La chica forcejeaba ante el agarre de Carlos, le empezaban a doler las muñecas y el aire entraba de forma demasiado pesada a sus pulmones debido a que él tenía su boca tapada y las fosas nasales no parecían querer cooperar. Como si un golpe de gracia se tratase, recordó una tarde junto a Eva en la que se asustaron demasiado porque creyeron ser perseguidas por un hombre desde el centro comercial hasta la residencia, por suerte no fue así pero, buscaron un par de tácticas de autodefensa. "Si tienes las manos inmovilizadas, usa tus rodillas" y así hizo, pegó un rodillazo a Carlos y consiguió, al menos, que el chico sacase la mano que tapaba su boca, el golpe no había sido fuerte del todo.
- ¿Qué crees que estás haciendo? - le preguntó firme, aunque un hilo de voz denotaba el miedo que sentía.
- Te estoy haciendo caso - dijo - Sé cuánto te gusta mandar. Y, aunque me he dado cuenta un poco tarde ya se que no debería desobedecerte - habló alzando las cejas y sonriendo, haciendo a Samantha revolverse.
- Suéltame o gritaré - le ordenó. Pero este no pareció escuchar la amenaza de la rubia, ¿no era que no volvería a desobedecerle? Seguía con esa sonrisa aterradora que hacía temblar a Samantha, no sabía qué hacer.
Lo siguiente fue rápido, como todo lo anterior, Samantha a punto de gritar pero Carlos fue más hábil y llevó su mano a la boca de la chica cortando de golpe el grito que iba a soltar.
- Sam, Sam, Sam - empezó - Últimamente estás muy rebelde, más respondona, menos obediente... El gafotas te está lavando el cerebro, ¿verdad? ¿Crees que no me he dado cuenta? Y tú te estás portando muy mal haciéndole caso.
La chica negaba con la cabeza, ¿qué más podía hacer? Estaba completamente atrapada por el cuerpo del chico y su boca estaba tapada. Empezaba a costarle salir de la situación, quería patearle, tal vez otro rodillazo, o morder su mano y que la dejase libre, pero no podía la abrumación la estaba dejando agotada.
- Prometeme que vas a estar tranquila y te destapo la boca - volvió a hablar él, y ella asintió. No tardó mucho en llevar la acción a cabo y Sam cumplió la promesa, no habló, ni gritó, tampoco quería esforzarse en hacerlo, él era mucho más fuerte y sabía que no iba a hacerle daño, pero tenía miedo y estaban solos, no iba a escucharlos nadie hasta que llegase la hora de cerrar mínimo - He estado pensando lo bien que nos sentaría a los dos volver a estar juntos, ¿no crees?
- No - respondió, aunque más bien sonó a una súplica. Samantha no quería seguir viviendo bajo la sombra y los insultos camuflados de Carlos. Quería estar tranquila, ser libre y sin sentirse atada a una persona que no buscaba el bien para ella - Por favor, suéltame - sollozó. Samantha no era así, ella era fuerte, luchadora, no se dejaba arrastrar ni se arrastraba por nada ni nadie, pero tenía miedo. No sabía que podía hacerla Carlos.
- Solo te voy a soltar si me prometes que vas a dejar de jugar a la alumna calienta braguetas de ese niñato - le dijo.
- Eres una mierda de persona- y entonces empezó a llorar, acorralada en la pared, sin movimiento alguno en sus manos y, ya, sin fuerzas para seguir aguantando el tipo. Lo último que podía hacer Carlos para dejarla aún más destrozada era eso.
- ¿Y tú, Samantha? ¿Qué eres tú? Porque tus actos me hacen pensar que lo único que quieres es a los hombres para llevarte un beneficio; primero conmigo porque soy popular y así tu estatus de mierda en la universidad iba a subir, y después el mindundi este, al que le chupas la polla para aprobar el puto inglés. Para mi eso es ser una puta.
- ¿Sam, estás aquí? ¡Resulta que me estaba llevando tus llaves sin darme cuenta! - como si de un milagro se tratase, la voz de Lara sonó por encima de la voz de Carlos y el chico soltó las manos de la valenciana, las tenía rojas y le dolían, sin duda le iban a dejar alguna marca, y antes de que Lara entrase, Carlos advirtió a la valenciana de que no dijese ni una palabra y se apartó lo suficiente como para que no fuese raro, a excepción de las lágrimas que caían de los ojos azules de Samantha - ¿Qué está pasando aquí?
ESTÁS LEYENDO
Que tengas suerte • Flamantha •
FanfictionFlavio nunca ha sido un gran fan de las matemáticas, aunque tampoco le gusta mucho pedir ayuda. Siempre ha sido un chico bastante reservado que ha preferido no molestar a los demás. En cambio, Samantha es una chica que arrasa por donde va, pero clar...