CAPÍTULO 13

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La rubia no se esperaba en absoluto encontrarse con él en la fiesta. Se lo estaba pasando de maravilla con sus amigos y la última vez que había salido la noche había acabado mal, y no quería bajo ningún concepto que pasase lo mismo. No iba a permitírselo, suficiente le había amargado ya. Estaba tan sorprendida y enfadada que no se había enterado de nada de lo que le había dicho Carlos desde que se había dado la vuelta y se le había encontrado de frente.

— ¿Qué? — preguntó confusa.

— Que te he visto desde la puerta — dijo haciendo un gesto como de que tenía las caderas más grandes — No me has hecho ni caso.

— Es que no tengo que hacerte caso en todo lo que dices — contestó enfadada — Mayormente porque todo lo que dices es una gilipollez.

— Yo solo te lo dije por tu bien y por tu salud.

— Mi salud está de maravilla con unos kilos de más.

— ¿Podemos hablar?

— No, no podemos hablar.

— Venga, salgamos fuera — dijo acercándose a ella para agarrarla del brazo pero Eva se puso en medio para apartarla.

— Te ha dicho que no, capullo — dijo enfadada cogiendo del brazo a su amiga — Ahora vete y déjanos en paz.

Arrastrando a su amiga y olvidándose de que ambas querían ir al baño, Eva atravesó toda la pista con Samantha en busca de Flavio. La gallega no quería pasar más tiempo en ese local preocupada por si Carlos les amargaba la noche. Así que, quería reunir a todos sus amigos y animarles a que se fueran a tomar unas copas a otro sitio, probablemente al bar de un amigo suyo que abría toda la noche y era divertido a la par que tranquilo. Suspiró cuando se encontró al murciano en el mismo sitio que le habían dejado y bailando con Gèrard y Anne que parecían haberse unido a él. Con una sonrisa, les indicó que salieran a la calle con ellas porque quería hablar con ellos sin tener que gritar. Una vez estuvieron en el silencio de la noche, Anne les preguntó qué pasaba.

— ¿Sabéis dónde están Nia y Jesús? — preguntó Samantha antes de responder a la de rizos.

— Se han ido con Rafa y Anajú a no sé donde — respondió Gèrard — ¿Nos vais a decir que pasa?

— Carlos está en la fiesta e insiste en que hablemos — respondió la rubia.

— Joder... — dijo Anne — ¿Te ha hecho algo?

— No, bueno... No.

— ¿Te ha dicho algo? — preguntó entonces Flavio.

— Le ha vuelto a decir que tiene que adelgazar — contestó Eva por su amiga — No me siento muy cómoda sabiendo que puede amargarnos la fiesta en cualquier momento. Así que... ¿Os apetece que vayamos al bar de un amigo?

— ¿A cuál? — preguntó Samantha — ¿Al de Hugo?

— Sí — dijo contenta y se dirigió a los demás para explicarles el plan — Es un bar tranquilito en el que podemos estar de charleta, está como a 15 minutos andando desde aquí.

— Anne y yo nos íbamos a ir ya a casa — dijo el rubio — Solo estábamos con Flavio para hacerle compañía hasta que volviéseis del baño y de paso despedirnos.

— ¡Es pronto! — se quejó la valenciana — Quedaos un ratito más.

— Nos encantaría pero quiero coger el metro antes de que cierren — dijo la de rizos — Otro día vamos con vosotras.

— ¿Te vienes, Flavio? — preguntó su amigo.

— No, me quedo con ellas para que no se queden solas — contestó el murciano mirando la hora — Además, aún es prontico así que da tiempo a ir al bar del amigo de Eva.

Que tengas suerte • Flamantha •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora