CAPITULO 14

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Kang Samantha

Jimin cocinaba algo de comer mientras yo solo reía por la forma en la que habla y mezclaba los ingredientes, era muy gracioso. Los chicos habían llamado para decir que en unos minutos estarían en la casa y nana se fue por lo que le toco cocinar a Jimin.

—Deja de jugar con la harina.—Digo.

—No.—Dice y choca sus palmas haciendo que la harina vuele y ensucie su ropa—.Mierda creo que fue mala idea.

—Muy mala idea.

—Ok, no hay de otra.—Dice quitándose el buzo.

—¿Q..que haces?.—Tartamudeo por ver tanta piel a mi vista.

—Quitarme el buzo, no quiero que se ensucie más.—Dice mirándome divertido.

Trago fuertemente mientras sin disimulo alguno miro el cuerpo marcado de Jimin, delgado, pálido, una V se formaba en su bajo abdomen y, Dios estaba muriendo lentamente.  Jimin se acerca más a mi y hace que su cuerpo este más cerca al mío, yo al lado de él soy pequeña y parezco muy indefensa.

—¿Estas nerviosa?.—Pregunta.

—N..no, yo nerviosa claro que no, puff, no se que e..es eso.—Digo tratando de la cara de Jimin pero mis ojos siguen viendo su abdomen.

—Estas nerviosa.—Asegura Jimin.

—Estoy nerviosa.—Confirmo mientras sigo viendo su cuerpo.

Sin yo esperarlo Jimij coge mis manos y las coloca en su pecho, mi piel se puso como la de una gallina y mi respiración se entrecorto, joder, necesito un tanque de oxigeno o voy a morir.

—Tranquila Sam.

—¡Como quieres que este tranquila cuando tengo mi mano en tu piel desnuda!.—Exclamo.

—Hey.—Sus manos rodean mi rostro para así depositar un beso en mis labios—.Soy tu novio, es normal que me veas de seguido así.

—Se escucho tan bonito, "tu novio".—Digo cambiando de tema.

—Lo se, pero no cambies el tema señorita.

—Esta bien, tratare de no poderme nerviosa, solo dame un poco de tiempo se que me acostumbrare a verte sin camisa.—Digo.

—Te acostumbraras, eso lo se.—Asegura mientras me da la espalda y camina a sacar algo de la nevera.

Joder que espalda. 

Pienso mientras veo su espalda.

—Te escuche.—Habla de repente Jimin sacándome de mis pensamientos.

—Carajo.—Susurro cerrando mis ojos algo avergonzada.

—¿Así que te gusta mi espalda?.—Pregunta con una sonrisa.

—Solo dije, "Joder que espalda", no malinterpretes.

—Eso hice y por la forma en que lo dijiste se que te gusta mi espalda.—Habla confiado de sus palabras.

Rodo mis ojos.

—Asch, cállate.—Digo tirándole algo de harina en el cabello.

—Esta me las pagas.—Dice mirándome desafiante mientras me tira harina en mi jersey—.No Jimin, nana luego nos mata.

—Tu empezaste.—Dice alzando sus hombros.

Lo miro con una sonrisa y cojo harina de la bolsa y le tiro en la cara.

50 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora