Capítulo 26

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En el capítulo anterior.....

Todas eran buenas razones y, sin embargo, me sentía como si me hubieran tirado una carga de cobre sobre el pecho.

Saber que nunca volvería a hacer el amor con Camila me resultaba insoportable.

Tenía que ser fuerte

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BENJA

Una música exótica con una pulsante percusión llegaba desde la habitación de Camila y me excité al instante pensando en lo que me tendría preparado.

Pero, fuera lo que fuera, resistiría.

Aunque tal y como era Camila no iba a ser fácil.

Ahora que lo pensaba, la aventura sexual le pegaba a la perfección.

Cuando eramos pequeños también me había tentado con ideas excitantes.

La lancha que habíamos construido y en la cual casi me había ahogado, la expedición para cazar caballos salvajes, el viaje para explorar una caverna.., todo habían sido ideas de ella.

Dios, no sería fácil salir de aquí y olvidar la excitación de amarla, pero a largo plazo tendría que aprender a vivir sin la suave boca de Camila, su calor, su húmedo cuerpo, su...

Me quedé en el umbral de la puerta y sentí como se debilitaba mi resolución.

Camila estaba bailando.

Y no era precisamente una danza ordinaria.

Llevaba pantalones transparentes que se ajustaban a sus caderas, un sujetador de brocado con monedas prendidas, un ancho brazalete de color oro en el antebrazo y un velo cubriéndole la nariz y la boca.

Era la viva imagen de una princesa de harén completa con unos diminutos cimbales metidos por los dedos.

Mantenía el compás con ellos mientras giraba las caderas con el ritmo más seductor que jamás había visto en mi vida.

CAMI:__¡Sorpresa! -su sonrisa era apenas visible tras el velo- Llevo semanas practicando -siguió bailando mientras me incitaba a sentarme en la silla que había colocado en una esquina-.Y ahora voy a bailar hasta que te vuelva loco. Disfrútalo.

El ligero velo producía el efecto más increíble, resaltando la sensual mirada de sus ojos y haciéndome desear con locura su boca simplemente porque no la podía ver muy bien.

Pero no podía besarla.

Tenía algo que decirle aunque no podía hacer el anuncio en el acto.

Después de todo, ella había estado practicando aquel baile durante semanas para sorprenderme.

Al menos, le debía la cortesía de contemplarlo.

Y además, no podía apartar los ojos de los movimientos rotatorios de sus caderas.

Me preguntó lo que sentiría si... No, no pienso hacerle el amor esta noche, así que me iré en cuanto terminara la danza.

Me desplome en la silla e intenté aparentar un leve aburrimiento mientras ella danzaba a mi alrededor con movimientos cada vez más rápidos.

Tragué saliva.

Entonces, Camila empezó a añadir una nueva dimensión al baile con un suave balanceo de sus senos, que hacía bailar todas las monedas.

Me humedeci los labios resecos.

Camila se acercó más rozándome con la cadera al bailar.

Su vientre aumentó de velocidad y entonces se inclinó hacia adelante sacudiendo los senos tan cerca de mi cara que hasta pudo ver las pequeñas gotas de sudor y la perla que llevaba allí todo el verano.

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