☆꧁༒☬𝒰𝒩 𝒫𝒪𝒟𝐸𝑅 𝐹𝒰𝐸𝑅𝒜 𝒟𝐸 𝒞𝒪𝒩𝒯𝑅𝒪𝐿(𝑜𝓂𝑒𝑔𝒶𝓋𝑒𝓇𝓈)☬༒꧂☆

Capítulo XXIII - Un loco con delirios de grandeza

En estos informes había bastante información pero yo me quedé especialmente con la última página, la cual solo tenía dos únicas letras escritas en ella.

Llamame Erbo ~

No sabía si era su nombre real o algún nombre en clave, al igual que abadón, que fue como me llamó antes de irse.

No se pero lo que si sabía es que tenía que volver a casa.

Busque en mis bolsillos hasta encotrar mi teléfono, y después de unos segundos buscando encontré el numero de Horacio.

Sin más esperar llamé al número y me coloque en teléfono en el oído, con la mirada puesta el horizonte, el viento moviendo mi pelo a su placer y la carpeta agarrada con delicadeza con mi mano libre la cual reposaba pegada a mi pierna.

Gustabo!? - chillo alarmado mi omega nada más coger el teléfono.

Si soy yo... Me a pasado una cosa super rara puedes venirme a recoger? - mi mente mientras pensaba en cómo justificar todo esto, obviamente no podía decirle a nadie que esta información se la había dado ella, ni que me iba a ayudar. Pues seguro que o no me creen o me ponen más seguridad que a Volkov y a Horacio, cosa que me cotaria las alas y no podría quedar con ella ni hacer nada prácticamente...esa era la escusa que Gustabo se decía a si mismo... Solo para ocultar la verdadera razón

Eres imbécil estábamos preocupados por ti idiota, desapareciste ayer en casa de volkov y- comentaba claramente cabreado el joven omega, pero al oir el tiempo que estuvo fuera interrumpió a Horacio.

Como que llevo un día fuera!?? - el dato me dejo atónito, pues pensaba qeu habían pasado escasos minutos, no 24 h.

Donde estabas? - preguntaba Horacio haciendo que me altere y búscase una escusa rápida.

Tu ven rápido con Volkov y os lo explico todo, te mando ubicación - sin más colgó y me mando su ubicación para luego pensar en una buena escusa.

Después de un rato pensando obtuve la escusa perfecta y la iba a poner en práctica, lo cual no se hizo demorar pues Volkov y Horacio llegaron prácticamente a la vez.

Donde coño te habías metido - decía el ruso cabreado pues era el encargado de cuidarme y me escape.

Perdonadme pero estabais borracho y había encontrado una osita y fui solo, conseguí esto y cuando huía de mis perseguidores me cai y perdí el conocimiento... - sin que se dieran cuenta cogió y arrugó el papel donde decía como debía llamar a la chica para poder escunderlo con facilidad.

No vuelvas a hacer eso bajo mi cuidado... Ahora bien... Me dejas ver lo que has encontrado? - yo sin más le entregue toda la documentación a Volkov el cual empezó a leerla, momento el cual Horacio aprovecho para hablar con migo.

Y te a pasado lo mismo que en comisaría? - su voz esbozaba  una clara preocupación la cual me pareció muy tierna por su parte.

No tranquilo por eso huía... O acaso crees que usando mis poderes necesito huir? - la última parte la hice con un tono más bromista para relajar el hambiente, lo cual conseguí pues Horacio ante el comentario se empezó a reír levemente para no molestar al ruso.

Esta información es bastante interesante, me puedes repetir de donde la has sacado? - el ruso estaba poniendome contra las cuerdas y el sin saberlo cosa que me parecía levemente cómica.

Me dieron un chivatazo de que habían imformes en una casa custodiado por unos tios y pues se lo robe... Pero no me acuerdo muy bien, creo que se deve al golpe - dije rozando mi cabeza con suavidad esperando a que se traga se esa escusa.

Vale, venga vámonos de aquí, luego le enseño esto a Conway, omitire el detalle de que te escapaste... Pero bien hecho - el ruso acarició con suavidad mi pelo como si de un niño se tratase, a mi me pareció un detalle gracioso y sin más nos subimos al coche para darle la información a conway.

Y que pone en los archivos? - preguntaba curioso Horacio.

Pues da información detallada de sus emperimentos, de cómo los ejecuta, también información de algunos pura sangre como yo y de sus poderes. - resumí brevemente la información expuesta en la carpeta.

Es un psicópata que quiere jugar a ser dios - decía mosqueado Volkov, cosa que no entendía imagine que era por que llevaban detrás de él desde hace mucho.

Al rato Volkov nos dejó en su piso mientras el le daba la información a Conway, le recordé que dijese que se la di yo, cosa que le sacó una sonrisa antes de decirme que lo haria.

Una vez en su piso nos tumbamos a ver la televisión en el sofá, estaba harto de tanto mambo.

Horacio y yo hablamos un poco sobre tonterías sin importancia, incluso hubo algún comentario subido de tono seguido de besos y caricias pero no llegaron a más que eso.

Al poco rato llegó Volkov el que parecía más que un compañero de trabajo una niñera, se sento en el sofá y nos informó de que había pasado.

Y bien? - interrogue yo al ruso con la mirada puesta en el.

Bien, no ha admitido que fuese un buen trabajo pero lo era - esa actitud que tenía el ruso hacia nosotros me parecía hasta adorable y a su vez curiosa, pues ayer casi lo mato por un arrebato de celos...

~Los caminos de la vida son tan confusos~ -pensé antes de ponerme a ver la televisión con Horacio y volkov.

Al poco rato ya era de noche y teníamos sueño, Volkov nos cedió una habitación de invitados pero antes de entrar me dijo algo que provocó en mi una leve sonrisa - esta noche intenta no desaparecer, vale Gustabo?

Lo intentaré - dije mientras reía suavemente antes de cerrar la puerta de la habitación donde ya estaba Horacio tumbado en ropa interior.

Oye Gustabo... Vamos a dormir o... - dijo mientras examinaba por completo mi cuerpo con una sonrisa en su rostro.

Yo me puse encima suya y le susurre al oído la respuesta - tengo sueño joputa que tal si en otro momento - sin más le deje un suave beso en la boca, dejándole como regalo un suave sonrojo en sus mejillas para luego tumbarme a su lado, el me abrazo con ternura a la altura del pecho y yo rodeé su espalda con mi brazo para corresponder dicho abrazo.

Después de unos pocos segundos ya casi nos habíamos dormido y un delicado aroma a cereza se hizo presente por un segundo acompañado de esa voz tan melifua de que aquella chica - buenas nuches Gustabin - y cuando su voz se callo indicando que ella se fue también lo hizo por completo su dulce olor a cereza dejando únicamente el mio y el empalagoso algodón de azúcar, el cual era el aroma de Horacio, que tanto me gustaba.