Capítulo 40

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Mi sombra es la única que camina a mi lado, mi superficial corazón es lo único que está latiendo.
A veces desearía que alguien me encontrara...

Una vez lo oí en una canción... A veces la soledad cansa tanto que te ahoga y sólo quieres personas que caminen junto a ti, aunque te aferres a ellas sabiendo que volverás con tu sombra.

•••

Apenas eran la 9:00 am

-

Compra este - dijo Isa por quinta vez con un vestido en mano.

- Pero ya tengo varios en mi casa ¿para qué comprar otro?- respondí lo mismo cada vez que me preguntaba eso.

- Con los que tienes en casa pareces salir de Barbie ¿sabes cada vez que ella tenía que cambiar de estilo al final porque sí? - dijo Alana

- Cierto, nunca entendí porque tenía que tener uno diferente pero igual me encantaba- dijo Isa - pero sí, es tan estilo infantil que parecerías a Barbie.

- Bien, me llevo el vestido- dije accediendo.

- Aleluya, llevamos dos horas en esto- dijo Alana

- Y serán dos más, porque toca elegir uno para ti- dijo Isa.

- Pero es que también tengo vestidos en casa, y bonitos - dijo Alana de igual manera que yo.

- Yo pasé por esto, ahora te toca a ti- dije apoyando a Isabel.

- Somos mayoría, ¡vamos a esa!- dijo señalando una tienda de enfrente, vendían toda la ropa negra.

- Así me encanta la idea, ¡Vamos!- dijo Alana.

En serio esperaba que no se llevaran las 2 horas como yo, necesitaba ir a la librería.

Llevábamos media hora, en la misma tienda, ¡si! ¡La misma tienda!.

- No creo que sea posible que no haya algo que no sea tan vulgar en esta tienda para una chica de su edad- dijo Isabel roja.

- Creo que mejor nos vamos- dije en voz más baja- sólo no hay lo que buscamos.

- Emily tiene razón, vamos a la del frente- dijo Alana tomando la mano de Isa.

Y así nos fuimos a la tienda del frente, sólo que esta vez apenas entramos Alana dió media vuelta y se fue.

Isa se fue detrás de ella para que regresara pero yo me quedé, a lo lejos de tanto rosa, rojo, amarillo y azul, vi un vestido negro en el fondo.

Tan opaco y apartado, pero aún así resaltando.

Me acerqué a la que atiende y le pregunté el precio y la talla, era perfecto para Alana.

No lo pensé dos veces y lo compré, estaba en una caja grande y pedí que le colocaran un lazo.
Mi teléfono empezó a sonar, era Alana.

- ¿Dónde estás? Tenemos 20min buscandote- dijo Alana ya con tono de fastidio.

Pobre Alana, ella tan negro e Isa tan blanco, y luego estoy yo... Intermedio, gris.

- Estoy en la tienda en la que ni siquiera entraste- dije y me colgó.

Al momento ya estábamos juntas.

- ¡Feliz Navidad, Alana!- y le extendí el regalo.

Ella sólo veía el regalo y me veía a mi, si ella lloraba yo también.

Mientras Sobrevivo  √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora