Capítulo 43

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Marcas... Líneas, gruesas o finas, oscuras o claras, decoran nuestra piel, cuentan de nosotros, de nuestro camino, nuestras experiencias, nuestras vivencias... Nuestro dolor.

Veía las líneas de mis manos, tengo más que hace un tiempo, una mano diferente a la otra, distintas marcas.
Llegando a pensar que cuenta algo de nosotros en particular, puede ser paranoia mía por tanto estar encerrada.

Derek se ha hecho presente en mis días aunque no como quisiera.
Tenia la ventana de mi habitación abierta, seguía el invierno y todavía faltaba por acabarse.

El sonido de la puerta hizo que me sobresaltara, podía ver la alta figura de Derek, no sólo yo he perdido peso debo admitir.

- Cambiate que vamos a salir- dijo de manera seca y dominante.

- No iré a ningún lado contigo- le respondí y seguí viendo por la ventana.

Al momento sentí como la ventana se cerró, me tomó por sorpresa, hizo que me asustara un poco.

- Dije que te cambiaras que vamos a salir- dijo mirándome de manera desafiante, era primera vez que se comportaba de esa manera.

- Ya voy- seguido de eso salió de mi habitación.

Buscaba en mi armario pero me faltaba ropa y abrigos, pero luego me pondría a buscar bien, ahora veré que quiere él.
Me coloqué un jean negro, un suéter turquesa y un abrigo negro, mis botas para la nieve, mi bufanda,mis guantes y mi gorrito... Yo enferma y con ese clima no es una buena combinación.

Derek ya estaba en el auto, así que me subí.

Permanecimos en silencio una media hora, hasta que lo rompí yo.

- Derek ¿que haces? - dije volteandome hacia él.

- Yo, nada- dijo de manera tranquila

- Derek, estamos lejos del pueblo ¿a donde vamos? - dije un poco histérica.

- Vamos a un lugar- dijo de la misma manera, solo que acelerando un poco.

- Comenzaré a gritar si no te paras- dije amenazante.

- Adelante- dijo indiferente.

- Lo haré, Derek- repetí.

- No veo que lo estés haciendo- él estaba seguro que no lo haría.

- ¡Auxilio! ¡Ayudenme! ¡Me quiere matar! - empecé a gritar golpeando el vidrio de la ventana.
El estaba era riéndose.

En un momento ya no estaba gritando, fui bajando mi tono poco a poco, pude ver como el dejaba de reír y me veía de reojo.

- Ya vamos a llegar - dijo intentando calmarme.

- Hoy es fin de año Derek, tenemos que volver- dije desganada.

Me sentía mal, no quería ni hablar.
Pero él tenía razón, faltaba poco, a lo lejos podía ver una pequeña cabaña.

Se estacionó justo enfrente, estaba solo, esto era alejado, podía matarme si quería.

Nos bajamos y vi como se dirigió hacia la maletera del auto, sacando una de las maletas que tenia en mi casa.

- ¿Cuando pudiste...? - deje la frase en el aire.

- Hace frío- dijo cerrando la maletera- adentro te explico.

El lugar se veía acogedor, tenia calefacción asi que me quité el abrigo, los guantes y la bufanda, pero me detuve en lo que se supone que debía ser el árbol de navidad.

Eran fotos pegadas en la pared haciendo una forma de un árbol, con luces decorando para hacerle más forma, era yo, sonriendo,mirando hacia otro lado, tomando café o chocolate, en la cena de navidad, todas era yo, finalmente leí: lo mejor de mi año.

- ¿Que diablos quieres de mi Derek? Por favor dime- el trayecto hasta aquí lo había visto difícil pero finalmente terminé llorando, casi no podía formular las palabras- por favor, dime que quieres.

Sentía mis ojos empezar arder, y mi nariz a taparse un poco, también sentí los brazos de Derek alrededor de mí.

- Te quiero a ti Emily...- dijo en un susurró a mi oído- quiero estar contigo, te amo.

- No quiero verte sufrir por mí, porque es lo más probable que pasará- dije en el mismo tono que él.

- Me arriesgaré.

- También te amo- dije levantando la cara.

Lo extrañaba, lo extrañaba tanto, a él, sus besos... A veces creía que me besaba en alguna madrugada pero terminaba siendo una ilusión fugaz, sentía su voz llamándome pero era mi cabeza haciéndome falsas consolaciones.

Esta vez no era una falsa ilusión, era él, eran sus labios contra los míos, eran esas emociones que me hacían divagar entre la fantasía y la realidad.

Podía sentir sus labios en mi cuello,mis manos se mantenían en su nuca, ya no sentía tanto frío como hace un momento.

Ya no tocaba el suelo, mis piernas estaban alrededor de su cintura, sus labios estaban de nuevo sobre los míos mientras sentía la pared en mi espalda.

- Supongo que ya no hay nadie que nos interrumpa- dije en susurros poco entendibles, mi respiración no ayudaba mucho.

- Supones bien- dijo de la misma manera, mientras se quitaba su sudadera.

Sus manos reposaban en mi cintura, podía sentir su piel tibia contra la mía, poco a poco la tela de mi suéter se deslizaba hacia arriba hasta no saber de él.

Sus labios se encontraban ahora un poco mas abajo de mi cuello, y sus manos en mi espalda, sabía que seguiría luego y no pensaba en detenerlo.

Líneas, trazos, recorridos y sensaciones, muchas cosas en nuestra piel.

Mientras Sobrevivo  √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora