que tenía la situación controlada. Pero para su suerte, cuando el chico estaba a punto de posar los brazos en la pared para que no escapara, tiraron con fuerza de él hacia atrás tirándolo al suelo. Samantha oyó el golpe y por fin se decidió a abrir los ojos dando gracias por la imagen que tenía delante. Flavio le puso ambas manos a los lados de la cara para comprobar que estaba bien, y la chica le sonrió con alivio para que viera que estaba perfectamente. Con una sonrisa le dio un suave beso en la mejilla y se giró para mirar al chico que seguía desconcertado en el suelo.

— Mira que eres insoportable — le dijo Flavio enfadado — No hay quien se libre de ti.

— Puto niñato este — dijo levantándose rápidamente con el puño en alto pero Flavio le esquivó haciendo que se diera contra la pared.

Que tengas suerte • Flamantha •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora