La semana había sido agotadora, porque sí, esconder un secreto tan grande como que estás saliendo juntos a vuestros amigos es agotador. Por eso Samantha y Flavio llegaron, aunque por separado, prácticamente dormidos al restaurante en el que habían quedado con sus amigos, para variar un poco sus planes rústicos de irse a un bar a tomar algo.
— ¡Qué le den a la canción de Camilo! Esto sí que es vida de ricos — bromeó Eva con la canción del artista. Todos rieron sabiendo que la chica no lo pensaba ni de lejos, pues ella era una de las que más disfrutaba en las quedadas del grupo y la que más planes improvisados proponía.
— ¡Me pido ser condesa! — dijo Anne — Gèrard será conde, podéis postraros ante nosotros.
— ¡Bah! Condes dice, cuando se puede ser marqués — dijo Jesús.
— O duque, imagínate — añadió Nia.
— ¡Pero, niños, mil veces mejor ser reyes! ¿No? O sea, según tengo entendido es lo que encabeza la jerarquía nobiliaria — habló Anajú.
— Hablando de reyes, me pregunto por qué no hemos ido a un Burger King... — dijo Flavio.
— Pues porque de elegir eso habríamos ido a McDonald's que es ochenta veces mejor, payaso — le soltó Samantha. Los demás presentes comenzaron a mirarse entre ellos algo confundidos.
¿Desde cuándo se llevaban tan mal? Bueno, ¿desde que se llevaban bien cuando volvieron a llevarse mal? Algunos de sus amigos si que habían notado algo de tirantez entre ellos la última semana, pero no habían sido conscientes de que habían vuelto a la situación de antes en la que les costaba un poco estar juntos sin pelear.
— ¿Payaso? Perdona pero no soy yo la que prefiere las hamburguesas de un sitio donde, justamente, la mascota es un payaso — dijo, y le guiñó un ojo a la chica cuando los demás no se dieron cuenta. Un Oscar se merecían.
— Que metafórico estás...
— A uno de los dos le tenía que funcionar el cerebro.
—Madre mía, que insoportable que estás últimamente.
— Bueno, habló...
— ¿De qué tienes tú queja, eh?
— Madre mía, si hablara...
— Pues venga, gilipollas — le picó — Habla.
— Bueno, ya está — les separó Anajú — Ya estamos llegando y a mi me parece una ideaza haber venido a comer hoy a un sitio así... ¿A vosotros? — preguntó en general para calmar la tensión que había.
Los demás asintieron contentos y agradecidos con la turolense, ahora podían soltar el aire que habían estado aguantando en la corta pelea de los otros dos. El restaurante era bastante bonito y acogedor, y Eva se agradeció mentalmente el haber reservado unos días atrás para no tener que hacer cola y esperar a que una mesa suficientemente grande se quedase libre para ellos. Una vez el camarero les hubo dirigido a su mesa, todos se sentaron y la felicidad del moreno y la rubia se vio disimulada por una negativa impasible. Les había tocado sentarse juntos pero tenían que armar un poco el teatro para que sus amigos sufriesen un poco, aunque lo que más deseaban ambos era poder darse la mano por debajo de la mesa mientras sus amigos no se daban cuenta.
— ¿Entonces qué? — preguntó Nia dirigiéndose a Anne y Flavio — ¿Vuestro examen fue bien?
Anne asintió efusiva y e contó que le había ido mucho mejor que la última vez y que seguro iba a a subir bastante de nota. Flavio, en cambio, solo asintió distraído mascullando un débil ''bien'' para contentar a sus amigos. Se había tomado la interpretación muy en serio y quería que sus amigos notaran que no le hacía ninguna gracia sentarse junto a la rubia.
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Que tengas suerte • Flamantha •
FanficFlavio nunca ha sido un gran fan de las matemáticas, aunque tampoco le gusta mucho pedir ayuda. Siempre ha sido un chico bastante reservado que ha preferido no molestar a los demás. En cambio, Samantha es una chica que arrasa por donde va, pero clar...