Capítulo 8.

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Ella tenía una esencia diferente, me hacía creer que estaba siendo elogiado pero así era ella. Su forma de animarme era esa, oh eso creo. 
Tal vez yo esté siendo demasiado coqueto, oh ella demasiado amable.

Día 12.

He dormido como ángel, estoy sin apetito y estoy llanamente feliz. Soné con ella; Con ___... es raro, pero soñé que la veía con éste chico que la verdad no sé quién sea. Tengo ganas de invitarla a salir de nuevo, tengo dos días más libres, y luego se grabará un programa de televisión como nosotros entrevistados. Creo que si alguna vez la vuelvo a ver en un futuro, me gustaría que recordáramos de lo que hablábamos cuando nos veíamos en “Los Ángeles”, sería muy al estilo de película, algo así tierno.
No quería mandarle un mensaje de texto, sería muy atrevido de mi parte si es que tuviese pareja y fuese ese chico loco que estaba con ella, mejor iré a pasar por la tienda a ver si logro verla. 

Me asomé unas treinta veces y no la vi. Estoy junto a Andy y Harry quienes hablaban de una noche de fiestas que acababan de tener… ¿Por qué a mí no me emocionaba tanto? Seguro porque me la pasé pensando en si vería de nuevo a esta chica.

-¿A qué venimos exactamente? –Preguntó Harry al ver que veía hacia la tienda.
-Vine a… 
-¿No será que vienes a ver a esta chica? –Me interrumpió Andy.
-Uuu… -Exclamó- ¿Vienes a ver a la chica de los folletos?
-Se llama ___. –Le dije para que se aprendiera el nombre y dejara de decirle “Chica de los folletos” que era algo incivil.
-Uuu… -Vaciló 
-¿Qué? –Dije al reír.
-Puso una poción en tu bebida que te hizo enamorarte de ella, ¿Oh qué? –Preguntó Harry.
-No, no estoy enamorado de ella.
-¿Entonces por qué vinimos? –preguntó Andy, mientras se relajaba en su asiento.
-No sé, la verdad no sé ni por qué vine. –Argumenté. 
-Entonces, ¿Nos vamos a caminar o nos quedaremos aquí a que salga? –Dijo Harry mientras sacaba su teléfono celular.
-Si quieren vámonos. –Les sugerí. 

Los tres nos levantamos y comenzamos a caminar. Mientras más lejos estábamos menos podía ver si estaba adentro de la tienda, tenía pánico de entrar pero sabría que si no lo hacía me arrepentiría después. Vi el reloj, y estaba a punto de ser su hora de almorzar. 

-Eh, chicos. –Dije al detenerme.
-¿Sí? –preguntó Harry.
-¿Se van a ir al hotel? –Pregunté. 
-Pensábamos en ir a caminar al centro de los Ángeles, ¿por qué? –me respondió Andy.
-Los veo allá, ¿Bien?
-¿Por qué? –Preguntó Harry con esos ojos que me decían que ya sabía el por qué.
-Tengo que comprar el regalo de mis padres, he visto una excelente sala en la tienda de muebles, ¿está bien si los veo más tarde?
-Claro, suerte. –Sonrió Andy.
-Gracias. –Dije al comenzar a caminar rápido a la tienda CK.

Cuando llegué, me quedé inmovilizado en la puerta. Ella estaba ahí, por suerte. Mi corazón dio un suspiro, como si fuese mi hija y estuviese perdida y de verdad estuviera preocupado por encontrarla. Me quedé como torpe en la puerta, fue un tanto incomodo ya que las chicas que me reconocían me hablaron y yo no pude reaccionar de otra forma que sonreírles. Lamentablemente las ignoré, y caminé hacia esta chica.
Antes de que llegara a su lugar, ella volteó y me sonrió como si fuese un cliente. Segundos después de vernos me reconoció, y sonrió aún más.

-¡Hola! –Me saludó con esa sonrisa tan llena de alegría.
-Hola. –Sonreí 
-¿Cómo estás? 
-Bien, ¿Tú cómo estás?
-También… bien. –Dijo sin dejar de sonreírme.
-Venía pasando por aquí y me decidí por entrar a saludarte. –Mentí- quería estar contigo en mi tiempo libre. –Ella sonrojó y apresuré a decir- quiero decir, -Estaba nervioso- Podríamos estar en tu hora de descanso juntos… -Ella aún seguía enrojecida- Quise decir… -Tartamudee un poco- lo siento, soy un torpe. –Solté una risita nerviosa- te estoy invitando a comer de nuevo.
-Yo… 
-Pero si no puedes lo comprendo. –Apresuré a decir.

Ella tenía algo que no me podía dejar de inquietar. Guardaba algún secreto o faltaba algo yo de saber. No podía mantener su mirada en mis ojos, porque se distraía a mirar hacia atrás de mí, un lado de ella o al suelo. Seguro traía algo en el rostro siempre que la veía.

-No es que no pueda…
-¿Quedaste ya con alguien más?
-Algo así… pero, ¿Sabes? Me gustaría pasar contigo mí tiempo libre. –Dijo en un tanto burlándose de mi nerviosismo anterior.
-No, no canceles tus planes por mí… 
-Ah, no está bien. –Me sonrió- me gustaría invitarte a comer como paga de la última vez.
-No puedo permitir eso… -Dije sonriendo.
-Pero, -Levantó uno de sus dedos- no puedes cancelarme a mí, ¿O sí?
-Sí puedo. –Dije con una sonrisa. Ella abrió su boca para protestarme pero me reí y ella sonrió- pero no quiero cancelarte hoy. –Sonreí. 
-Entonces, ¿Aceptas mi invitación a comer? 

No podía permitir que ella pagara, yo la había invitado primero. 

-Claro, acepto. 
-¿Te parece si nos vemos en diez minutos?
-¿Dónde?
-Hay un restaurante aquí mismo en el centro comercial, suele ser muy rica la comida de ahí, y quisiera comer ahí. –Sonrió- Se llama “Philippe the Original”, ¿Lo conoces?
-Sí, lo he visto. 
-¿Te gusta la comida de ahí?
-No la he probado, pero será bueno conocer. –Sonreí.
-En diez minutos ahí te veo. 
-Bien… -Dije mientras tomaba camino a buscar aquel restaurante que sinceramente jamás había visto en aquel centro comercial. 


Me senté a esperarla, y no llegaba. Ya pasaban los quince minutos y no, no llegaba. Comencé a creer que me engañó para irse con aquella persona con la que quedó minutos atrás.
Comencé a jugar con las servilletas, haciendo de ellas una flor de papel. Aunque batallé mucho para hacerla, y gasté varias servilletas, por fin me salió una. Aunque estaba terriblemente fea, me había salido. Mientras intentaba volver a poner las servilletas donde estaban, escuchaba la música de fondo del restaurante y podía notar que algunas chicas estaban mirando hacia mí. Tenía la flor en las manos cuando ella me vio. No sé cuando llegó, pero por fin estaba aquí…

Can mend your broken heart? | l.p.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora