Capitulo 1

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Camila....

Me balanceó con suavidad en la mecedora del porche con un cuaderno en la rodilla y un vaso de té helado en la mesita a su lado.

Contemplé lo que había escrito y suspiré.

El principio de la búsqueda era la parte más difícil.

Era una lástima que a los veintidós años, una mujer razonablemente atractiva como yo se encontrara incapaz de resolver el problema de su virginidad, pero así era.

Y tenía que cambiar mi situación o perdería mi credibilidad con las colegialas adolescentes a las que debía asesorar.

Además, deseaba la experiencia del sexo.

Me moría por experimentarlo.

Di un sorbo a mi té y continué.

*Objetivo primero: encontrar un candidato experto que quiera desflorarme.

*Objetivo segundo: hacer jurar al candidato secreto absoluto.

*Objetivo tercero: hacerlo.

Suspiré de nuevo.

Escribir mis objetivos había sido un método de conseguir lo que deaseaba, desde los ocho años en que me había muerto de ganas por tener un pony.

Pero aunque deseaba perder la inocencia mucho más de lo que había deseado aquel pony, mi actual proyecto parecía más difícil que hacer un viaje a la luna.

El pequeño pueblo de Tomás Jofre , Mercedes, no estaba precisamente colmado de "candidatos expertos", pero incluso los pocos que podrían serlo habían huido tiempo atrás intimidados por mis cuatro súper protectores hermanos.

Y ninguno de mis corpulentos hermanos había bajado la guardia.

Todos esperaban que su hermanita llegara virgen a la noche nupcial.

Estaban sumergidos en la edad media, pero los quiero demasiado como para desafiarlos.

Ésa era la razón del objetivo número dos.

Pero aquel punto era dificultoso.

Incluso aunque encontrara un candidato que no se sintiera intimidado por mis hermanos, ¿cómo guardar un secreto en un pueblo en el que si tenías dolor de garganta te aparecían en la puerta tres tipos de sopa de pollo diferentes a la mañana siguiente?

Mis objetivos eran inalcanzables.

Aparté el cuaderno y lo posé sobre los libros que había comprado para el objetivo número tres.

Había tenido que ir a buscarlos hasta al centro de la ciudad sabiendo que no me podían ver en el pueblo con un libro como: Cien maneras de volverlo loco.

Y para ser sincera, la lista me podría haber ayudado a conseguir
aquel pony años atrás, pero mi mejor amigo Benjamin Rojas, Benja, había sido la auténtica llave.

Mi familia vivía en el pueblo y no tenía sitio para albergar un caballo, pero Benja había propuesto a mis padres que lo guardaran en su rancho.

Benja!! Él me ayudaría a encontrar al hombre adecuado!

Al contrario que mis hermanos, Benjamin entendía por qué necesitaba aceptar aquel trabajo en España y ser una mujer independiente y capaz.

Mis hermanos podían haberse reído cuando había pedido un sable en Navidad, pero Benja había ahorrado su paga y se lo había comprado.

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