Se iba a tener que acostumbrar a los madrugones si quería la plaza para las prácticas en aquel hotel del centro de la ciudad. Samantha no era fanática de los amaneceres, menos si solo los veía en su marcha a clase.
Tercero de turismo no era nada parecido a como los antiguos alumnos y sus profesores le habían comentado. "Sí, será divertido" le decían algunos, lo que esos "algunos" omitieron fueron las montañas de trabajo que en ese momento se acumulaban en el escritorio de la rubia. Casi podía decir que dormía arropada por apuntes.
Las siete y media de la mañana, llegaba tarde. Muy tarde.
— ¿Quién narices iba a mandarme a mi coger de las optativas la que era a primera hora de la mañana? — bufaba para sí misma mientras se dirigía a mover las sábanas de una cama que seguían escondiendo a alguien — ¡Eva, arriba, vamos a llegar tarde!
Si realmente existía una persona que odiase más que Samantha madrugar, esa era sin duda Eva, su preciosa compañera de habitación. La gallega compartía con ella no solo la habitación de residencia, sino también la carrera, el curso y el grupo de amigos.
Como respuesta la morena dió una vuelta en la cama y se tapó más, si eso era posible, con las mantas.
— No tengo ganas de dar clase. ¿No podemos faltar hoy?
— Paso de arriesgar el porcentaje de asistencia. Tú falta si quieres.
— ¡Venga, Sam! Si lo estás deseando, tu cama está aún sin hacer, por algo será.
— No juegues así de sucio, Eva Barreiro — advirtió la rubia. Después cogió su llave y salió de la habitación para gritar desde fuera que la esperaba en el comedor para desayunar.
El desayuno lo pasó casi al completo sola, no literalmente, los estudiantes entraban y salían apurados. Seguramente iban a llegar igual de tarde que ella. Eva se unió a ella casi media hora después, cuando ya llegaba la hora de marcharse.
— No te atrevas a sentarte. Pilla una manzana o algo y te la vas comiendo.
— ¡Vale, mamá! — gritó poniendo las manos hacia arriba. Se acercó a uno de los fruteros y cogió la manzana más roja que encontró, le pegó el primer bocado e hizo un gesto con la cabeza — Ya podemos irnos.
El trayecto hasta la facultad fue tan simple como siempre. Cada una con sus auriculares puestos y mirando distraídamente a los chicos guapos que había cerca, porque para ellas era habitual tener un crush de metro. Tan habitual que era a diario.
— Recuérdame porqué elegimos administración de las organizaciones turísticas sin saber de qué iba la asignatura — pidió Eva una vez llegaron al edificio.
— Sonaba tan bonito... hasta que nos hablaron de derecho.
— Mira, allí están Nia y Jesús — cambió de tema cuando vió a sus amigos parados al lado de la puerta principal. El de los rizos fumaba y ella reía por alguna tontería que seguramente él habría hecho — ¿Qué pasa, xente?
— Hola — saludó Samantha alargando la "o".
— ¡Buenos días, señoritas! De nuevo pegadas de hora — saludó Jesús llevando la mano a su barbilla para acariciarla y añadir — Que sorpresa.
— Ni caso, aún no ha llegado la profesora. Se hace el gracioso pero él acaba de llegar también — las defendió Nia.
— Ja, ja, ja. Mira como me parto, Jesús — soltó irónica la gallega.
— Dame un cigarro, anda — pidió Samantha al chico, que la miró con negación en el rostro — Es el precio por reírte de nosotras por haber llegado "tarde".
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Que tengas suerte • Flamantha •
FanficFlavio nunca ha sido un gran fan de las matemáticas, aunque tampoco le gusta mucho pedir ayuda. Siempre ha sido un chico bastante reservado que ha preferido no molestar a los demás. En cambio, Samantha es una chica que arrasa por donde va, pero clar...