Capítulo 16

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En el capítulo anterior......


Me había preparado a mi mismo para una tentadora imagen de Camila tendida en la cama y con poca ropa encima, pero la escena que ella había creado me dejó sin aliento.

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La sangre me martilleó en las sienes al contemplar la fantasía de todo hombre: una virgen encerrada en un burdel.

Unas cortinas de terciopelo rojo y las bombillas rojas daban un ambiente de pecaminoso placer.

Sus guantes de piel esperaban en una mesilla y en la otra una bandeja de comida que podría haber sido sacada de una orgía romana: tomates enanos, melocotones aterciopelados, espárragos helados y racimos de uvas maduras.

Fuera por la fruta o por alguna fragancia exótica que Camila hubiera añadido, la habitación ya olía a sexo y una suave música de fondo sonaba en el estéreo.

Había colocado espejos enmarcados con pañuelos en distintos ángulos y todos reflejaban la pieza central de la habitación, una cama cubierta de virginal satén blanco con una montaña de cojines de satén de todas las formas y tamaños.

Reclinada sobre aquel nido había una mujer a la que apenas reconocía.

Aunque las diminutas tiras de satén blanco que cubrían sus senos parecían inexistentes, conseguían resaltar su escote, donde la perla descansaba en su suave valle.

Deslicé la mirada hacia el liguero y la tanga que llevaba definían su feminidad en formas que yo ni siquiera hubiera imaginado posibles.

Los ligueros sujetaban unas medias blancas con perlas y encaje en el borde.

Lo último que asimile fue que Camila, era una mujer que siempre usaba zapatos de deporte o botas bien usadas, tenía unas sandalias blancas de tacón alto.

Camila esbozó una lenta sonrisa.

CAMI:__¿Qué piensas?

BEN:__Yo no ... - tragué  saliva - No creo que esto se trate de pensar.

CAMI:__Cierto - miró a mi cremallera - Pero he conseguido la reacción que quería. ¿Quieres... quitarte esa ropa? Parece un poco... apretada.

BEN:__Hum, Sí.

Bajé la vista y ví que todavía llevaba la botella, las copas y las margaritas, pero tenía el cerebro tan abotargado, que no sabía dónde ponerlo.

Ya era un milagro que no me hubiera derramado el vino en la alfombra.

Camila extendió los dos brazos.

CAMI:__Yo sujetaré la botella y las margaritas. Puedo servir el vino si quieres mientras te desnudas.

La miré con los dos brazos extendidos y tuve el impulso de tirar todo lo que llevaba en las manos y unirme a ella al instante en aquella tentadora cama.

Gemí con suavidad y agite la cabeza para despejarme.

Necesitaba hasta el último extremo de control del que dispusiera para conseguir la lenta seducción que había planeado.

CAMI:__¿Te pasa algo?

BEN:__Sólo que me has dejado sin aliento y estoy haciendo un esfuerzo por recuperarme.

CAMI:__¿De verdad que he hecho eso?

BEN:__Sí, de verdad - le pasé la botella y los vasos y cuando los posó al lado de la bandeja, le di la corona de margaritas - Normalmente soy más educado cuando entro en la habitación de una dama con vino y flores y se las doy sin esperar a que me las pidan.

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