Capítulo 37

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Ginger
—Tienes visita. —dijo la enferma y fruncí el ceño. —No queremos que sufras un ataque.

—¿Visita? Si es Peter o una señora que dice ser mi madre llamada Reese. No pienso ir a ningún lado. —dije volviendo a tirarme en la cama y mirar al techo.

—No son ellos Ginger, son dos chicos. Una peli negra llamada Ana Harrison, y otro chico llamado My...

—Mychael.... —Mychael.

¡¡¡MYCHAEL VINO A VERME!!!

"Ya se había tardado mucho, no?"

"Es por lástima que viene a visitarte"

"O de seguro viene a terminar contigo, ¿Quien quisiera estar con una loca?"

—¡¡Callate maldito!! ¡¡Hoy no vas a poder conmigo con tus estúpidas palabras!!

—¿Lo ves Ginger? Toma las medicinas. —insistió la enfermera. Me las tomé de un solo. Me puse los zapatos y salí corriendo de la habitación. Pero la enfermera me detuvo. —No puedes recibir visitas así. Tiene que ponerte la camisa de fuerza.... —fruncí el ceño. —solo por seguridad.

—Ya me pusieron eso una vez. No pienso usarla de nuevo. —intente pasar de la enfermera, pero me impidió el paso de nuevo.

—No vas a ir a ningún lado sin la camisa. —Dijo la enfermera bloqueando el camino. Hice una sonrisa ladeada.

—¿Hace cuanto que no vas a correr? –le pregunté. Ella me miró confundida.

—Eh? —pasé en medio de sus piernas y salí corriendo bajando las escaleras a toda velocidad hasta llegar al área de visitas, estaba a punto de llegar, no venía nadie detrás de mí, así que bajé la velocidad, seguí caminando por el pasillo, hasta que lo vi.... ahí estaba. De pie hablando con una enfermera, se veía entusiasmado. Y yo también lo estaba, estaba temblando de la felicidad. Mychael buscó con la mirada hasta que nuestras miradas se encontraron. Fue hermoso. Sus lindos ojos brillaron, salió corriendo y lo perdí de vista un momento. Pero luego apareció el final del largo pasillo, salí corriendo hacia él, y el vino corriendo hacia mí, y cuando ya casi podía sentirlo abrazándome...... aparecieron unos enfermeros.

—¡Cooper! ¡Vuelve aquí! —dijeron acercándose a mí más rápido de lo que pensaba.

—¡No! Esperen, porfavor. No pienso escapar. Y-yo yo solo... —traté de explicarles, pero fue en vano. Me pusieron la camisa de fuerza, pero no lograron abrocharla. Si lo hacían no podría abrazar a Mychael, y eso era lo que más necesitaba. Necesitaba abrazarlo, besarlo, hablar con el. Lo necesitaba.

Mychael corrió para quitarme a los enfermeros de encima, pero yo pude hacerlo sola. Corrí lo más rápido que pude, y cuando estaba a pocos pasos de Mychael comencé a dudar que fuera real. Ya no estaba segura si era una alucinación o el de verdad estaba aquí.

"Idiota" "Si esta aquí, pero solo míralo, te mira con lastima, no con amor como siempre dijo"

—Callate. —dije pero en un susurro. —E-eres real.... no? E-eres tú!! —me acerqué un poco más.

—Soy yo, linda. —dijo sonriendo levemente. —te extrañé. No sabes cuánto.

—¡¡Al fin eres tú!!! ¡¡¡Eres real!! No una alucinación!¡¡ Al fin!!! —corte la poca distancia que quedaba y lo abracé. Lo abracé como si no hubiera un mañana, como si se desvaneciera. Estaba demasiado feliz. Por primera vez en mi vida sentía la felicidad así sin más. Felicidad pura. Eso era lo que sentía.

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Two different worlds (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora