Capítulo 36.

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“Gracias al chico que le dibuja colas y cuernos a mis fotografías. Te luciste, gracias :-)” –respondió. 

Me lucí. Me carcome las ganas de besarla… 

“;) te hice un favor agregándole accesorios” –Respondí.

“Definitivamente. ¿Vendrás?” –Contestó. 

Vaya, quiere verme. 

“Ansío por verte…” –Respondí

Soy todo un romántico. 

“¡Me sonrojas!” –Confesó. 

Tomé camino a verla. El taxi me dejó frente a su edificio, bajé y tomé aire. No sé por qué estaba tan nervioso, si antes podía verla normalmente… ahora ella sabe lo que siento, y no tengo respuesta.
Llamé a la puerta. Abrió ella. Tenía el cabello mojado, lo estaba peinando tal vez. Sonreí al verla, y ella me sonrió igual. Ruborizó, no la había visto tan feliz de verme. 

-Hola –comentó tímidamente.
-Hola –Respondí con una sonrisa.
-Entra. –me dejó pasar.

Entré a la casa. Le agradecí. Me senté en uno de los sillones y ella me avisó que ahorita venía a sentarse conmigo.

-¿Ah qué hora te irás? –Me preguntó desde su habitación. 
-Decía que la hora del vuelo es a las doce de la noche, ¿Por qué?
-Nomás…

Nadie pregunta por qué sí eso. No insistí. 

-¿Y tu compañera de cuarto?
-Trabaja, viaja… y esas cosas. –Decía desde su habitación. 
-Interesante… 
-¿Por qué?
-Siempre que vengo estás sola.
-Prácticamente vivo sola. Antes ella pasaba más tiempo conmigo, pero ha obtenido un buen trabajo. 
-Es de esperarse. Qué bueno por ella…
-Si… 

Salió de la habitación. Olía delicioso, tal vez se perfumó. 

-En… -Miró su reloj- dos horas tenemos un compromiso.
-¿Ah sí? ¿Nosotros? 

¿Qué sucede? ¿Me perdí de algo?

-Supe que te gusta el equipo de Manchester. Jugarán hoy… 
-¿Cómo supiste?
-Porque… -Ruborizó- el chiste es que sé. 

Sonreí. 

-¿Aceptas venir conmigo a ver el partido?
-¿Tienes entradas? –Pregunté fascinado. 

No, no… ¿Compró boletos para ir, los dos juntos?
No me respondió. Sacó algo de su bolso y me presumió los boletos con una sonrisa. 

-Es una forma de agradecerte lo que has hecho por mí. Aunque no es mucho… -Me dio los boletos. 
-¿Qué no es mucho? –Le dije con una sonrisa. Tomé los boletos y los veía- ¡Es demasiado! es un buen detalle. Me estás sorprendiendo tú a mí.
-tengo ese efecto en los hombres. –Respondió con esa hermosa sonrisa.
-¿Enserio?
-No, pero no sé qué responder. 

Reímos. 
La miré. Nadie me había comprado boletos para ir a algún partido de mis equipos favoritos. ¿Es enserio? Ella es la primera, y no sé porque realmente lo hizo. Si porque realmente me está agradeciendo, o porque quiere enamorarme más… 

-¿Quieres ir a comer algo? –Le pregunté mientras me desprendía de mis pensamientos.
-Claro. –Me volvió a sonreír.

Caminamos a la puerta. Ella frente a mí. Se detuvo y se dio la vuelta.

-con una condición. 

No me sorprende que quiera negociar conmigo… accedería a cualquier cosa. ¡Es ella!

-Ah… dime. 
-Yo quiero pagar ahora.

No. Eso definitivamente no. Yo te estoy invitando a ti.
La miré, le dije que no con la cabeza. 

-¡Ay! ¿Por qué no?
-¡Porque yo te estoy invitando!

Me hizo un puchero. Dios mío, ¡Contrólate Liam! No caigas. No caigas… 

-Por favor…

Le sonreí. Pero volví a negarme.

-Desde que nos conocemos has invitado tú. –Puntualizó- Por favor. No importa si comes mucho, tengo dinero para pagarlo. En vez de gastarme ese dinero en… algo para mí, quisiera gastarlo en algo para nosotros. –Me dijo volviendo a hacer ese lindo puchero.

“Nosotros”. Palabra que me hizo estremecerme. Suena tan bien, ___ y yo. ¿Por qué no?
Es demasiado hermosa… me hacía el puchero mientras me decía “por favor”…

Can mend your broken heart? | l.p.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora