Capítulo 45.

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-Sé que no debo sacarlo al tema… pero Leonel es un gran imbécil. –Miró hacia la tortuga, evitando contacto visual conmigo- yo no sé cómo veo en ti tantas cosas que él no aprovechó. Insisto, no lo sacaré más al tema, pero… quiero premiarte a ti por aguantar tanto, y haber sido tan paciente. Me demuestra que cuando quieres algo, es sincero el sentimiento… y no sé. –Levanté mis hombros- me haces sentir querido. –Tomé su barbilla, y le indiqué que me mirara- Te quiero enserio. –Sonreí. 

Tenía los ojos humedecidos. No… no quise hacerte llorar. Mordía su labio para evitar llorar, así que la jalé delicadamente de un brazo y la atraje hacia mí. La abracé, y ella hundía su rostro en mi pecho.
La llevé a la sala, y la senté a mi lado. Miré el reloj… eran las nueve. No es muy tarde, puedo ir por algo para que se anime. Le gustan los caramelos, y el helado… muchas cosas. Puedo traer algo para distraernos. 

-Iré al minisúper de aquí cerca. ¿Sí?
-¿Ah qué? –Me miró a los ojos.
-Traeré algo para nosotros. –Sonreí. 
-Bueno… no tardes. ¿Sí?
-No tardaré. –Le besé la frente. 

Se quedó sentada, mirando cómo me iba.
Al salir del departamento, me aseguré de que no estuviese Leonel ahí… siento que ando paranoico pero realmente no quiero que se le acerque de nuevo.
Bajé por el elevador, y tampoco estaba ahí. Al salir, completamente del departamento me percaté de que aunque arriba no estaba, ahí se encontraba esperando que yo me fuera. ¿Por qué es tan intenso? Me paralicé por un momento, pero luego hice como que no lo había visto. Se encontraba fumando recargado en su automóvil. Mirando su teléfono celular… vaya, tiene facha de rudo.

-¡EY! –me gritó.

Intenté no detenerme. No caminé rápido, si no caminé lento. No quería que viera que estaba algo acorralado.

-¡Ey Marica!

Vaya, ¿No sabe otra palabra?
Comenzó a perseguirme… en este momento me lamento mucho no traer mi seguridad…
Caminé normal, ignorándolo… hasta que colocó su mano en mi hombro y me giró con cierta brutalidad. 

-¿Qué quieres? –Respondí irritado. 
-¿Por qué huyes? ¿Estás sordo o qué? –Preguntó burlándose. 
-No quiero verte la cara, eso hago. –Respondí iracundo.
-Vaya, cálmate. 

No respondí. Tenía ganas de gritarle que era un imbécil, un… ¡Muchas cosas!
Se quedó frente a mí, fumando. 
¿¡Qué quieres?!

-¿Qué quieres? –intenté relajarme.

Me echó el humo en la cara. Me hice para atrás, disgustado por el humo.

-Si me permites… -Me di la vuelta e intenté caminar.
-¡No espera! –Camina detrás de mí.
-Hace unos momentos querías partirme la cara, Ahora… Estás raro. ¿Qué quieres? Tengo muchísima prisa, y no me interesa estar aquí. 

La verdad… me siento mal dejándolo ahí, aunque me caiga peor que nada… no puedo ser grosero. 

-Hermano, hay que hacer una tregua.
-¿Por qué deberíamos? –Pregunté confundido.

¿Tregua? ¿Para qué? ¿Por qué ahora?

-Porque… necesito tenerla de nuevo conmigo. 

Ah… ya sé a dónde va todo.

-¿Qué? 
-Quiero a ____ de nuevo a mi lado. 
-No. –Respondí secamente. 
-¿Perdón? –Soltó una risa llena de ironía- ¿Por qué no? es fácil. Termínala, le dices que la vida está conmigo.

Solté una risita. ¿Habla enserio? Aunque fuese broma, con eso sinceramente no se juega, ni me da risa. Ella no es objeto, ella no es algo que pueda arrojar como basura o regresarla a quien alguna vez la tuvo. La quiero conmigo, me enamoré de ella. Me di cuenta de las cosas que él no vio, yo si las pude ver. Eso me hace una persona diferente, me hace el novio de ella. Y no es por tener el ego alto, pero sé que seré el mejor novio que ha tenido… a lo que me ha contado, sé que es el único que se enamoró primero de ella.

-Lo lamento hermano. –Torcí los labios- ella ya no es para ti. 
-¡Sí es para mí! ¡Fue mía una vez y puede ser otra vez!
-Necesitas ayuda… 
-¡Tú ayuda!
-Lamento decírtelo, yo no puedo ayudarte. 
-¡Por Dios es fácil! Es más, préstame tu teléfono, la terminarás por teléfono. 

Acercó su brazo, y lo alejé. Que loco, que ni piense que lo haré.

-¡Dime por qué! –Rogaba explicaciones. 

¿Qué le explico? ¿Qué estoy enamorado de ella, o que yo si le vi cosas que él aunque por más que intentase no las verá?

-¿Por qué? –Me gritó. 
-Ella ya no te quiere. –Afirmé- 
-No puede desenamorarse de mí… nadie puede. 

Su rostro estaba tan… acabado. Él está acabado. Siento lástima por él.

-Ella se dejó de interesar por ti… 
-¿Pero por qué? No es cierto… -Estaba a punto de soltarse a llorar.
-Algún día te darás cuenta de lo increíble que era ella, y cuando ese día llegue, ella estará caminando al lado del hombre que ya lo sabía. 

Su rostro palideció más. No quiero verlo llorar, porque no pienso hacerme débil y animarlo. Él lo merece. Él la perdió, está pagando el precio. 
Miró hacia el cielo, miraba a todos lados… algo me decía que me quería dar un gran puñetazo. 
Comencé a caminar hacia atrás… la gente que pasaba alrededor nos miraba… a lo mejor creían que era un pareja que estaba peleando. No lo dudo… las personas de ahora piensan todo menos lo posible… comencé a dejarlo atrás… y escuché que tuvo un ataque de rabia.

Can mend your broken heart? | l.p.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora