CAPÍTULO 5

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Anaju extrañada había ido tras él para ver que es lo que había pasado exactamente. Flavio no se podía creer su mala suerte, conseguía un trabajo y justo era dar clases a esa...Impresentable.

— Para, para — le gritó su amiga que iba detrás de él intentando seguirle el paso.

— Lo mío es mala suerte y lo demás es tontería — dijo mientras seguía andando.

Anajú comenzó a correr un poco hasta conseguir agarrarle del brazo y pararle en seco. El muchacho se giró a mirarla con pose cansada. Sin hablar más, su amiga se colgó de su brazo y los dirigió hasta la cafetería de su facultad para hablar tranquilamente con un café caliente frente a ellos.

— ¿Entonces la amiga de Nia es la chica que te cae mal de inglés?

— Sí, voy de mal en peor.

— También menuda casualidad...

— No quiero hablar más del tema, la verdad... El día que me vaya algo bien voy a aplaudir.

La castaña viendo que su amigo no estaba de humor, cambió el tema radicalmente y le empezó a preguntar por sus planes de semana santa. Al rato, vio como Anajú recibía un mensaje y sonreía de oreja a oreja.

— ¿Qué pasa? — preguntó Flavio con una sonrisa — ¿Te ha hablado Rafa?

— Nope — dijo enseñando la pantalla a su amigo — Nia me acaba de decir que le dé tu número, que Samantha lo quiere.

— ¿Qué?

Samantha estaba atacada. Había llegado a la cafetería quince minutos antes de lo previsto, y temía que el chico no se presentara y encima ella quedase como una idiota. Sacó su móvil por enésima vez para mirar si el chico le había escrito algún mensaje, pero se volvió a encontrar con su mensaje que Flavio había dejado en leído sin contestar. Volvió a leerlo para comprobar, de nuevo, si había sido lo suficientemente clara.

Mañana quedamos a las seis, por favor. *ubicación*

Quizás había sonado demasiado borde y el chico había pasado de ella... Al fin y al cabo la había dejado en leído sin decirle nada. A las 17: 55, le vio entrar por la puerta de la cafetería y suspiró aliviada. Observó cómo el chico se dirigía al mostrador directamente sin pararse a mirar quién había en la cafetería y se apoyaba en la barra mirando la carta mientras charlaba con la camarera. Le leyó los labios al muchacho y vio como le estaba contando que no sabía que tomar porque era la primera vez que iba. Finalmente, parece que se decidió por un café y tras agradecer a la camarera, se dirigió a una de las mesas. Antes de llegar a sentarse, se dio cuenta de que la rubia le estaba observando y levantó la mano tímidamente para saludarla y dirigirse a su mesa. Mientras esto ocurría, Samantha pudo ver cómo la camarera, que tendría su edad más o menos, seguía con la mirada a Flavio. Cuando vio que se sentaba con ella, su mueca cambió a una de disgusto. La rubia no pudo suprimir una pequeña risa ante el panorama, a lo que Flavio la miró extrañado mientras se sentaba frente a ella.

— ¿Pasa algo? — preguntó confuso.

— Hola, eh — le contestó evitando el tema.

— Buenas tardes, no te había visto hasta ahora.

— Pensaba que no ibas a venir — confesó.

— Fuiste educada por una vez, no iba a desaprovechar la ocasión.

— Que imbécil.

— Vaya, pensaba que querías ayuda — dijo fingiendo que se levantaba para irse pero antes de que ella pudiera decir algo volvió a sentarse riendo — Era una broma.

Que tengas suerte • Flamantha •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora