Can mend your broken heart? | l.p.

Capítulo 75.

Mis manos acariciaban todo su cuerpo, sentía sus brazos y al mismo tiempo alrededor de su torso. Ella estaba quieta en mi pecho, con ambas manos en él. 
Caminamos a su habitación entre besos y más besos. La cargué en mis brazos ya que si seguíamos caminando así ambos caeríamos. Todo fue tan rápido que no me di cuenta que ya estábamos en la habitación. Nos besábamos con demasiada fogosidad. Quité su blusa del trabajo sin prisa, y ella desabrochaba mi pantalón. No sabía si esta vez llegaríamos tan lejos, pero yo creo que ninguno de los dos siquiera lo imaginó. Estábamos tan en nuestro mundo, un mundo inventado por ambos en ese segundo… que ninguno notó que habíamos tirado un vaso de agua en el cuaderno que me había dado mi mamá. 
Ella comenzó a besar mi pecho mientras yacía sobre mí, ambos estábamos acobijados con la sábana más suave inimaginable. Teníamos el momento para nosotros dos… nomás existíamos ella y yo. Realmente no quería iniciarme o seguir con esto, porque… no quería ser otro más, sino quería ser el único. 
Volvió a mis labios y se hundió en ellos, mis manos acariciaban su espalda desnuda y perfecta a mi tacto. Ella sólo enredaba sus dedos en mi cabello, buscando cada vez más de mis besos. Y todo esto estaba pasando, y lo único que estaba pensando en ese momento era que no desee esto antes tanto como ahora. Estábamos convirtiéndonos en uno apenas sin ser mucho… ambos deseábamos ser más y sólo nuestra tensión se vio liberada en este momento. 
Nunca creí que sentir la piel desnuda de alguien contra la mía fuera tan increíble como esta vez. Todas aquellas veces se borraron de mi mente y ella jugaba conmigo diciéndome en susurros que era mi primera vez cuando mis recuerdos me decían que no era cierto. Pero… viéndolo de una perspectiva momentánea así estaba siendo, estaba pasando nuestra primera vez compartiendo nuestros deseos en un mismo lugar. 
Ambos estábamos tan agotados que nos dormidos abrazados… había pasado y me emocionaba siquiera recordar segundos atrás. Mi sonrisa no se desvanecía, ya estaba pensando en cómo volver a pedirle que fuese mi novia. Creo que fue una excelente noche que tenía que ser interrumpida por mis deberes. Abrí los ojos a una hora después de nuestro bonito encuentro y le miré la espalda desnuda. Sonreí al recordarlo y me estiré. Recuerdo perfectamente que besé su cabello y me levanté de la cama. Rápidamente fui por mi cuaderno y le encontré empapado… me molesté un poco, pero era algo material. Podría recuperar eso, pero no tengo tiempo. Limpié el agua y tiré a la basura el cuaderno. Me vestí completamente y le escribí rápidamente en un cuadro que tenía en su habitación donde ella escribía con gises. 

“Yo no te quiero, te amo. Me iré por ahora, regresaré pronto. Eres la mejor, de eso no hay duda…” 

Lo único que me cupo en ese pedacito fue eso, tomé mis cosas y volví a besarle el cabello. Salí del departamento y tomé el taxi que pasó primero y me dirigí al aeropuerto. 
Luego a la mañana siguiente fui a la prueba de Sonido, fuimos a un M&G y después fue el concierto. Así fueron los días hasta hoy.
Hemos estado en contacto desde aquella noche. 
Recordé que cuando ella vio el cuaderno en el basurero me habló al instante. 

-¿Has dejado acá el cuaderno?
-No, se ha mojado y se ha arruinado… por eso lo tiré.
-¿Enserio? A mí me parece bien… bueno, algo maltratado. 
-Iba con prisas, creo que ni noté si estaba bien. Estaba aturdido y si seguía ahí terminaría quedándome contigo… 

Rio. 

-Bien. ¿Lo tiro?

Realmente no quería que pasara eso. Tenía muchas historias ahí… y había prometido que cuando yo terminase ese cuaderno le entregaría a ella para que lo leyese. Así que preferí que lo tirara y leyera algo nuevo.

Día 165.

Escribo en una servilleta pequeña. Hoy he hablado con ella y la he invitado a viajar conmigo a Londres a ver a mis padres. En pocos días estaré con días libres y ella ha aceptado. No sé si llevarla a Londres o invitar a mis padres a Los Ángeles. 
Se me acaba el espacio de esta servilleta, debo de escribir un poco más pequeño. 

Día 170.

Necesito un cuaderno nuevo. Es indispensable para mí ahora tener que escribir de ella. MI mamá tiene la culpa de que esté enviciado en escribir más y más. En pocos días la veré, y también a ella. 
Hablé con ella este día y me dijo que tenía una sorpresa para mí. Me imagino tantas cosas… realmente quisiera saber qué es. Se me han maltratado todas las hojas en donde he escrito, así que espero cuando la vea me acompañe a comprar un cuaderno nuevo. Esta vez me gustaría contarle un tanto de lo que he escrito en mi otro cuaderno, quisiera que ella sepa más o menos, pero… ¿Qué va? Un día lo leerá, y siento que perderá la magia. Pero ella sabrá lo que un principio pasó, más no nuestro desenlace. Si es que pasa algo después del dulce encuentro que tuvimos después de las ricas alitas. 
Esta noche es el último concierto que tendremos en Los Estados Unidos. 
Me fui a hacer unos tatuajes en la misma tienda de siempre. Son buenísimos, si pudiese tatuarme todo lo que quiero lo haría. Pero tengo que guardar mis ansias para cuando de verdad pueda hacerlo. Nada me detiene, a que no sea la poca imaginación que tengo en los momentos que me preguntan qué querré tatuado en mi piel por siempre. 

Después de un entrenamiento brutal con los chicos al fin puedo ducharme. 
Me mandó un mensaje tan lindo:

“Que tengas mucha suerte esta noche. Ansío verte mañana… tengo muchas sorpresas para ti”

Iba a contestarle pero rápidamente texteó:

“Te amo también, y mucho xx” 

Sonreí como tonto. Los chicos lo notaron y rieron. Entramos en acción para cantar y no podía dejar de pensar en ella… 

Día 172.

Estoy viajando a Los Ángeles para verla unos días y luego nos iremos con mi familia. Ella tiene vacaciones una semana porque las ha pedido. Está tan ansiosa como yo de irnos ya a Londres. Escribo detrás de una caja de galletas. Sé que se escucha tan patético, pero realmente necesitaba escribirlo. Ya cuando llegue podré reescribir todo.
Al llegar me dirigí a la primera papelería que me encontré. Compré un cuaderno y comencé a reescribir aquello que redacté en hojas por doquier. Estaba a punto de terminar lo último cuando ya había llegado a su departamento. Subí hasta su habitación y me encontré con esta hermosa sorpresa.